¿Una estrategia diabólica?

Por Severo Moto

La mayor parte de los gobierno africanos, nacen de un golpe de estado. Los golpes de estado, en África tienen siempre padrinos extranjeros; sean las viejas metrópolis, sean advenedizos… Si los golpes de estado son, casi siempre la solución utilizada por las viejas metrópolis y sus elegidos, para producir «cambios» de personas, es normal que para poner fin a un gobierno salido de un golpe de estado, se cuente con los que potenciaron y dieron «OK» al golpe de estado. La solución, cuando no se encuentra persona de fácil utilización para un «cambio» que signifique seguir igual, o cuando no se quiere quitar a la fuerza al «protegido», se espere a que se muera. Y que se muera en el país que más se beneficia de él y que mejor le ha cuidado y ha vivido de él. Parece hasta legítimo, de toda legitimidad…

Es que los dictadores africanos TODOS tienen un único camino final: Los tribunales y la segura condena. Pocos dictadores africanos aguantarían un juicio, sin hacer referencia a los que los ayudaron a dar el golpe; los han estado protegiendo, y se han beneficiado de ellos. Por eso es más cómodo, para unos y otros, esperar a que se mueran los dictadores, antes de echarlos como los trajeron, a «golpes».

Guinea Ecuatorial, es el paradigma de esta gran verdad. Obiang Nguema, ni puede marcharse -cansado, como lo está- «¡sin permiso!» ni está dispuesto a someterse a un juicio «final» humano, sin colgarse y buscar salvación,en los que le apoyan y viven de él.

El pueblo guineano ha descubierto en los medios de comunicación modernos y cibernéticos una solución para expresar el largo hartazgo, cansancio y desesperación que sienten ya por el pisotón de desprecio que Obiang Nguema, su familia y amigos le están infligiendo, hace ya 50 años. Los audios, vídeos y mensajes desgarradores de mujeres, raperos y otros activistas sociales golpean con inusual fuerza -nunca visto ni oído- la nuca de Obiang Nguema, de su familia y de los que los protegen: Pero… ¡tranquilos!.

La máxima reacción del mundo va a ser, desde luego, evitar un tribunal -que podría pringar a demasiada gente-, seguir protegiéndolo de toda ira popular y, desde luego, esperar a que se muera en un lujoso y costosísimo hospital, fuera de Guinea Ecuatorial… Se evitará, así, que hable y suelte árnica, en un juicio…

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