Por José Eugenio Nsue
Cada vez me encanta la sentencia que pronunció el humilde carpintero de Galilea hace más de veinte siglos y cada vez tiene más sentido: «la verdad os hará libres» (Jn8, 32).
Uno de los defectos que padecen los guineanos en su gran mayoría, es la cobardía, el miedo patológico a decir la verdad, a expresar lo que uno piensa, lo que siente, lo que ve, o lo que vive. La clase llamada intelectual sobre todo, que debía de caracterizarse en tener un pensamiento crítico, ser incorruptible y ser consecuente con sus principios; en cambio es la más sometida y sumisa al régimen, y se caracteriza en hacerles la pelota y bailarles el agua tanto a la familia real de Akoakam como a todos los enchufados secuaces a los que, lejos de contarles y decirles la verdad que viven, ven y les rodea; les pintan una realidad imaginaria que solo existe en sus fantasías. Esto ha hecho que el país se degrade hasta donde ha llegado ya que el ‘establishment’, que son la familia y parientes de Obiang así como todos los enchufados miembros del Gobierno que viven en un mundo paralelo, lejos de la realidad; esos chupópteros les cantan y pintan maravillas fantaseadas inexistentes solo para que les den alguna prebenda o dádiva; y la iglesia que debía servir de la voz crítica de conciencia, ha optado por el mutismo haciendo suyo el dicho popular según el cual: ‘en boca cerrada no entran moscas‘. El resultado de tanta hipocresía, fariseísmo y cobardía son la inseguridad ciudadana, el pánico aterrador, la violencia generalizada, los robos, secuestros de niños, asesinatos y sacrificios humanos sin contar la corrupción sistémica orquestados tanto por el régimen criminal de los Obiang, como las bandas organizadas de delincuentes que, aprovechando la falta de Gobierno y de las instituciones que son todas inservibles e inútiles, se han hecho con el país.
Cuando las voces que advertían lo que estaba ocurriendo en el país y no había tantas imágenes como ahora gracias a las redes sociales, venían del exterior; los aduladores, peloteros y los estómagos agradecidos del régimen las calificaban de muertos de hambre, envidiosos y enemigos de la patria y la paz reinante; pero, como reza el refrán fang: «BAA KEKAT NSAIÑ MIMBÈN MÍCOT» (algo así como que, ‘no se puede ocultar el hambre cuando te adelgazan hasta las piernas); llevamos unos años recibiendo imágenes desgarradoras, audios terroríficos y testimonios espeluznantes de ciudadanos que dicen haber sido víctimas de robos violentos, macheteados inmisericordes, violados, agredidos en la calle, en los bares y en sus propios domicilios; otros que cuelgan fotos de familiares o suyas con marcas de la inusitada brutalidad de los asaltantes, menores desaparecidos; y otros que lloran por falta de comida, atención sanitaria, trabajo; o por que trabajan sin cobrar desde hace meses; sin que nadie haga nada. La impresión que tienen la población y los residentes es como si de repente un huracán hubiera llevado por delante a todas las autoridades del país así como sus fuerzas del orden público y el país se ha quedado en tierra de nadie, abandonado a su suerte.
Ahora que los pesos pesados del régimen, los ideólogos del gran movimiento de masas, PDGE, uno de los miembros del selecto y exclusivo club de los intelectuales del reino de Akoakam; esos que la escritora Trifonia Melibea llama en la entrevista en Radio Macuto «grupo de escritoras y escritores fabricados en Guinea incapaces de redactar un solo párrafo«(la cita no es literal), el ‘egregio’ Rector Magnífico de la magnífica Universidad Nacional de G. E. (UNGE); el Excmo. Sr. D. Filiberto Ntutumu Nguema también habla sin tapujos tal como lo hizo en su intervención en el programa A Fondo de la TVGE, y nos invita «a llamar las cosas por sus nombres«. En dicha intervención llega a afirmar que: «la ciencia siempre aconseja a los militantes de la ciencia comulgar con la verdad y hablar la verdad«; «cuando se nota la debilidad de las instituciones es cuando suceden los fenómenos como los que estamos hablando«; «la debilidad que se constata de las instituciones hace que el bandidismo y los asesinos se adueñen del espacio de la vida pública «; “¿a quién le corresponde la responsabilidad de garantizar la seguridad de los ciudadanos?«; «pero cuando esa seguridad está en cuerda floja, ¿a quién hay que atribuirle esta responsabilidad?…
@ecuatvurban OPINIÓN DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE GUINEA ECUATORIAL SOBRE LA DELINCUENCIA EN EL PAÍS
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Lo que acabáis de leer no lo dice ningún enemigo de la paz, un muerto de hambre y fracasado que vaguea por la Gran Vía y el Sol de Madrid; tampoco lo dicen esos opositores radicales que tratan de erosionar al Gobierno democrático del país; lo dice uno de los máximos dirigentes de alguna de las instituciones que califica de débiles para no decir inservibles, inútiles, obsoletas. Las respuestas a sus preguntas son sabidas hasta por un analfabeto de Mbalangun, Mabana o Batoikopo (Región Continental, Annobón y Bioco).
