Por Luis Suárez, miembro de La Comuna.
Guinea Ecuatorial. Esa pequeña ex-colonia española en África subsahariana, único país independiente en ese continente que tiene el español como uno de sus idiomas oficiales (considerando que el Sáhara Occidental no es propiamente un país independiente).
A pesar de haber sido colonia española hasta finales de los 60, la información y el interés sobre la existencia de este país de poco más de un millón doscientos mil habitantes son prácticamente nulos en nuestro país, salvo para las empresas que, de cuando en cuando, movilizan al gobierno de turno para conseguir concesiones con las que extraer sus recursos, en particular petróleo o madera, o para venderle sus servicios.
Efectivamente, solo cuando se trata de facilitar negocios, nuestros gobiernos se acuerdan de Guinea Ecuatorial. Y, en esas ocasiones, no se escatiman las loas a nuestras excelentes relaciones bilaterales, y los halagos a la calidad democrática de un régimen que no es sino una dictadura dinástica con ligera vestimenta democrática. El actual presidente, Teodoro Obiang, gobierna Guinea Ecuatorial con puño de hierro desde que en 1979 diera un golpe de estado.
En estos mismos días (el 12 de noviembre) se celebran unas elecciones legislativas en aquel país que apenas han tenido ningún reflejo en los medios españoles; sin embargo, más allá de los muy previsibles resultados de esas elecciones, hay otras 2 noticias recientes que han tenido protagonistas ecuatoguineano y que sirven para retratar fielmente la situación del país.
La cara sucia: Teodorín
La primera noticia recientemente aparecida se refiere precisamente al hijo de Obiang, conocido como Teodorín, vicepresidente del país; se trata de la sentencia, dada a conocer el día 27 de octubre, por el proceso judicial al que fue sometido en París.
Teodorín fue antes que vicepresidente ministro de Agricultura y Bosques, etapa en la que se enriqueció gracias a las comisiones ilegales y extorsiones a las que sometía a las multinacionales madereras por la explotación intensiva de las ricas reservas forestales de ese país.
Ilícita fortuna que ha venido desparramando en una ostentosa vida de lujos en la capital francesa, y en la adquisición de suntuosas propiedades, tanto en esa ciudad como en California y otros lugares, sin el menor cargo de conciencia, al parecer, por el contraste entre su ritmo de derroche y la persistente miseria de la población guineana. Su desinhibición consumista de nuevo rico acabó provocando que la justicia francesa tuviera que investigarle y, tras varios años y múltiples incidentes de intimidación mafiosa de los testigos, conseguir probar que sus dispendios constituían blanqueo de capitales entre otros delitos. Siendo así condenado a prisión (3 años) y multa (30 millones de euros), aunque ambas penas han quedado suspendidas en tanto ‘no reincida’.
Esta sentencia ‘en suspenso’ muestra al cabo la impunidad de que aún gozan los sátrapas en nuestro mundo globalizado, aún cuando, como en el caso de Teodorín, no hagan ningún esfuerzo por ocultar sus fechorías. El magro consuelo en este caso consiste en que al parecer la condena incluye la confiscación de sus bienes en Francia, y que según los medios de aquel país la sentencia constituya un hito justiciero como primera condena por corrupción, en suelo europeo, de un dictador africano.
La otra noticia procedente de aquella remota república nos muestra la cara opuesta del país y de su paisanaje. Si Teodorín representa la faceta grotesca y vil, el protagonista a su pesar de la otra noticia, Ramón Esono Ebalé, representa la cara noble y sufriente del pueblo ecuatoguineano.
La otra cara: Ramón Esono
Ramón es un reconocido y muy talentoso dibujante de años que en estos días cumplirá los 40 años, autor sobre todo de relatos gráficos, o cómics, de éxito e impacto social. Un creador comprometido con su gente y sus penalidades, que se dio a conocer hace años con tiras cómicas bajo seudónimos como ‘Jamón y Queso’, o en programas televisivos como ‘Locos TV’, clausurados en su momento por la censura. Además ha recibido diversos premios y reconocimiento internacionales, llegando a presentar su obra en la feria ARCO en el año 2010.
Pues bien, la segunda noticia es que Ramón ha sido encarcelado e incomunicado en la capital guineana, Malabo, unos días antes de la sentencia contra Teodorín, concretamente el 16 de septiembre. Aunque Ramón lleva unos años residiendo fuera de Guinea, a finales de agosto tuvo que viajar a este país con el fin principal de renovar su pasaporte, ante la negativa de la embajada en Madrid de tramitárselo.
Es más que probable que la denegación del trámite por parte de la embajada, que le forzaba a viajar a Malabo, fuera parte de la venganza que el gobierno guineano venía urdiendo contra él y que ha culminado con su detención. ¿La razón de esta venganza? Aunque en su anterior obra Ramón ha reflejado habitualmente sin adornos la realidad ecuatoguineana, la publicación en 2014 de su libro gráfico ‘La pesadilla de Obi’, ampliamente difundido desde entonces tanto en versión física como digital, ha sido el detonante actual de la ira del régimen guineano.
En ‘La pesadilla de Obi’, Ramón describe satíricamente una hipotética inmersión del déspota Obiang en la realidad cotidiana de su país, súbitamente despojado de sus privilegios y poder. La idea de un desvalido Obiang experimentando en sus propias carnes la miseria y arbitrariedad que los habitantes del país viven cada día no resulta tolerable para un régimen que tiene un amplio historial de denuncias e informes desfavorables en materia de libertades, corrupción y derechos humanos.
El gobierno de Obiang, con la hipocresía característica de muchas seudo-democracias, pretende disfrazar una detención política con delitos ‘comunes’ fabricados como blanqueo de dinero o algo similar. Pero la farsa carece de la menor credibilidad; está ya en marcha una campaña internacional por la libertad de Ramón que es necesario ampliar y sostener, si queremos evitar que el dibujante se convierta en otra víctima anónima de la tiranía Obiang. Dentro de esa reacción se inscribe la concesión a Ramón en estos mismos días del Premio 2017 al Valor en los Cómics, de la Red Internacional de Derechos de los dibujantes de Cómics (CRNI’s 2017 Courage in Cartooning Award, Nueva York, 4 de noviembre 2017).
La historia común colonial de Guinea Ecuatorial y nuestro país, nos obliga a una especial deuda solidaria con ese país que tiene en este caso una buena oportunidad para manifestarse. El propio Ramón Esono ha tenido con España una larga y estrecha relación, en particular a través de los centros culturales españoles, tanto en Guinea como en otros países.
Libertad para el preso político Ramón Esono
Como asociación de ex-presos y presas políticos, La Comuna se suma a la campaña por la libertad inmediata y sin cargos del preso político Ramón Esono Ebalé, rehén de un régimen totalitario y corrupto.
Exigimos también a nuestro gobierno, instituciones representativas y partidos políticos que, en razón a las relaciones privilegiadas que España mantiene con el régimen ecuatoguineano, se pronuncien en ese mismo sentido por la libertad de Ramón, demostrando así que su compromiso con los derechos humanos es algo más que mera retórica y que prevalece sobre intereses comerciales y diplomáticos.
Fuente : Público