Transparencia Internacional tilda de cleptocrático al gobierno de Guinea Ecuatorial

Por José Eugenio Nsue

«La corrupción es el enemigo del desarrollo y la buena gobernanza. Debe ser eliminada. Tanto el gobierno como el pueblo en general deban unirse para lograr este objetivo nacional» (Pratibha Patil, Nadgaon, India 1934; la primera mujer a ser elegida Presidenta en la India en 2007).

En su Informe anual de 2021 del Índice de Percepción de la Corrupción, Transparencia Internacional sitúa a la República de Guinea Ecuatorial en el puesto número 171 de un total de 180 países más corruptos del mundo de menos a más corruptos; solo nueve países de los 180 son más corruptos que el nuestro; y de una escala de cero (muy corrupto) a 100 puntos (limpia de corrupción), Guinea obtiene unos míseros 17 puntos de 100. La media del África subsahariana es de 33 puntos, la más baja del mundo.

Centrándose específicamente en Guinea Ecuatorial, la califica como Estado CLEPTOCRÁTICO («sigue siendo una cleptocracia«); en griego: clepto = ‘robo’; y crecía= ‘poder’. Entonces, ‘cleptocracia’ significa dominio de los ladrones: «el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo del capital, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el NEPOTISMO (trato de favor hacia los familiares o amigos a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos), el CLIENTELISMO POLÍTICO (tendencia a favorecer, sin la debida justificación a determinadas personas…, para lograr sus favores) y/o el PECULADO (en el antiguo derecho y hoy en algunos países hispanoamericanos, delito que consiste en el hurto de caudales del erario, cometido por aquel a quien está confiada su administración), de forma que estas acciones delictivas (en otras latitudes), quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico» (fuente: wikipedia.org). ¿Os suena esas definiciones de cleptocracia en nuestro país?

En efecto, Transferencia Internacional, una ONG con sede en Berlín, Alemania, está haciendo una radiografía, un diagnóstico certero, una cirugía hecha por los mejores cirujanos del mundo de lo que pasa en Guinea Ecuatorial, razón por la cual resulta imposible que el país pueda salir del fondo del estanque en el que nos han sumido la familia Obiang y sus colaboradores.

Hablar de la corrupción en Guinea Ecuatorial se puede ver como una perdida de tiempo cuando se ha comprobado y se ve, así lo dicen todos los analistas y expertos de la buena gobernanza, sociólogos, politólogos y activistas y luchadores pro derechos humanos y la democracia del mundo que esta está generalizada, patrocinada, promovida y bendecida hasta por las confesiones religiosas del país, y asimilada por el pueblo; es más, la corrupción está institucionalizada y adoptada como modus vivendi del régimen criminal imperante en el país; cuando los padres y los patrocinadores de la corrupción son en primer lugar, la familia real de Akoakam en pleno y sus allegados; en segundo lugar, los enchufados llamados miembros del Gobierno; en tercer lugar, y no por eso son menos corruptos, se sitúan los directores generales, funcionarios, fuerzas y cuerpos de la (in) seguridad del Estado, hasta los últimos del escalafón administrativo guineano; todos casi viven robando, trabajan para robar y sobreviven gracias al robo. Se ve robos y corrupción por todos lados, se respira la corrupción por los cuatro vientos; y a nadie en el país le repulsa, le abomina, critica ni evita; al contrario, todos o casi todos están soñando con tener una oportunidad para robar, corromper.

El primer ladrón de Guinea es el mismo rey Obiang Nguema I; no se sabe si es un ladrón de guante blanco o ensangrentado, o ambas cosas. Él empezó negando que en su Guinea no existía la corrupción; era un término occidental: «no existe corrupción en el país prácticamente», cuando él, sus mujeres, sus incontables hijos, sus primos, sobrinos y cuñados, sin que hubieran heredado de sus progenitores, sin que les hubiera tocado la lotería, sin tener acciones en las mejores bolsas del mundo y sin tener negocios ni empresas conocidos, se han hecho exageradamente súper ricos desde que están en el poder; ¿cómo y con qué se enriquecieron?: con el erario público, con los recursos naturales del país. Para ellos, todo lo que entra en las arcas del Estado, les pertenece, es de su propiedad; todos los recursos naturales nacionales y todos los bienes les pertenecen y hacen con ellos lo que les salen de los mismísimos cataplines. Sus subordinados y sirvientes han copiado de ellos, hacen exactamente lo mismo.

Ahora que el rey Obiang ya admite que la corrupción se ha adueñado de la administración general del Estado y ha hecho que el país vaya a la ruina porque nadie trabaja ya (tampoco lo hacían antes) por el país; la corrupción dejó de ser una práctica y una palabra occidental para africanizarse, guineanizarse; el susodicho reyezuelo se atreve a espetar en la cara a sus jornaleros miembros del Gobierno que se han hecho ricos a costa de la corrupción ya que ninguno de ellos había recibido de sus padres una herencia familiar, como si ellos, la familia real de Akoakam, si la hubieran recibido.

Como dice Pratibha Patil: «tanto el gobierno como el pueblo en general deben unirse para lograr este objetivo nacional de eliminar la corrupción», y sabiendo que este Obiang y su familia cleptómana, así como sus colaboradores igualmente cleptómanos son incapaces de cambiar y combatir la corrupción; sería como si dejaran a una jauría de lobos custodiar un rebaño de ovejas; los guineanos de bien, el pueblo sano, que sigue habiendo en el país, debemos condenar y luchar contra la corrupción, denunciar esa pandemia y plaga nacional, señalar a los corruptos que son todos esos que van presumiendo dentro y fuera del país con el dinero robado, y hacen ostentación con lo robado como el ‘Tonto nacional’, Tontorín, que promete primar con 200 millones de Fcfas en cada partido ganado de la Selección Nacional de fútbol hispano-guineana pero con el dinero del erario público y manda a la enchufada cliente política Secretaria General de la Tesorería a ir a repartir el botín; o sea, la Tesorería es de la propiedad de la familia Obiang. Hay que prepararse para que cuando llegue el momento, y está al caer, seamos capaces de descabezar, purgar, limpiar esa escoria de corruptos y empezar a construir una Guinea Ecuatorial pulcra, decente, honesta, orgullo nacional como lo está haciendo los hijos de los emigrantes guineanos de la Selección Nacional, verdaderos compatriotas que ahí donde están y han estado la verdadera cara y de lo que somos capaces de hacer los guineanos. Será muy difícil pero no imposible. ¿Quiénes están dispuestos a aceptar este reto y a comprometerse a ser guineanos ejemplares?

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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Un comentario

  1. Buenos días,
    las palabras ya no bastan en un país donde la mayoría se ha acostumbrado y conformado al modus vivendi de una plebe estúpida que solo ha patrocinado la estupidez como himno nacional.
    Dudo que sean capaz de discurrir de manera distinta debido que no disponen de un cacumen que les permita actuar de manera distinta.
    Creen ustedes que un ladrón podrá cortarle el tendón a su socio?
    Solo existe en este país:EL CLIENTELISMO COMO POLÍTICA DE ESTADO.
    Los pocos que aun discurrimos, deberíamos hablar de una sola voz y empezar a tratar cosas serias. Sin embargo, los tontos y tantos esbirros que desde hace tiempo se autodenominan lideres políticos no son otra cosa que gemelos del sátrapa y del satrapin.
    Carecen al igual que ellos de una visión para este pueblo.
    Se engordaron con las falacias y los jamones que les dieron de comer los caciques del colonialismo.

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