Por José Eugenio Nsue
Desde el siglo V a.C. ya se sabía que la energía (el fuego) era uno de los cuatro elementos imprescindibles para la existencia, el desarrollo y la civilización humanos (teoría de los cuatro elementos, Empédocles); con la Revolución Industrial y hasta la fecha, la dependencia de la energía para la vida de los seres humanos en todos los sentidos es vital, imprescindible; sin ella no habría la existencia humana. Con la energía las fábricas funcionan; los aviones, trenes, metros, coches, barcos, etc se mueven; las enseñanzas, los edificios, la administración, los electrodomésticos, la circulación, etc, etc, dependen necesariamente de la energía. En los países civilizados y desarrollados, sin la energía se morirían millones de personas y gracias a ella se obtiene el aire acondicionado cuando el calor aprieta, la calefacción cuando el frío amenaza; muchos aparatos vitales (ortopédicos, quirúrgicos, médicos…), artefactos ahora imprescindibles como los teléfonos móviles, ordenadores, tablets, tostadoras… funcionan gracias a la energía; muchas de las guerras y disputas mundiales tienen que ver por la disputa y el control de la energía o por su escasez. O sea, hoy por hoy no puede haber vida sin la energía.
Resulta que en el país de alegre memoria que los Obiang han convertido en el coto, propiedad privada de uso exclusivo para ellos y sus allegados, dos de los cuatro elementos imprescindibles para la vida humana: el agua y el fuego (energía), brillan por su ausencia.
Lo del agua clama al cielo, no se explica que en un país donde llueve a cántaros durante más de seis meses al año, hay ríos casi en cada kilómetro en todos los rincones de la geografía nacional, en cambio el agua potable sigue siendo un tesoro imposible de encontrar; más del 80% de la población no tiene acceso al agua potable; en los pueblos se toma el agua de los ríos y fuentes no tratada; Bata, la capital ¡¡¿económica?!! y la segunda ciudad importante del país no tiene ni siquiera una canalización de agua. Malabo, la capital de toda una nación el agua es testimonial, a penas llega a los hogares de forma general y continua; la obsoleta canalización que había fue hecha por los colonos y al no mantenerla ni mucho menos renovarla, hace aguas (nunca mejor dicho) por todos los lados; los cortes y reventones de tuberías son a diario y ni aun así tampoco llegan a los hogares. La competencia de estas infraestructuras básicas e imprescindibles para una ciudad es de los ayuntamientos que están dirigidos como en todo por el régimen dictatorial. Como en la antigüedad, en algunos barrios, municipios y pueblos, puede haber un grifo común de un pozo hecho generalmente por una ONG o por una orden religiosa misionera.
En cuanto a la luz, otro fiasco. En más de cinco décadas que esta maligna y diabólica familia ocupa y se ha apropiado del país, no ha sido capaz de solucionar el problema de luz. Es curioso que con los colonos, según tengo entendido y de lo que me comentaban mis padres había luz las 24 horas de los 365 días del agua en todos los rincones del país allí donde llegaban las carreteras, en todos los poblados concentrados o municipios y en los poblados que se encontraban a lo largo de las carreteras. Pero, para lis parientes Nguema (tío y sobrino), el tema de la luz les repampinfla, no se han dado cuenta que la energía es el motor por el cual parte todo el desarrollo y el progreso humanos: productivo, industrial, comercial, gestión administrativa… Toda actividad humana actualmente requiere el uso de la energía; el ser humano necesita la energía para su desenvolvimiento, su actividad diaria, su bienestar (salud, estudios), para su confort.
Hace más de dos semanas que la ciudad de Bata y la región continental, en su gran mayoría, están sin luz, en muchos barrios de Malabo tampoco hay luz ni que decir de la isla de Annobón, una isla abandonada a su suerte peor que en el resto del Estado guineano; dos tercios de la población guineana vive a oscuras como en la Edad Media en pleno siglo XXI, una situación que ha dejado de ser noticia desde que se fueron los colonos tras la independencia en el año 68 del pasado siglo y la población de por sí amansada, lo vive con resignación porque no ha conocido otra realidad sobre todo la generación de la independencia.
