Unas breves pinceladas sobre uno de los países que más admiro en este mundo, puesto que, su grandeza, no se puede orillar en un post.
Camerún es grande por su extensión, con esa curiosa silueta del cuarto trasero de una vaca (un jamón para negra), pero, sobre todo, por su población. Es el primer país africano que dio lecciones en la práctica de la convivencia armónica de distintos pueblos de acusada personalidad.
Abarca desde los sudaneses del Norte (fulbé o fulaní) hasta los nubios del Sur (fang-beti). En medio, pueblos como bamiliké o grafis, basá o nvele, baamún, bubis, doala, etón, emparentados con los beti, etc.
Son, pues, varios pueblos, sin olvidar a los pigmeos, y se hablan cien lenguas, de las que más de diez se escriben. Algunas con su propio alfabeto, como es el caso de la lengua baamún.
El nombre se lo dio el terrorista portugués Vasco da Gama, cuando, en su viaje a la India, ruta de las especias, caboteando la costa occidental africana, llega a la desembocadura del río Sanaga y observa los millones y millones de camarones que van a desovar en ese mágico lugar. Al verlo dijo: «éste es el país de los camaroes«, que es como dicen camarón nuestros amigos portugueses. Esto fue en 1475.
Este viaje marcó también el principio del fin del Imperio Bakongo. Al eclosionarse el imperio se iniciaron los movimientos migratorios que trajeron a los bubis, desde las orillas del Congo -aún quedan núcleos bubis en esa zona- hasta las laderas del monte Camerún y la isla de Basile. Aquí llegaron los bakake, bao, ureka y otras tribus. Es decir, los bubis no brotaron, como el Basile, en la isla.
Por su parte, dada la presión que otro pueblo nubio, los fang-beti, ejercía desde el Norte, en las guerras de Ogüé, los pueblos que giran hoy en nuestra Guinea bajo el epígrafe «ndowé», combe, balengue, benga, one, papucu, etc., empezaron a emigrar a Iboto, hasta llegar a Doala.
Pasando por el mar Rojo, el bandido de Vasco da Gama, sin venir al cuento ni tener motivos para ello, ordenó el hundimiento de los barcos que formaban parte de una expedición de peregrinos musulmanes que hacían el «hadj» a la Meca. Fue una de estas absurdas matanzas bochornosas que registra la historia de la humanidad.
Camerún fue colonia alemana. Cuando Alemania perdió la Primera Guerra, sus posesiones en África fueron repartidas por las potencias aliadas, en régimen de «fideicomiso».
Así quedó Camerún dividido en dos mitades: Camerún occidental, posesión británica, y Camerún oriental, posesión francesa.
El uno de enero de mil nivecientos sesenta, la parte oriental, después de dos años de autonomía, recibió su independencia de Francia. En realidad, la independencia la dio la ONU.Más tarde, y bajo el liderazgo de John Ngu FONCHA, un político honrado, es el que aparece al lado de Macías, vestido como una vieja, el traje típico de su pueblo, en las fotos de nuestro DOCE DE OCTUBRE, Camerún occidental alcanzó su independencia.
El Reino Unido, temiendo lo que era «vox populi» en Camerún, la reunificación, sabiendo que iba a perder su influencia en su posesión, la dividió en dos, uniendo una de las partes a Nigeria.
Esto obligó a Camerún a llevar al Reino Unido ante el Tribunal de la Haya, que, de forma incomprensible pero lógica, falló a favor del Reino Unido. Lo que le llevó a Camerún a retirarse de dicho Tribunal durante algún tiempo.
Camerún, desde los tiempos del presidente Ahidjo y pese a la actual situación peculiar de Kie Osi, nunca ha tenido apetencias territoriales sobre Guinea Ecuatorial. Siempre estuvo a nuestro lado en nuestra lucha por la independencia.
Qué duda cabe, como vecinos, tenemos nuestros contenciosos, como aclarar el asesinato de Nvó. Pero es mucho más lo que nos une: los mismos Pueblos y el aprovechamiento de toda la energía de Ntem.