Por José Eugenio Nsue
«HEMOS PASADO DE LA ETAPA DE: ¿SABES CON QUIÉN TRATAS?, A ORDENAR ASESINATOS PÚBLICAMENTE.«
La verdad es tan tozuda y tan imparable que siempre acaba saliendo. Ya lo dijo el Señor: «la verdad os hará libres» (veritas liberabit vos. Jn.8: 31-32).
El pasado 15 del presente mes, el dictador y criminal más longevo del mundo, Obiang Nguema Mbasogo, haciendo gala del cinismo y la caradura que le caracterizan, dijo durante su intervención en la falaz ‘apertura’ del año judicial: «hemos superado la etapa de ¿sabes con quién tratas?… ahora, cada uno tiene que asumir sus responsabilidades sin tener en cuenta de quien sea pariente», algo así como quien la hace la paga. Según su percepción, siempre distorsionada y alejadísima de la realidad, el sistema judicial está funcionando, las leyes se están cumpliendo y los jueces y magistrados son libres e independientes a la hora de impartir la justicia. Otra vez volvió a pintar un país en el que sólo él y los suyos viven, nada que ver con la realidad evidente y palpable. Decir que ahora, precisamente ahora, se están viendo los avances y la eficacia del Poder Judicial, el buen funcionamiento y la imparcialidad de los jueces y magistrados a la hora de impartir la justicia, así como su autonomía e independencia gracias a ello se está consiguiendo luchar, combatir y acabar con la corrupción y la delincuencia en el país, lo que ha denominado:»la época anticorruptiva ecuatorguineana», es una broma macabra propia de psicópatas.
Mientras alucinaba el moribundo criminal y dictador con un país donde la justicia funcionaba y las instituciones funcionaban, se hacía viral un audio en el cual, un paisano denunciaba el intento de contratarle por el general del ejército Martín OSA NDEMSOGO para asesinar al amante de su esposa cuyo contenido traducido y resumido es el siguiente: «GENERAL: Mbomio; venid a verme mañana en casa, tú y Chiquet. MBOMIO: ¿ Yo y Chiquet?. GR.: Sí. ¿Conoces a Chiquet?. MB.: Sí. GR.: venid a encontrarme mañana. Como no habíamos pactado aún las condiciones, pero yo ya he hablado con él para que vengáis los dos. MB.: Vale, entendido. Pero sabes que tú no me puedes encargar ese tipo de cosas. No vuelvas a encargarme tales cosas. No soy un matón; yo no asesino a las personas. No voy a ir, no iré. No me puedes encargar un asesinato. No soy un asesino. GR.: Podías decirme que… no estabas… MB.: Nada, nada. No me lo vuelvas a decir. No entiendo por qué a mí me haces ese tipo de encargos. Tú tienes familiares (parientes), ¿por qué no se lo dices y en cambio me lo encargas y sin conocerme? Tienes familiares. GR.: Yo pensaba que eras…, ¿lo podemos dejar así? MB.: Nada, no me lo vuelvas a decir y tampoco lo voy a dejar así, lo tengo que contar. GR.: Por favor, te lo pido, te lo suplico; me arrodillo para que lo dejemos así. Me arrodillo ante ti para que no lo cuentes a nadie. MB.: Nada, no lo voy a dejar así, lo tengo que contar; lo he difundido. No sé por qué me vas a pedir que vaya a matar, ¿quién te ha dicho que soy un asesino?…«
Ese ‘general’, que al igual que la pléyade de generales todos procedentes de la misma región y de la misma estirpe (el susodicho general es natural de Nsok Nsomo), se desconoce las academias militares de oficiales donde se formó y los méritos militares para llegar a ser general del ejército. Según se ha sabido, el general reclutador de sicarios para «liquidar» y «lastimar» a los amantes de su esposa, está arrestado por falsificación de dinero; él reconoce en otro audio con una allegada que ya había torturado al mismo amante que ahora quiere asesinar, el tal Javier, en las dependencias militares de Ebebiyín, lugar de su último destino, utilizaba a sus subordinados para servirle como sicarios y extorsionadores.
