Tras 12 años de ensayo, se estanca el plan de sucesión dinástica


La necesidad de estructurar una alternativa para la continuidad del régimen de Obiang se planteó por vez primera durante el transcurso del año 2000 (que marca el inicio de la degradación de su estado de salud), a raíz de lo cual se gestó una estrategia de transición con la aquiescencia de los pseudo partidos políticos de la denominada oposición coaligada con el PDGE (radicada en el interior del país), representada por sus «líderes», Alfonso Nsue Mokuy, Andrés Esono Ondo, Avelino Mocache Mehenga, Buenaventura Monsuy Asumu, Carmelo Mba Bakale, Carmelo Modu Akuse Bindang, Celestino Bonifacio Bacale, Pedro Cristino Bueriberi Bokesa, Plácido Mikó Abogo, Tomás Mecheba Fernández Galilea, etc. Y tras merecer el beneplácito de sus enlaces españoles (PP y PSOE), el conciliábulo se concretó finalmente en la reforma constitucional adoptada mediante referéndum (fraudulento) en 2012.

Desde entonces, pese a haberse conferido la dirección efectiva del Estado a Teodorín (en un intento de afianzar su liderazgo), es dable reconocer que tras 12 años de tergiversaciones y de fracasos, la opción de la sucesión dinástica suscita a día de hoy el rechazo generalizado de todas las capas sociales de nuestro país. Toda vez que el balance de la acción política desplegada por el interesado, durante el referido periodo, se resume en la continuidad de la desastrosa situación económica y social legada por el mismo tirano (versus la ostentación de Teodorín), y en el recrudecimiento de la paranoia persecutoria del régimen mediante la contratación de mercenarios rusos y chinos. En definitiva, el ensayo de la sucesión dinástica ha resultado, a día de hoy, en un estrepitoso fracaso que el régimen trata de ocultar mediante el reforzamiento del culto a la personalidad de Teodorín.

Una sucesión dinástica antidemocrática

En efecto, la reforma constitucional adoptada el 13 de noviembre de 2011 (mediante referéndum fraudulento) marca la instauración de la función de vicepresidente de la República, a la que se encomienda la suplencia, por delegación expresa, de algunas de las funciones del presidente de la República (artículo 33, inciso 3 de la LFGE), así como su sucesión en caso de vacancia definitiva (dimisión, incapacidad física o mental permanente o muerte) hasta culminarse su mandato (artículo 45, puntos 2 y 3). Por tanto, una reforma antidemocrática que deroga a la regla de electividad del presidente de la República (para permitir a Teodorín asumir la función de jefe de Estado hasta 2029 sin haber sido elegido) y del principio de separación de poderes (merced a la potestad conferida al parlamento de ratificación de su nombramiento, artículo 33, punto 4 LFGE).

Sin perjuicio de lo cual, tras aprobarse la referida reforma constitucional, Teodorín fue nombrado vicepresidente segundo (!), encargado de Defensa y Seguridad, mientras que Ignacio Milam Tang fue promovido a vicepresidente primero encargado de los asuntos presidenciales (!). Si bien la reforma establece la existencia de un único vicepresidente. Tras la derivada incertidumbre, el proceso de sucesión dinástica cobra pleno efecto a partir de 2016, con el cese de Ignacio Milam Tang (al que se nombra presidente del Consejo de la República) y la designación de un solo vicepresidente en la persona de Teodorín, siempre a cargo de Defensa y de Seguridad (con exclusión de los asuntos presidenciales hasta entonces asignados al vicepresidente primero Ignacio Milam Tang), mediante decreto presidencial número 55/2016, de fecha 21 de junio.

La inefectiva suplencia de la función presidencial

Desde que Teodorín fue designado (único) vicepresidente de la República, no ha suplido ninguna de las atribuciones del presidente de la República, salvo su representación protocolaria ante la Asamblea General de la ONU para proceder a la lectura de discursos. En efecto, en tanto que jefe de Estado, la Ley Fundamental asigna al presidente de la República la función de jefe de gobierno y de jefe supremo de las fuerzas armadas nacionales y de la seguridad del Estado (de conformidad con lo regulado en el artículo 41 inciso d), ninguna de las cuales ha sido delegada a Teodorín. En tanto que miembro de gobierno (artículo 55 de la Ley Fundamental), Teodorín asume (como los demás miembros de gobierno) atribuciones ministeriales exclusivas (y excluyentes), en su caso en los sectores de Defensa y de Seguridad (a tenor de su nombramiento, es el «encargado» de dichos sectores), para los que existen (paralelamente) dos departamentos ministeriales específicos, el de Defensa representado por Victoriano Bibang Nsue Okomo, y el de Seguridad que ostenta Nicolás Obama Nchama. Teodorín no ejerce por tanto (por delegación) la función de jefe supremo de las fuerzas armadas nacionales y de la seguridad del Estado conferida al jefe de Estado, sino que asume, de facto, la de ministro bis sin atribuciones diferenciadas de las de los anteriores miembros de gobierno.

