Al ciudadano guineoecuatoriano (IV)

 

Por Nguema Faus

… Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, peor sordo que el que quiere oír, ni peor pobre que el que sigue negando su situación, aunque se esté muriendo poco a poco de hambre y miseria. Sabemos que en todos los regímenes, dictatoriales, populistas o democráticos, siempre hay fanáticos dispuestos a negar la realidad y su fracaso hasta la ruina más absoluta y la muerte. Esto no es nuevo; siempre ha pasado, pasa y seguirá pasando. El ser humano es así; es capaz de dar la vida por un ideal noble para él y para la mayoría, y al mismo tiempo capaz de creer, sacrificarse y dar su vida por un ideal falso y equivocado para la mayoría, pero igual de noble sólo para él y su grupo.

Por eso sabemos que, por mucho que nos empeñemos en aportar aquí  nuestro granito de arena para ayudar a los paisanos a reflexionar y abrir los ojos y la mente, hay muchos que, pase lo que pase, no cambiarán nunca su opinión sobre el gran “paraíso de paz, desarrollo y libertad” que es Guinea Ecuatorial. Seríamos ingenuos si no reconociéramos y contáramos con esto. A pesar de todo, seguimos convencidos de que los verdaderos cambios suelen empezar por unos pocos, y el cambio de mentalidad en los ciudadanos es muy importante, aunque sea muy lento y costoso.

Los cambios desde arriba, es decir, los cambios de gobierno y de régimen, son importantes y decisivos; pero los cambios desde abajo, es decir, los cambios de mentalidad en los ciudadanos, también son igual de decisivos e importantes. Un país no lo cambia uno solo, lo cambian todos, aportando cada uno lo que puede. Unos trabajan y luchan por el cambio desde arriba; otros trabajamos y luchamos por el cambio desde abajo.

¿Por qué es también igual de importante y decisivo el cambio desde abajo, es decir, de los ciudadanos? Porque es la verdadera base que provoca y sustenta después el cambio desde arriba. Si los ciudadanos no están preparados ni convencidos de que las cosas tienen que cambiar para empezar a construir una sociedad diferente, aunque haya cambio de gobierno y de régimen, el nuevo gobierno lo tendría muy difícil; porque se encontraría con unos ciudadanos ingobernables, incapaces de distinguir lo bueno de lo malo, lo blanco de lo negro.

Pero si los ciudadanos van cambiando de mentalidad y asumiendo cada uno su responsabilidad, irán preparando el terreno para un cambio real y duradero en la sociedad. Te podría poner muchos ejemplos de ciudadanos que fueron cambiando y preparándose para crear una nueva sociedad después de las dictaduras en sus países; pero no lo hago para evitar comparaciones, ya que los guineocuatorianos somos muy buenos para discutir.

Esto es lo que pasa hoy en nuestra sociedad. Aunque muchos se empeñen en negarlo, la verdad es que cualquier persona que cambie a Obiang y su régimen lo tendrá muy difícil. Tantos años de adoctrinamiento, confusión, corrupción institucional y general, y manipulación de la verdad, no se cambian de la noche a la mañana. Por eso hace falta empezar a trabajar desde ya por la reconstrucción personal, mental, humana, psicológica y moral y espiritual del guineocuatoriano. Porque hemos llegado a una situación de tal confusión que hasta el militar y el sacerdote, que están para cuidar, defender y guiar al pueblo, ya no saben cuál es su misión.

(FIN).

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