La llamada Federación Ecuatoguineana de Fútbol (FEGUIFUT) ha anunciado con cara de hormigón el regreso de Emilio Nsue a la Selección Nacional, tratando de venderlo como un triunfo para el fútbol guineoecuatoriano. Sin embargo, esta es la misma federación que lo abandonó, lo humilló y lo traicionó cuando más lo necesitaba.
Cuando Nsue fue premiado con la Bota de Oro de África como máximo goleador de la Copa Africana de Naciones (CAN), la FEGUIFUT ni siquiera tuvo la decencia de enviar a un solo representante a acompañarlo o reconocer su hazaña. Mientras otros países celebraban a sus estrellas, Guinea Ecuatorial brilló por la ausencia de sus dirigentes.
Pero el desprecio no terminó ahí. Ya se sabe que fueron los propios miembros de la FEGUIFUT quienes lo denunciaron ante la FIFA, provocando su suspensión y perjudicando a la propia selección. En lugar de proteger a su capitán y máximo goleador, prefirieron atacarlo desde dentro, demostrando que su único interés es el juego sucio, no el deporte.
Esta federación, plagada de corrupción y manejada por dirigentes sin escrúpulos, manipulados de la sombra por el hermano de una de las esposas del dictador, ha convertido el fútbol guineano en una herramienta de intereses personales. Sus escándalos no dejan de salir a la luz: malversación de fondos, falta de transparencia, compra de votos y persecución de jugadores y técnicos que no se someten a sus tejemanejes.
Hoy intentan usar a Nsue para limpiar su imagen, pero los hechos hablan por sí solos: Nsue no necesita a la FEGUIFUT, pero la FEGUIFUT sí necesita a Nsue para seguir tapando su podredumbre. ¿Hasta cuándo los jugadores y la afición tendrán que soportar una federación que solo sirve a los intereses de unos pocos(Tahata y sus títeres)?