TVGE, en su informativo de las 21:00 horas de hoy, ha informado de la audiencia concedida, en la jornada de hoy, por el General Obiang al Cardenal Arzobispo de Kinshsa (Rep. Dem. del Congo), acompañado de un empresario español del sector eléctrico.
Según declaraciones del empresario español, la audiencia fue para presentar al mandatario guineano un macroproyecto de construcción de una gran central hidroeléctrica en una cuenca del río Congo, en la RDC. Dicha central, siempre según el hombre de negocios español, suministrará electricidad a muchos países africanos, lo cual supondrá un impulso económico para Guinea Ecuatorial en su programa de diversificación de la economía.
Durante el reportaje, no se ha mencionado al gobierno del país, RDC, donde supuestamente será construida dicha central. Han venido a pedirle a Obiang que financie el proyecto.
Ante esta noticia tan insólita, son varias preguntas las que se me ocurren.
En primer lugar, ¿qué pinta un arzobispo encabezando una delegación, no para hablar de Jesucristo ni de sus santos evangelios, ni mucho menos de derechos humanos, sino de negocios materiales? En segundo lugar, recordar que una de las obras más costosas construidas en G.E. en el marco de las infraestructuras inservibles del régimen, ha sido la central hidroeléctrica de Djibloho, de la que Obiang y su Gobierno aseguraron, por los cuatro vientos y durante un año, que sumimistraría energía eléctrica a los países vecinos y a la isla de Bioko, mediante un cable submarino. En estos momentos, Djibloho no suministra electricidad a ningún país vecino, ni a la ciudad de Bata (actualmente sumida en la oscuridad) ni, mucho menos, a la isla se Bioko. Siendo así, ¿cómo creer que una central construida a unos 5.000 km. de distancia de Bata, precisamente cuando nuestra economía está bajo mínimos, va ha hacer lo que no pudo Djibloho? ¿Se da ya por perdida esta central que tanto costó al empobredcido pueblo de Guinea ecuatorial? ¿Cómo se puede tomarle el pelo a todo un pueblo, de esta manera y durante tanto tiempo?
Definitivamente, Obiang está en otra dimensión, en la que ni se entera del sufrimiento de su pueblo, ni le interesa saber nada de la vida de los desdichados guineanos.
CPDS