Lo más terrible del caso y de la situación es que la semana en la que el embaucador y cínico Obiang sacaba pecho y proclamaba que en su coto privado, Guinea Ecuatorial, por fin se empezaba a aplicar la justicia, se había acabado la etapa de ¿sabes con quién tratas?, nadie quedaba impune aunque fuera pariente o familiar de quien fuese; escuchamos atónitos cómo se planean a plena luz asesinatos desde la residencia de un general del ejército arrestado domiciliariamente por delitos graves, pero vive con todo tipo de lujo, convoca a sus subordinados, funcionarios de los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado, para que hagan de sicarios, dispone de teléfonos para comunicarse y hacer negocios… y no pasa nada. Desde que han salido a la luz todos esos audios, no ha habido ninguna reacción por parte de las instituciones, ni autoridades, ni la Fiscalía General, ni Militar, ni el Sobrinísimo Vicepresidente de su padre, responsable de la defensa y seguridad de su familia, ni el tío y cuñadísimo Ministro de la defensa al que pertenece el susodicho general lo que hace indicar que salvo nosotros, ingenuos que nos remueven las entrañas con esos hechos, esas prácticas mafiosas como tramar los asesinatos, secuestros y torturas, así como la utilización de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado como sicarios para labores de ajustes de cuenta, asesinatos, torturas y extorsiones; es su modus operandi.
Los rumores y testimonios de que muchos Ministros y Prohombres del régimen tienen a su disposición a escuadrones de muerte, bandas organizadas y militares para ir eliminando y cargando a los señalados se oyen a diario en este país y hay evidencias. O sea, nada nuevo bajo el sol en este esperpento de país. Se habla de Ministros cuando ninguno sabe si quiera cuáles son sus funciones o competencias y no administra nada, son simples figuras de adorno; se habla de generales del ejército cuando muchos, si no todos, no saben a penas escribir sus nombres, ya no hablamos del manejo de armas, diseño de estrategias o dirigir una unidad militar, brigada, división o un cuerpo de ejército. Se visten de uniforme que compran en mercadillos y se disfrazan de militares como en cosos carnavaleros, incapaces de hacer lo que se les supone que saben, defender la integridad territorial, garantizar la seguridad nacional y luchar contra el crimen organizado; resulta que ellos mismos son los sembradores de terror y miedo en el país mientras este va a la deriva y los vecinos se están aprovechando para repartirse el territorio; la inseguridad, el caos y la pobreza se adueñan de lo que queda de él. Son tan inútiles que hasta los mismos que les han disfrazado de generales, tenientes coroneles, comandantes o capitanes, prefieren ahora que les protejan unos mercenarios porque no se fían de ellos ni un pelo.
Un arrestado domiciliario por falsificación de dinero, presuntamente, está alegremente en su casa con todos los privilegios y comodidades tramando asesinatos y viviendo como rey, cuando otros como Juan Lupercio Nsibi Omogo, ex director de SEGESA, se pudren en la cárcel con delitos menores sin condena, sin juicio y sin sentencia por no pertenecer al club selecto de los allegados y amigos de los dueños, ni ser de ahí; mientras otros defraudadores príncipes y catedráticos de la corrupción campan a sus anchas y se erigen en adalides de luchadores y combatientes de la corrupción, y el Padre y Maestro de todos los corruptos y asesinos va inaugurando años judiciales como Primer Magistrado, de chiste. ¿Dónde está el Poder Judicial, dónde están los Jueces y Magistrados, dónde están la policía y la gendarmería, dónde está el estado de derecho para detener al general y su banda por tramar un asesinato? ¿Qué tiene que pasar en este país para que la gente se dé cuenta que Obiang y su régimen han formado una asociación criminal y los causantes de todas sus desgracias?
La impunidad sigue siendo el Código Penal de este infierno de país, y mientras sigan ellos en el poder, seguirá siendo así.
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?