El fundador respecto del despotismo

Por Ángel-Obama OBIANG ESENG.

En el capítulo inmediatamente anterior tratamos de destacar las características neo-patrimonialista y nepotista del presidente fundador en cuanto a su manera de dirigir Guinea Ecuatorial, nuestro país de todos, como si de una finca personal se tratara. En esta ocasión procuramos resaltar otra faceta: la de déspota.

Prescindiremos de recurrir de nuevo a circunstancias de la historia sociopolítica del despotismo-despotismo ilustrado de los siglos XVII y VIII-, para ceñirnos a una que tienen en común las dictaduras: la facilidad de no someterse a las leyes, a no ser por intereses que le aventajen.

Los últimos hechos, tales como la liberación –previa prisión preventiva, torturas y otros tratos crueles y degradantes -de Joaquín Elo Ayeto, y el empeño de detener al que fuera Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Juan Carlos Ondo Angue, pasando por alto –en los dos casos –lo previsto en la normativa implantada por la misma, manifiesta una serie de conductas despóticas que, como vimos anteriormente, la Ciencia Política ayuda a captar e ilustrar. Ni que decir tiene que, junto al neo-patrimonialismo y nepotismo que se vio antes, hay una gran transversalidad: un déspota hace “donaciones” –los dos millones a China y el premio a la UNESCO –y creaciones de puestos políticos, así como asignación de ventajas económicas de las riquezas nacionales a familiares y allegados sin someterse a ninguna Ley, y sin consultar ni responder ante nadie.

En los últimos días se habla de la convocatoria que el fundador acaba de hacer a los líderes o dirigentes de los partidos políticos legalizados en Guinea Ecuatorial. Según me enteré, se limitó a darles instrucciones de qué tenían que hacer frente a las posibles presiones externas para la democratización real del país. No estaba consultándole, sino que les daba instrucciones: una buena materia prima para los estudiosos de Politología.

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