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Bravo, Monseñor Miguel Ángel Ngueme Bee, este es el camino

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Por José Eugenio Nsue

Rectificar es de sabios, dice el refrán. En esta Semana Grande para los cristianos, tiempo por antonomasia para la reconciliación, la contemplación y la admiración por cómo Cristo, Fundador del cristianismo, hizo el gesto inigualable de dar su vida como signo de Amor por la humanidad dejándose inmolar, la Pasión de Cristo; quiero rectificar, reconocer públicamente mi error y pedir perdón por meter en el mismo saco, empaquetar a toda la cúpula y todo el clero de la iglesia católica del país de mi nacimiento, la República de Guinea Ecuatorial, al reprocharles por su inacción, cobardía, connivencia y servidumbre hacia la oligarquía despótica, criminal y cleptómana que tiene secuestrada el país en esa lucha sin cuartel que hemos emprendido unos cuantos contra la desidia, los traidores, la corrupción institucionalizada y los corruptos, así como contra el régimen abyecto de la diabólica y maligna familia innombrable.

Durante mucho tiempo he implorado, exigido la toma de conciencia y la implicación de la iglesia católica guineana, la que profesa y milita más del 90% de la población, a ojos de buen cubero ya que en el país no existen estudios ni datos estadísticos o sociológicos oficiales de cuanto ocurre en la sociedad; en este mismo sentido he mantenido largas, hasta tensas conversaciones con muchos carísimos amigos, compañeros y familiares de la institución porque seguía sin entender que no se pronunciaran ni hicieran nada desde sus responsabilidades y funciones para que quede clara la postura de la institución eclesiástica ante los acontecimientos en el país, enseñar a la feligresía, adoctrinarla sobre los dogmas, principios y el Magisterio de la iglesia, y advertir, avisar a los mandamases y poderosos de que sus actos inmorales y atrocidades van en contra del Mensaje cristiano, el Evangelio…

Menos mal que uno de los últimos Obispos nombrados, el Monseñor Miguel Ángel NGUEME BEE ETETE, salesiano y Obispo de la Diócesis de Ebebiyín y Administrador Apostólico de la Diócesis de Bata, ha hecho caso. Inspirado por la gracia y valentía del Espíritu Santo, ha dicho: hasta aquí hemos llegado, hay que llamar pan al pan y vino al vino.

Con el Comunicado que ha publicado este pasado 10 del presente mes de abril, el Monseñor ha metido el dedo en la llaga de lo que pasa en el país. Con una elegancia retórica y una exquisitez en el trato para no ofender abiertamente, pero con una contundencia dialéctica basada en el dominio idiomático y conocimiento teológico y el Magisterio de la iglesia propios de un religioso instruido, se ha puesto el anillo, el alba, el palio, el solideo y la Mitra; cogido su Báculo y sentado en su cátedra para decir que:

  • El Gobierno no puede condicionar ni imponer a la iglesia, al menos la católica, los rituales, ceremonias o celebraciones litúrgicas por más loables que sean sus intenciones. «El hecho de que nuestras autoridades animen al pueblo a dirigirse a Dios como fuente de paz y bien, representa un gesto digno de aprecio en un contexto donde la dimensión espiritual de la persona corre el riesgo de ser marginada. No obstante, como Obispo y custodio de la fe católica, me corresponde también velar por la fidelidad doctrinal y proteger al pueblo de Dios frente a posibles confusiones. En efecto, vivimos en un contexto social marcado por el sincretismo religioso, el relativismo doctrinal y el debilitamiento de la identidad católica en muchos fieles bautizados

Menos mal que dentro de la iglesia empiezan aparecer voces que alertan lo mismo que algunos venimos denunciando desde hace mucho: el sincretismo que se ha adueñado de los guineanos inicialmente católicos que ha provocado esa confusión de prácticas religiosas que se vive hoy en el país que hace que muchos se levantan como católicos rezando el Padrenuestro, asisten a la misa de las 10 en Santuario Claret y comulgan; a mediodía los encuentras saltando, gritando como posesos y retorciéndose en las iglesias del profeta Ezequiel o el pastor Daniel; por la noche en Campo Yaounde invocando los espíritus o tomando eboga para entrar en trance. Personas que se bautizaron, se confirmaron y se casaron canónicamente para a continuación, verles con tropecientas mujeres casadas consuetudinario y en los domingos y festivos, se ponen en las colas para ir a comulgar como si nada.

  • Los feligreses (y el mismo clero), viven entre la confusión doctrinal y el relativismo teológico por lo descrito en el párrafo anterior, también por los sacerdotes que no les importa presidir, acompañar u oficiar «misas» y ceremonias que nada tienen que ver con la liturgia y ceremonias católicas.

  • La instrumentalización de la religión, que puede vaciar de contenido el sentido profundo de la oración y de la fe. «Una intención buena no justifica toda práctica religiosa». ¿Cuántas veces se ha criticado aquí la connivencia entre el régimen, su Gobierno y los que se creen los dueños del país y la iglesia católica? ¿Desde cuándo un ‘organizador civil’, el Gobierno, va a imponer o condicionar los actos religiosos y la Conferencia Episcopal, el Órgano máximo de la iglesia católica lo acepte sin más?

Como bien dice el Monseñor Miguel Ángel, una cosa es el ecumenismo propuesto y promovido por la Santa Sede, el Papa, para intentar reunir y unificar los cristianos, otra muy distinta es que el Gobierno de una nación proponga e imponga a las confesiones religiosas un «Día Nacional de Oración», y como borregos, todos lo aceptan y se disponen a celebrarlo pomposamente sin siquiera discutir, consensuar la fórmula, olvidando que cada confesión o religión tiene o debe tener sus reglas, normas o estatutos.

Este es el claro ejemplo de lo que venimos denunciando, que la iglesia católica de Guinea Ecuatorial está subordinada al régimen, vive arrodillada y no es capaz ni siquiera de aplicar los propios criterios, reglas y normas que rigen su institución con tal de obedecer sin rechistar las órdenes del régimen. Menos mal que ha aparecido una voz propia capaz de decir que ya está bien, como el Pastor de mi iglesia, no podemos seguir participando en ese show, paripé sólo para contentar a los Obiang. La siguiente decisión que toca adoptar la iglesia católica de Guinea Ecuatorial por su propia reputación y ejemplaridad, es negarle la comunión al sátrapa por, entre sus múltiples actuaciones y comportamientos flagrantes contrarios a los mandamientos de la Iglesia católica, vivir en concubinato y romper el matrimonio canónico. Que se sepa, los polígamos no se comulgan en la iglesia católica, ¿por qué él sí?. Si las demás Diócesis no se atreven, la de Ebebiyín puede y debe impedirlo y como él es «buen cristiano y enviado de Dios», seguro que lo entenderá y obedecerá.

Me hubiera gustado que este Comunicado lo emitiera la Conferencia Episcopal de Guinea Ecuatorial y lo firmara todos sus componentes; ¿a que el Arzobispo y los otros Prelados no se atreverían?

Bien hecho, Monseñor Miguel Ángel: il n’est jamais trop tard si le bonheur est bon. C’est par là qu’il fallait commencer. Chapeau !!

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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