ANNOBONESES:
En los días de nuestro tiempo, la infamia se ha cruzado en nuestro camino y la vileza ha regado nuestro andar con adversidades que buscan nuestra desmoralización, nuestro desarme social, nuestro tedio y nuestro abandono de toda forma propia de buscar justicia en nuestro derecho a una vida digna y libre en nuestra propia tierra; que es la tierra de nuestros Padres.
La provocación mayor, fue y ha sido, por parte de nuestro enemigo común, buscar, entre los propios annoboneses, a traidores que, amancillando el nombre de nuestra tierra y su pueblo y deshonrando la memoria de nuestros Padres, se han atrevido a profanar denigrando el suelo sagrado de nuestra casa. De esta forma, entre Teodoro Obiang Nguema, por un lado; y la traición de estos indignos annoboneses, por otro, se ha abierto un camino de libertad, como alternativa, por el que estamos y debemos estar dispuestos a transitar por exigencias e imperativos de nuestro propio bien supremo como pueblo de Annobón.
Nuestro pueblo, congregado entorno a la conciencia colectiva que nos demanda a todos la defensa legítima del deseo mayoritario de todos nosotros de un espacio propio de libertad, desarrollo y bien estar general, sólo tiene frente a sí, la opción de avanzar en el camino justo de sus aspiraciones legítimas. Pues, por un lado, Teodoro Obiang Nguema y su sistema de exclusiones tribales, muertes, asesinatos, intimidaciones, miserias y atropellos, sólo nos brinda la posibilidad de armar nuestra conciencia con la única verdad cierta de que: «Todo el peso de nuestra suerte, presente y futura, recae en nuestra voluntad de avanzar».
Y, por el otro lado, la acción vil de todos aquellos annoboneses que vieron en el lodazal desatado por Teodoro Obiang Nguema la ocasión propicia para satisfacer sus propias ambiciones de hacerse un lugar y nombre entre los indeseables, sólo nos reclama la determinación de reafirmar con toda la solemnidad que nuestro destino colectivo nos exige, que: «La Tierra de Annobón, es del Pueblo Annobonés; y sólo a Él, corresponde su dominio y gobierno; como mejor le parezca».
Y es que, en ese reparto de papeles, en la labor de buscar nuestra desaparición como Pueblo de Annobón, a estos traidores que ostentan indignamente el nombre de «annoboneses», les toca, en premio de su vileza y traición, la deshonrosa labor de servir como brazo ejecutor de nuestra propia destrucción. La cual razón, y por así exigirlo el bien común general de todo nuestro Pueblo, hemos de hacer frente a nuestro deber de reconquistar la Sociedad Annobonesa para el gobierno y disfrute general de su Pueblo.
Nosotros, el Pueblo de Annobón, vencedores en todos los embates lanzados contra nuestra decisión de vivir libres en nuestra propia tierra, por todos los sistemas autoritarios instalados en los territorios llamados «Guinea Ecuatorial», hoy, nuevamente, nos vemos inmersos en una tempestad que requiere de nuestra intervención para la defensa legítima de nuestro derecho a existir en condiciones de libertad, dignidad, desarrollo y respeto a nuestra condición específica de pueblo con tierra, lengua, cultura e historia propias; dentro del conjunto de la unión de los diferentes pueblos y territorios políticos llamados «Guinea Ecuatorial».
Hemos, por ello, de guardar la memoria histórica de que, para llegar a nuestro estado actual, España se sirvió y se valió de los supuestos «movimientos religiosos la Iglesia católica» para desarmar nuestras estructuras que en otros tiempos sirvieron para garantizar nuestros derechos legítimos como dueños absolutos de nuestra Tierra y su destino. Y que, en la actualidad, hoy, Teodoro Obiang Nguema, hace lo propio; reclutando, entre nuestras propias casas y familias, a todos aquellos de los nuestros cuyo único valor y mérito reconocidos, es su degradación moral, su bajeza humana y su escasa dignidad como hijo de Annobón. Todos los cuales, enrolados en la nueva «santa hermandad de los indeseables que se hacen llamar del PDGE», suplantan nuestras aspiraciones legítimas con sus perversos intereses personales de adquirir posición dominante entre nosotros; al objetos de rendirnos a los fines últimos de Teodoro Obiang Nguema de vernos desaparecidos como Pueblo de Annobón.
Estoy llamando; y vengo a llamar, por ello, a nuestra conciencia común; que, como presagio de cualquier mejor futuro, nos debe y debe concitar en todos nosotros, unidad, cohesión y solidaridad. Como herramientas indispensables para poder avanzar en el suelo firme de nuestra determinación para alcanzar la meta de nuestras aspiraciones de autogobierno político de todos los asuntos que nos son propios: Como pueblo con territorio propio. Pues, somos un pueblo; y, este hecho, bañado en el ancho mar de nuestra conciencia colectiva común, respecto de todo el daño recibido, desde la proclamación de la «independencia para ser sometidos», sólo nos debe llevar al compromiso solidario de enarbolar nuestra propia defensa como bandera hondeando todos los espacios de nuestras aspiraciones legítimas de libertad y autogobierno. Nuestra unidad, la defensa mutua, la protección recíproca y el rechazo firme y decidido contra todas las prácticas y manifestaciones de la vileza de todos los enviados de Teodoro Obiang Nguema y su gobierno, han de ser, pues, la señal que nos sirva de guía en nuestra resuelta y decidida voluntad de transitar el lecho firme de nuestra decisión de vivir libres.
Pues, como consecuencia de la herencia de todos estos años de salvaje sometimiento tribal, Annobón sólo tiene como meta el autogobierno propio; y , como camino, el ejercicio pleno de su voluntad soberana. En la conciencia plena de que, en todo presagio de nubarrones en el horizonte, va implícita la voluntad de sobre vivir a la tempestad. Y, en eso, la tradición de nuestra historia nos dice que somos el Pueblo de Annobón; antes de recordarnos que el annobonés es un pueblo luchador. Dispongamos, pues, y hagamos honor a nuestra historia; asumiendo la conciencia y el deber común de asegurar y garantizar nuestra autoprotección, la defensa de nuestros derechos y la salvaguarda de todos nuestros intereses generales.
Yo, Zanghadji Maêt Salet, uno de los vuestros