El Instituto Nacional de Seguridad Social (INSESO) de Guinea Ecuatorial está en medio de un escándalo de corrupción que revela un entramado de irregularidades y prácticas ilegales en varios departamentos. Lo que inicialmente parecía un problema aislado ha destapado un sistema profundamente corrupto, involucrando a altos funcionarios y poniendo de manifiesto la fragilidad de los mecanismos de control. Recientes citaciones en la Gendarmería han centrado la atención en el departamento de Recursos Humanos, donde se investiga la duplicidad de nombres en las nóminas, un fraude que podría ascender a 700 millones de francos CFA.
Este esquema fue descubierto por MEDEWE, quien, en su enfrentamiento con la conocida «Súper Dama» (Maripaz), reveló estas irregularidades. Ahora, la Súper Dama guarda un silencio sospechoso mientras las investigaciones siguen su curso. El departamento de Prestaciones también está en el centro de la controversia. Los responsables mantenían en nómina a pensionistas fallecidos, desviando los beneficios hacia cuentas controladas en conjunto con familiares cómplices.
Además, las ayudas destinadas a los asegurados eran infladas intencionadamente, y el excedente se repartía entre los implicados. Estas prácticas, lejos de ser excepcionales, parecen haberse institucionalizado dentro de INSESO.
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El temor comienza a palparse en las oficinas. Maripaz, interventora encargada de certificar las nóminas, ha cambiado notablemente su comportamiento laboral, llegando ahora puntualmente a las 08:30, un hecho inusual. Durante años, presionó para firmar documentos fraudulentos a Don Tomás Esono Ava argumentando que las revisiones ya estaban hechas.
En otros departamentos, la situación no es mejor. En control de cotizaciones, la falta de implementación del sistema informático diseñado para garantizar la transparencia ha permitido perpetuar las prácticas opacas. Mientras tanto, en Bata, los hospitales siguen operando con pagos manuales, facilitando el desvío de fondos y dificultando cualquier intento de control.
El escándalo podría alcanzar nuevas dimensiones con la revisión de los contratos con empresas de servicios. Según fuentes de la investigación, estos acuerdos están plagados de sobrecostos y favoritismos, y su auditoría promete desatar un terremoto administrativo que podría desmoronar lo que queda de la confianza en las instituciones públicas.
Cada franco CFA desviado en este laberinto de corrupción es un golpe directo al pueblo de Guinea Ecuatorial, especialmente a los sectores más vulnerables que dependen de un sistema que debería protegerlos. En cambio, INSESO ha sido transformado en una máquina de enriquecimiento ilícito para unos pocos, mientras el régimen de Malabo guarda silencio, mostrando una complicidad que agrava la indignación.
Este escándalo no es un incidente aislado, sino el reflejo de un sistema podrido que ha permitido que la corrupción se convierta en norma. Guinea Ecuatorial merece algo mejor. Cuando este laberinto colapse, los responsables no podrán esconderse, y el tiempo de la impunidad llegará inevitablemnte a su fin. El pueblo exige justicia, y no esperará mucho más.