Le dije: No te enamores de mí,
que soy un dolor intenso de muelas.
-Yo un dolor de partos, nena, respondió.
Y juntos tendremos el remedio perfecto descuida, añadió.
Sentí que se estaba burlando de mi,
y en mi hermoso rostro.
Se lo volví a repetir,
como si de una sinta rayada se tratase;
y el me tomó como una patética charlatana, y sin juicio.
No daba crédito a lo que estaba viendo.
Cuanto más le repetía: «Soy una pesadilla como novia»,
más se enamoró.
Tomó aquél mensaje, «ridículamente preocupante», como uno de sus mayores retos.
Jamás había conocido a nadie tan jodidamente insistente,
hasta tal punto, de verme, y en colores alegres,
tatuada en su corazón.
Lo amé con el alma.
♥♥♥