Dejé que el amor me hiciera,
por primera vez,
dejé ser su última novela manuscrita,
dejé que la felicidad viniese sola,
arranqué mis dudas en cada rincón de mi ser,
comí mis miedos,
atraganté mi timidez.
arrojé mis inseguridades por el mar rojo,
¿Dios!
no miré pa ‘ tras ni por error.
La vida me sonreía
y yo la sonreía a ella.
El me miró
y todo se quedó en un suspiro.