Sin embargo, pese a la vaguedad e imprecisión de la función de suplencia que le fue encomendada (por el mero vínculo paterno-filial), desde su cooptación Teodorín se ha acaparado, sobre todo en los últimos años y de manera ostensible, todas las atribuciones del Estado, con la aquiescencia del mismo tirano. Merced a un ordenamiento constitucional redhibitorio, conformado para legitimar al régimen y eludir su sujeción al imperio de la Ley. Durante dicho periodo (de 8 años), Teodorín ha llevado al paroxismo el despotismo y la represión, con el recrudecimiento de asesinatos (el general Vicente Mba Asumu, Abuelo Lima, Prudencio Botey Sobole, etc.) y de detenciones arbitrarias, la restricción de las libertades básicas, la ultramilitarización del país y el reforzamiento del control y de la vigilancia de la ciudadanía, merced a la contratación de mercenarios rusos y chinos. Abocando al país al episodio más oscuro de su historia, caracterizado por una insondable crisis socioeconómica y política.

El efecto boomerang del culto de la personalidad

Para sortear la impopularidad derivada de su siniestro balance al frente del País, Teodorin recurre habitualmente a una agresiva campaña mediática a traves de las redes sociales y de la prensa internacional alineada al eje ruso-chino y dirigida por el organo ruso « African Initiative » (que reagrupa a los « neo-panafricanistas » Alain Focca, Kemi Seba, Nathalie Nyomb, Justin B. Tagouh, etc). A nivel interno, además de poseer un organo de prensa propio financiado por el Estado (radio television Asonga) Teodorin se ha adueñado de los medios oficiales (RTVGE), los cuales se dedican de manera exclusiva a la acción propagandística a su favor y, por extensión, a la de desacreditación de todas las personas percibidas como disidentes (una técnica a la que recurrió para humillar a sendos jerarcas del régimen difundiendo videos pornograficos protagonizados por sus esposas, caso Bello Ebang Engonga).

La referida campaña comunicacional, que pretendía afianzarle como líder político, acabó revelando irónicamente su inidoneidad (intelectual y psíquica) para asumir la dirección del Estado. El culto de la personalidad y el unanimismo de fachada no lograron contrarrestar el rechazo suscitado en torno a la persona de Teodorin, ni consiguieron fomentar la cohesión interna del PDGE en torno a la detestación de los « enemigos internos y externos » para, en definitiva, sortear su ilegitimidad. Una ilegitimidad ante todo democrática, al ser designado sucesor del presidente de la República mediante fraude a la Ley Fundamental, pero igualmente familiar y social a raíz de las dudas suscitadas públicamente por su difunta tía Agustina Nchama Nguema acerca de su filiación biológica paterna. ​Relevándose por ende, en dicho apartado, que su adscripción al cuerpo castrense (mediante intrusismo profesional) incurre en incompatibilidad con el ejercicio de cargo político y de miembro de gobierno. En efecto, por consideración de la misión que la Ley Fundamental asigna a las fuerzas de defensa y seguridad (en su articulo 129), sus integrantes estan sujetos a un estricto deber de neutralidad política, no pudiendo afiliarse a partidos políticos ni ostentar su representación ante las instituciones del Estado.

Teodorin, o la Crónica de un fracaso anunciado

Cuando el teniente coronel Obiang accede al poder en 1979 mediante golpe de Estado, Teodorin tiene 12 años y carece practicamente de antecedentes escolares. Ya que por entonces su padre ha requisado todas las escuelas y ha detenido a todos los maestros (29 de los cuales serán ejecutados en Ngolo en 1974). Por tal razón, Teodorin seguirá una azarosa formación básica en la prestigiosa (sobre todo carísima) « Ecole des Roches » en Normandia (Francia) entre 1985 y 1989), antes de inscribirse (sin haber finalizado el bachillerato) en un curso de ingles en la universidad de Pepperdine de Malibu (Estados Unidos) al que practicamente no asistirá nunca. Con ese único bagage, regresa al País y es nombrado ministro de Agricultura y Bosques (en 1997), elevado al rango de ministro de Estado (en 2010) en el ministerio de Aguas, Bosques y Medioambiente (escindido del sector agricola) que, a partir de 2001 abarcaría únicamente los sectores de Infraestructuras y Bosques (excluyendo los de Aguas y Medioambiente).

