Navidad. Navidad de lamentos

Por Francisco Ballovera Estrada

Es diciembre, mes de fiestas, de mucha alegría en sociedades normales, de gastos, por supuesto, de muchos regalos, pues hasta Dios se digna en regalar a la pervertida humanidad su unigénito hijo para luego ser sacrificado a fin de perdonarles sus culpas. Todo eso se sabe de sobra porque casi es la catequesis de toda la vida. Pero aquí nadie sabe si para después del día 6 de enero de 2017, cuando los tres reyes magos se supone que visitarán a diosito con muchos regalos, nos traerán también trabajo a las casas de los ecuatoguineanos. Simplemente para trabajar duro (aunque un ciudadano nos tilda de vagos), para poder hacer frente a las necesidades básicas, comprar mucha comida para comer, a fin de tener fuerzas para matar en su día al niño Dios, porque así lo ha decidido el sabiondo y omnipotente que lo envía. No es pecado matar a diosito porque está establecido. Lo que sí es pecado, confusión y ofensa son las mentiras que vierte el gubernamental partido PDGE en los medios de comunicación.

También lo que sí se tiene muy claro, dado que es lo que se vive actualmente en el país que hasta hace bien poco era el tercer productor de petróleo en África, y con una población que todo ofrece a Dios para que se lo ejecute, es que hay muchos niños que no asisten al colegio, las casas siguen sin agua corriente y la gente sale desesperada a las calles con recipientes en busca del líquido vital. Muchos padres arrastran meses de alquiler de casa, pago de consumo de luz eléctrica, muchas familias para comer al día tienen que hacer un milagro, muchos padres tienen miedo a llevar a sus hijos enfermos al hospital y optan por la curandería por falta de medios, o por tenerlos en casa automedicados, muchas niñas y niños esperan en las vías públicas para vender papayas, verduras, ropas usadas o picante, porque las mamas y los papas no tienen trabajo… Para ellos esta navidad, es navidad de llantos.

El escenario sigue igual de preocupante, repartidos a partes proporcionales el sueño y la desilusión. Esto sí, hay una parte que es la que sale ganando siempre y la población, víctima del infortunio, no es capaz de levantar cabeza porque aún sigue mostrando en público la miseria que vive. A lo mejor la naturaleza nuestra nos ha hecho así de sumisos, de impotentes, de conformistas, lo que nos perjudica por toda la eternidad, pero lo que tal vez no se sabe con gran certeza es cómo salir de esta nociva pasividad. Pues los únicos que se dan cuenta, se aprovechan de nuestra inocencia, propiciada por la dictadura, porque les favorece nuestra torpeza.

En fin, otra vez la población ecuatoguineana se olvida completamente de que está sin trabajo, sin agua corriente en su casa aún en las principales ciudades, sin poder matricular a sus hijos en el colegio, sin poder pagar el alquiler de su casa, sin poder gozar de libertad de expresión. Las madres y los padres de familia abandonarán su hogar para hacer horas en la larga cola frente a la casa del presidente de la comunidad o del distrito, para recibir una merma como falta de respeto, un medio kilo de carne o pescado, un tres cuartos de aceite, un tomate, algún vaso de arroz… como muestra de generosidad, benevolencia y buen hacer que ofrece el PDGE a la ciudadanía. Pero al parecer en esta ocasión a los que acuden allí para recibir, aparte de los víveres, el presidente les envía un mensaje: “manteneros en vigilancia para salvaguardar la paz reinante…” Ya no hay tanta euforia como cuando lo hacían con tambores y otros símbolos. Las cosas van muy mal y el gobierno reacciona como sea. ¿Realmente lo único que necesita la población ecuatoguineana, sea o no militante de un partido determinado, son los chicharros, el poco arroz, la media botella o un litro de aceite que le ofrecen para compensar su sueño de felicidad?

Otra navidad de lamentos.

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