Señor Presidente:
No, no se preocupe. No le voy a pedir un cargo, no estoy capacitado para desempeñarlo. Tampoco le pediré dinero, y no porque me sobre, sino porque, con el sudor de mi frente, puedo comer caliente todos los días. Ni siquiera le pido que me permita visitar fugazmente su finca, no sea que, mi sola presencia, perturbe la «pas» impuesta.
Voy a plantearle una sencilla paradoja: le voy a pedir lo más sencillo del mundo, pero que, por otro lado, me consta que le cuesta horrores hacer: le pido, Señor Presidente, REFLEXIÓN.
Con la perspectiva que tiene ahora, después cuarenta y nueve años en el poder o sus aledaños, y viendo todo lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer, le pido que REFLEXIONE sobre su gestión política. Con la siguiente finalidad: si, escuchando la vocecita de su consciencia y los clamores de los que dieron su vida por ese pequeño país, cuando usted aún olía a leche de pecho, estima que su labor política es insuperable, magnífica, pues, adelante, siga, sin complejos con la misma, contra vientos y mareas.
Pero, Señor Presidente, si, en un ataque de toma de conciencia, llega a la convicción de que, como la tortuga que fue a preparar su tambor al borde del camino para someterse al parecer de los viandantes, su obra precisa de retoques, o de revisión a fondo, antes de que la desesperación del Pueblo alcance el paroxismo, convoque, de forma seria a todos los que tengan algo que decir, para que, entre todos, acordemos nuestro futuro.
Este gesto, por el que pasaría a la historia, no es de debilidad. Todo lo contrario. Sería un gesto de dignidad, de madurez política y, sobre todo, de RESPONSABILIDAD HISTÓRICA para con nuestro Pueblo.
Señor Presente, no hablo como Francisco Elá Abeme, que también, porque me incumbe, como responsable político guineano, prever el futuro, y el nuestro no augura nada bueno, sino que hablo en nombre de todos los que ya no creen en nada de lo que estoy diciendo aquí, puesto que usted, a lo largo de estos años, ha demostrado tener adversión al debate y diálogo político serio.
Como bien lo sabe usted, ni usted ni yo estamos aquí para servirnos, estamos para servir a Guinea. En consecuencia, puede atender a esta petición mía por el medio que quiera. En cualquier caso, la haré pública, porque no me afecta sólo a mi, sino al Pueblo.
Su seguro adversario político,
FRANCISCO ELÁ ABEME.
O sea, le llamas irracional , pero en fino. jijijijijijij
Excelente invitación por responsabilidad histórica future, desgraciadamente, sólo oye el que quiere oir, y éste es el que GOBIERNA, y no el que MANDA, cual es el caso de Obiang. NO HACE CASO A NADA, ES UN SORDO QUE ESPERA MORIR CON LAS BOTAS PUESTAS, NI LE IMPORTA LA RESPONSABILIDAD HISTORICA FUTURA.