Paralelamente, siempre al término de su dudoso periplo estudiantil y sin haber recibido formación castrense, Teodorin es promovido al despacho de oficial de las fuerzas armadas, escalando sucesivamente los siguientes grados hasta alcanzar el de comandante (3 de agosto en 2007), de teniente coronel (octubre de 2010), coronel (agosto de 2015), y general de division (octubre de 2018), sin haber estrenado uniforme. Habiéndose previsto presumiblemente su promoción a capitan general para el pasado 12 de octubre 2024 (según fuentes cercanas a su propio gabinete de prensa), si bien no se llevó a efecto sino que se le concedió (como consuelo) el título de comendador de la orden de la independencia por su labor a favor de la democracia !

A nivel internacional, salvo su cercania con el rey Mswati III de Swazilandia (con el que organiza orgías sexuales durante las llamadas « fiestas de las virgenes »), Teodorin no cultiva (ni mantiene a día de hoy) relaciones interpersonales con otros lideres africanos de su calaña, con los que antes bien, acumula una serie de desencuentros. A título de ejemplo, su rencilla con Alí Bongo (mantenía relaciones sexuales tarificadas con su hija Malika), y recientemente con Brice Clotaire Oligui Nguema (contra el que sostuvo una agresiva campaña de desprestigio), con Denis Christel Sassou Nguesso (ante el que se reaviva su reconocido complejo de inferioridad), etc. Con su irrupción en la escena internacional se inicia la era de la « diplomacia repulsiva » que deconstruye el anterior entramado tejido por su padre mediante una « diplomacia del talonario ». La cual redundará, a término, en la desestabilización de los equilibrios geopolíticos de la subregión y en amenaza contra la seguridad interna de los Estados Unidos de América. Véase a tal efecto la reciente firma de un acuerdo estratégico con China y el inicio de la construcción de una refinería modular afectada a la base naval china de Bata. Véase asímismo el reforzamiento de la cooperación militar con Rusia, que erige a nuestro País en su principal socio en la subregión, y cuyo punto álgido se alcanzara con la reasignación de los activos petroleros y gasísticos de las empresas norteamericanas a las rusas Gazprom y Lukoil.

En el mismo sentido, el régimen de la continuidad liderado por Teodorin pretende contrarrestar la influencia francesa en África, preconizando un panafricanismo anticolonialista, en reacción a su condena en el caso de los « Biens Mal Acquis » (por malversación y blanqueo de fondos públicos). Mientras que con relación a España, el interesado persistirá en el empeño de doblegar al gobierno ibérico para que obstruya la sustanciación de la querella iniciada ante la Audiencia Nacional contra él y contra su hermano Carmelo Ovono Obiang (alias Didi) por secuestro y asesinato de disidentes, así como para que vete cualquier acción tendente a dar visibilidad a la disidencia guineoecuatoriana. A término, y de manera general, la convergencia de intereses diplomáticos con los países citados, y de otros como Sudáfrica y Brasil (y por extensión con la CPLP) se verá afectada por la persistencia de las numerosas causas judiciales abiertas contra el interesado, respecto de las que exige una solución política inviable en el contexto del estado de derecho por el que se rigen dichos países. Con lo cual, la proyectada entronización de Teodorin quedara abocada a la balkanización y al ostracismo.

Epilogo

En definitiva, durante los 12 años de ensayo de la sucesión dinástica, Teodorin ha conducido (con el beneplacito de su padre putativo, el tirano Obiang) un despiadado exterminio de la disidencia, dentro y fuera del País, subsistiendo únicamente, a dia de hoy, la oposición coaligada con el PDGE y radicada en el interior del País. En sus propias filas, Teodorin ha procedido al relevo sistematico de las élites civiles y militares del régimen (pasadas a mejor vida por « accidente » o por « enfermedad que venían padeciendo »), y ha promovido su remplazo por una horda enardecida de « hermanos asociados » de la ASHO. En el ámbito socio-económico, Teodorin ha sumido al País en una inenarrable miseria reflejada en la actual tasa de pobreza (superior al 80% de la Población segun datos del FMI) y en el alarmante desempleo masivo de la juventud. Paralelamente, ha instituido un mecanismo de externalización sistemática de los recursos del Estado (merced a una amplísima red de malversación y de blanqueo de fondos públicos) y de gestión de las obligaciones del Estado mediante el recurso al endeudamiento del País. Una lenta pero inexorable deriva que conduce al País hacia un desenlace apocalíptico, ante la impotencia del Pueblo y la indiferencia de la comunidad internacional, artifice y cómplice de la depredación de las materias primas de nuestro País.

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