La seguridad nacional de un Estado la dirige el Presidente de Gobierno, quien nombra a los ministros de la Defensa, Seguridad e Interior. En el caso de Guinea Ecuatorial, el Presente omnímodo es el rey Obiang Nguema I – padre; el Vicepresidente, encargado de la Defensa y Seguridad de la nación, es su hijo, Nguema Obiang; el Ministro de la Defensa Nacional, es el cuñadísimo del omnímodo presidente y tío del heredero de la corona, encargado de la Defensa y Seguridad Nacional, Efa Mba; el Ministro de Seguridad es hombre de máxima confianza de la reina de Angong, la consorte del monarca de Akoakam, la Primera en todo y la madre Teresa de Calcuta, Nicolás Obama Nchama; o sea, los que tenían que garantizar el orden, la defensa y la seguridad del país, sus ciudadanos y sus bienes son la familia de los Obiang al completo que llevan en el poder 53 años (11 años de forma indirecta y 43, directa); en todo ese tiempo, el orden y la seguridad ciudadana han ido de mal en peor. Se ha pasado del pánico, robos, secuestros, asesinatos y detenciones arbitrarias de los cuerpos y fuerzas de la (in) seguridad del Estado y agentes de tráfico, a la delincuencia juvenil generalizada que está sembrando pavor y terror en la población propiciada por las llamadas bandas de los macheteros; jóvenes veinteañeros desesperados por la falta de trabajo, falta de perspectivas, falta de formación; seguramente también por falta de familias estructuradas; y han preferido ganarse la vida haciendo lo mismo que hacen los dueños del país, o sea robando pero, al no poder hacerlo como los mangantes de guante blanco, lo hacen atacando a todo lo que se mueve en su entorno, a la población indefensa y paupérrima al igual que ellos poniendo así al país patas arriba.
A pesar de esta desoladora, devastadora y descontrolada situación que atraviesa el país provocada por la inoperancia, incompetencia e inutilidad de la familia Obiang y sus secuaces jaleados por el PDGE durante más de cuatro décadas, ¿qué motivos y razones quedan para seguir votándoles? ¿Qué pueden prometer de nuevo al pueblo de Guinea Ecuatorial que no habían hecho hasta aquí?
Guinea Ecuatorial que no puede declararle la guerra ni siquiera contra Sao Tome y Príncipe, en lugar de formar y preparar un cuerpo de policía y gendarmes y dotarlos de instrumentos y material sofisticado para proteger a la población, garantizar la integridad de las personas y controlar las fronteras nacionales; se dedican a comprar armas, construir campamentos y a crear más academias para reclutar soldados y formar a militares como si se estuviera preparando para la guerra mientras unos adolescentes ponen en jaque mate a toda una nación con actos vandálicos. Y en lugar de analizar porqué se ha llegado a este extremo; qué oportunidades dan a esos también hijos e hijas de este pueblo; qué esperanza les aguarda y qué futuro les espera en su propio país; recurren para tapar sus vergüenzas a lo único que saben: la violencia y las torturas. Obiang ya ordenó en su día de cortar los tendones a los ladrones sin juicio y sin sentencia judicial; el otro sujeto pidió para los delincuentes «un señal»; ahora el Presidente de facto del país, el enajenado Tontorín arremete contra los jueces que son el Tercer Poder en una democracia (Poder Judicial) por aplicar la ley, ordena disparar a matar a los sospechosos delincuentes, torturarlos como si no fueran humanos; y aun así, les seguimos aplaudiendo y pleiteseando; ¿qué más puede pasar en este país, nos puede pasar para despertarnos de una puñetera vez?
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?
La démocratie soviétique, ne fait que distraire à la population de ses objectifs. Et l’opposition accompagne le PDGE, malheureusement dans ce jeux.
Car Obiang détruit l’économie, l’éducation, et les institutions, voir même l’armée sciemment pour affaiblir la population et voler tranquillement sa richesse.
Un ami de la GE