Un cura guineoecuatoriano expulsado de España por abusos sexuales a una menor…

¿Y SI LOS GUINEANOS FUÉRAMOS MALDECIDOS ANTES DE NACER?

Por José Eugenio Nsue

Una de mis máximas preocupaciones e inquietudes, es mi afán por conocer y comprender a los guineanos, mas cada vez que lo intento, más desconcertado, confundido y perdido me quedo. Cuanto más me empeño y me esfuerzo en comprender y conocernos, más me creo en este caso concreto en la teoría del sino de Calvino. Él sostiene en el 4⁰ de los 5 Puntos del calvinismo (Gracia irresistible) que la salvación y la condena, «gracia eficaz», vienen de Dios soberanamente antes de nuestro nacimiento. Calvino afirma que la gracia salvadora de Dios se aplica eficazmente a aquellos a quienes Él ha determinado salvar. O sea, para Calvino, existe el destino; el mal y el bien nos vienen dados independientemente de nuestra actuación, sin la intervención humana.

A la Guinea Ecuatorial nos ha tocado el mal, nuestro destino es el mal, está condenada por Dios; solo así se puede explicar el comportamiento y la forma de ser de los guineanos, en general, estén donde estén, ocupen el cargo que ocupen o ejerzan la profesión que ejerzan, siempre dando la nota; no hay forma humana de hacer bien las cosas ni coger lo bueno. Estamos (nosotros mayestático) reñidos con el bien, con lo bueno.

Esta semana nos hemos llevado otro disgusto morrocotudo, otro varapalo, los que nos siguen importando los principios y la ética y seguimos pensando que los guineoecuatorianos somos personas como el resto de la especie humana, pese haber nacido en la República de Guinea Ecuatorial; según la cual, el sacerdote de Valverde del Camino (Huelva), Quisito Desiderio NDIVO, ha sido expulsado de España tras ser condenado por un delito de abusos sexuales sobre una menor (Canal Sur Media, 07/02/2025). En la misma noticia y lo que hemos podido averiguar, hemos sabido que el susodicho cura había sido ordenado sacerdote en España en la diócesis de Huelva en 2015, llevaba ejerciendo en las diversas iglesias españolas durante 9 años, los 3 últimos en la parroquia citada desde donde le ha llegado la sentencia por el delito de abusos sexuales y su fulminante expulsión del territorio español.

Considerando que tras intentar infructuosamente ordenarse sacerdote en Guinea, tuvo que desplazarse a España para intentarlo de nuevo y, antes de conseguirlo, tuvo que pasar por los seminarios para formarse por lo que cuenta con estudios teológicos y filosóficos suficientes para saber discernir lo bueno y lo malo, al menos.

Considerando que lo que le había movido para optar al sacerdocio, era porque creía tener vocación y haber recibido la llamada de Cristo para seguirlo y ser pescador de hombres, pastor de su rebaño.

Y considerando que la labor de todo sacerdote católico es ser guía de las almas, consejero espiritual, garante y modelo de los principios y valores cristianos, además de administrador de los sacramentos, mensajero de la Buena Nueva a los creyentes, su Portavoz y defensor frente a los poderosos. Si o cuando en lugar de prestar esos servicios para los que ha sido llamado y ungido, se dedica a abusar nada más y nada menos que a menores de edad, ¿cuál es el mensaje que se manda a la sociedad y qué credibilidad le queda a la iglesia?

Cuesta opinar o criticar la condición humana en cuanto a la moralidad y la ética porque puede parecerse como si uno quisiera creerse superior o inquisidor de los demás cuando: «errare humanum est» (errar es humano). En esta vida, menos Jesucristo que vivió entre y como nosotros e hizo todo igual que los humanos, menos el pecado; todos somos pecadores, hasta los santos también pecan. Se peca de palabra, obra u omisión; se peca con los 5 sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). San Pedro, el Sucesor de Jesús, fue pecador (apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador).

No se trata pues de creerse perfecto, atacar o censurar las conductas de los demás; se trata de exigir la responsabilidad, cuestionar nuestra madurez, la formación recibida, la profesionalidad y nuestro compromiso social. Todo el mundo comete pecados, muchos cometen delitos, algunos leves y otros graves, pero en todas las partes y en todos los países, las personas mayoritariamente tienden a comportarse correctamente, a ser buenos, a no equivocarse permanentemente porque saben que viven en unos Estados de derecho donde manda la ley y se aplica la regla de ‘quien la hace la paga’. En cambio, como en Guinea Ecuatorial las leyes existen sólo en papeles, ni se aplican ni se cumplen ni se respetan; es un país sin ley, sus habitantes se han acostumbrado a vivir al margen de ella o infringiéndolas, así mismo se han olvidado de la ética y la moral en sus vidas. A pesar de asistir y frecuentar asidua y masivamente a los lugares de culto, a pesar de la proliferación de las iglesias, muchas de ellas falsas e impostoras y a pesar de la práctica religiosa generalizada, las iglesias están llenísimas todos los domingos y festivos; sin embargo la gente vive como si Dios no existiera, vive pecando como si nada. Los guineanos no temen ni respetan las leyes, delinquen sistemáticamente sin ser conscientes del riesgo que corren de poder ser juzgados y condenados fuera del país. De los pecados y cuestiones de moralidad, pasan olímpicamente, no se inmutan en pecar, están convencidos de que hasta cuando venga Cristo de nuevo a juzgar a vivos y muertos, nadie ni nada les va a pasar.

Lo más grave de lo que sucede en Guinea y pasa con los guineanos, es que hasta aquellos que deberían ser un dique de contención entre la política y la sociedad por un lado y la moral y la ética por otro lado como la iglesia, los curas, Obispos y Arzobispos, los que tenían que ser los garantes, defensores y ejemplos de conductas intachables, principios y valores cristianos; en cambio, son iguales o peores en muchos casos que los laicos y políticos. ¿Cómo se explica que un cura, después de los escándalos de los abusos sexuales a menores y pederastia denunciados contra la iglesia en los últimos tiempos, y el Papa ha tenido que pedir perdón a las víctimas en nombre de la iglesia, para desfogarse y alimentar la libido (¿dónde se quedó la castidad sacerdotal?), en lugar de buscar a una madura o mayor de edad, se fija en una menor?

La excusa de que todo lo que va mal en Guinea, los comportamientos obscenos y censurables de los guineanos, son por culpa del régimen criminal de los Obiang; el salvajismo, la depravación moral, la ignorancia, la brutalidad y la promiscuidad, son atribuidos a Obiang y su régimen, está quedando en entredicho. Cuando los (guineanos) que hemos tenido la dicha de salir del país, formarnos en las universidades occidentales, fijado nuestras residencias en el primer mundo, y muchos estamos ejerciendo; sin embargo continuamos comportándonos igual o peor que los pueblerinos que nunca han salido de sus aldeas o como se vive en nuestro país, ¿a caso los Obiang siguen condicionándonos?

Si la excusa de que todos los guineanos se portan fatal porque no había en el país patrones, modelos o referentes que imitar; ¿tampoco hay en los países occidentales donde vivimos referentes, modelos y ejemplos de personas a imitar? Visto lo visto, podemos llegar a la conclusión de que el guineoecuatoriano fue maldecido desde la creación de nuestro Estado, esa maldición nos la arrastramos con nosotros allá donde encontramos. No podemos construir una nación cuando todas las instituciones están corrompidas legal y moralmente, ningún grupo, gremio o conjunto de guineanos sirve de guía para los demás. Hemos de hacérnoslo mirar.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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