Por Crispin Mba
Hay tiempos en los que uno no sabe muy bien qué escribir, llevo un tiempo averiguando asuntos de los que contar a la gente. He pensado en el luctuoso caso de los esclavos en Libia, pero no es nuevo, ni se hace sólo en Libia, África es el continente de la esclavitud y el colonialismo por excelencia. Por ejemplo, en Guinea Ecuatorial, país “soberano e independiente”, las cárceles están llenas de guineanos en condiciones de esclavitud por pensar diferente al régimen. Los africanos pierden la vida en el Estrecho de Gibraltar cada día. Las ganas de los africanos de abandonar sus países y jugarse la vida donde sea, sigue creciendo. La expulsión de Mugabe en el poder y la cumbre UE y África me quedan muy lejos. Las putrefactas elecciones del PDGE y las mismas contradicciones del dictador de Guinea Ecuatorial juntamente con los incidentes de Akonibe, no son nada nuevo bajo el sol de injusticia que es Guinea. Parece interesante el debate sobre la muerte de Maele por un artículo publicado por Andrés Esono Ondo, líder del CPDS, haciendo un paralelismo entre Maele y Lucianito, músico y futbolista cuyos fracasos se entrelazaron en España, aunque sólo le faltó añadir algún que otro político o partido político con el mismo destino: el fracaso español, pero no resulta demasiado atractivo; como tampoco lo parece la dictadura en general ni el trajín hereditario y testamentario de la dictadura, ni siquiera la reciente reflexión del profesor Okenve sobre la desorganización de la sociedad guineana. Sencillamente porque nunca hacemos debate, si no es para insultar y llevar siempre la contraria a nuestro casillero.
Hay quienes vuelven una y otra vez al asunto de los herederos más robadores de la dictadura, empujando uno al otro para que se riñan. Y otros cargan las tintas contra el dictador padre; hombre huraño, esquivo e intratable, que ha asumido por completo que, Guinea Ecuatorial será otra cosa después de su muerte. En realidad, todos los que llaman a contar estos temas tienen razón, pero, en mi opinión hay que atender al tema único que casi coincidimos muchos, si no todos: ardor por nuestro país Guinea Ecuatorial y buscar soluciones inteligentes a los problemas. No debería cundir el desánimo porque los mismos diputados que robaron en la legislatura pasada han vuelto a subir al podio para seguir robando, ni mucho menos porque la dictadura es cada día más dictadura. Lo visto desde dentro es que ni los que roban ni los que sufren los desmanes de los ladrones de la dictadura están a salvo.
Cuando me preguntan qué creo que habría que hacer para poner fin a la dictadura, siempre respondo con la misma respuesta: Educar. No veo otra salida por ninguna parte. Una masa como la que puebla las excéntricas plazas nacionales y en las redes sociales, actores de un pueblo que nunca ha conocido la libertad y la busca con angustia, no podrá cambiar las cosas que ellos mismos entrañan sin gente con formación.
Nos esperan semanas en las cuales la dictadura se va a lucir entre sus abejas mayas, estos que han subido a los aviones para comprar algún que otro traje, corbata y ajuar para cobijar el cutis con aromas europeas para el día del juramento en masas. Este larguísimo día que todas las avispas del PDGE se ponen delante de un libro, una cruz, un ramo de flores todo puesto en la mesa y preparado minuciosamente y detrás de esta mesa un rostro áspero y huidizo masticando no se sabe qué hierba, mirando fijamente al elegido que pronunciará un juramento que nunca va a respetar. Vuelven días de agitaciones, nuevos coches de regalo, nuevas prebendas, nuevas instrucciones para mantener el “status quo” y esperar a ver si hay alguna reacción desmesurada de los guineanos.
Como he dicho al principio, hay días, semanas, meses, años en los que uno no sabe qué contar. No porque no suceden cosas, pero quizás no me parecen interesantes. De todos modos, hay algo que, si me anima el cuerpo a escribir y podré hacerlo por extensión: es la veda que abrió Andrés Esono Ondo, líder del CPDS en su artículo “Maele y la maldición guineana”. ¿España defenestra a nuestros talentos? NSILI.
Fuente : Guinea-Ecuatorial.net