Después del boom petrolero de mediados de los 90 y el cacareado y hueco slogan de: «Horizonte 2020» donde MESA-Obiang prometió a sus palmeros, criadas, ordenanzas y sirvientes; habitantes de su coto privado, que iba a modernizar y convertir su coto, hacienda familiar en un paraíso, una perla incomparable del continente donde habrá agua para todos, luz para todos, viviendas dignas para todos, trabajos dignos para todos, comida para todos, salud y escolarización gratuitas y de calidad para todos. Para justificar y maquillar el expolio, despilfarro y saqueo de toda la familia de cleptómanos y sus amiguetes al erario público, disimularon la construcción de una hidroeléctrica en Djipló en Oyala, región de la familia presidencial donde ha querido trasladar la capital política y económica del país infructuosamente, se dijo que iba a suministrar la electricidad no sólo a toda la Región Continental sino también a lis países vecinos (Gabón, Camerún o Congo Brazaville). A día de hoy nada de lo dicho se ha cumplido; ni hay abastecimiento de luz en la Región Continental ni mucho menos a los terceros países; los pocos afortunados guineanos tenían luz en sus hogares, la alegría les duró nada por los continuos problemas de cortes de luz con sus correspondientes pérdidas de productos congelados y demás incomodidades; los comercios en general y especialmente los de productos congelados, las cámaras de frío – caliente, la restauración y hostelería están cerrados y sus productos estropeados; aquellos que cuentan con electrodomésticos (congeladores, neveras, televisores, microondas, hornos, etc, etc) se estropean, hasta sigue habiendo miles de personas en Guinea Ecuatorial que no tienen dónde cargar sus teléfonos. Esta es la pura y dura realidad que se vive a día de hoy en el país.
CONCLUSIÓN: a los Obiang y sus adláteres no les interesa la vida de los guineanos, ni tampoco les importa el desarrollo y progreso del país. En sus 44 años de dictadura sin contar los 11 que fue el brazo ejecutor de su tío Macías no ha llevado a cabo ningún solo proyecto de interés para la población; no ha remodelado o reconstruido los barrios de ninguna de las ciudades donde vive el 100% de los habitantes del país, en cambio ha derrochado cientos de miles de millones de euros para construir una ciudad fantasma, Oyala, en pleno bosque para los chimpancés, orangutanes, gorilas y elefantes mientras que las personas que viven en Campo Yaounde o Ñubili, Lamper, Los Ángeles o Ela Nguema… (Malabo); Mbangan, Sanghai, Ngolo, Lea… (Bata) viven como ratas y entre la inmundicia, sin viviendas dignas, sin agua y sin luz.
A pesar de todo se atreven, el MESA-OBIANG y su sindicato del crimen organizado, PDGE, a convocar a los guineanos que viven en esas condiciones infrahumanas a las elecciones para que les voten de nuevo; ¿cuáles son las razones para que los guineanos vuelvan a votar a Obiang y su familia?
¿Cuántos familiares de cada guineano han muerto por falta de la electricidad en los hospitales?
¿Cuántos enfermos han muerto en los quirófanos porque la luz se ha ido? ¿Cuántos neonatos han perdido sus cortas vidas por falta de luz en las encubadoras?
¿Cuántos estudiantes se han enfermado de la vista o han dejado los estudios por falta de luz en sus domicilios por no poder estudiar de noche?
Y aun así, guineanos y guineanas, ¿seguís dispuestos a ir a votar al mismo para que continuéis viviendo picoteando como gallinas? ¿De qué forma hay que hablaros para que os dieseis cuenta que así como vivís no es de recibo? Increíble.
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?