Por Fco BALLOVERA ESTRADA
Increíble pero, totalmente cierto. Todo se asemeja a la historia de una fábula, pura ficción… pero es una realidad, una pésima realidad que nos está degollando uno a uno a cada momento.
Pues, a día de hoy la ciudad de Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, ya va otra vez encaminada poco a poco, pero a un ritmo imparable, hacía la repugnante imagen de en portada de ayer. La que resplandecía en aquellos tiempos en los que nadie sabía, o más bien a nadie le importaba, el cuestionable tema del boom del petróleo en nuestro país. Después de todos estos años, los fondos extraídos del petróleo no se han invertido en lo fundamental. No hemos progresado en nada.
Estamos hablando, por ejemplo, de la actual larga cola y pelea que los ciudadanos, por falta de taxis (y de transporte público decente), sufren los ciudadanos para intentar subir al indecente “autobús” (por llamarlo de alguna manera) de doscientos-doscientos con línea (irregular) entre los barrios de Elá Nguema y Malabo, en la capital.
A la falta de taxis (que no circulan desde hace días en las vías públicas) hay que añadir el desempleo en todo el ámbito nacional, la miseria, la falta de un seguro médico para los jóvenes, las mujeres y los hombres así como las niñas y los niños, la desprotección total de los ancianos, la violación sistemática de los derechos humanos, las detenciones arbitrarias, la corrupción, la intimidación a la población por parte de los militares armados desplegados en las vías públicas, los encarcelamientos ilícitos en “Guantánamo” de algunos propietarios de vehículos particulares por ejercer en la clandestinidad el servicio de taxi, según los agentes policiales. Para que sean puestos en libertad deben pagar una fianza de 50.000 mil FCFA. En fin, toda clase de maniobras perversa destinadas a desviar los pasos hacia la democratización de nuestro país.
Pero nos preguntamos, ¿a dónde han ido a parar los 50.000FCFA por cabeza que obligaron pagar a los más de 20 dueños de vehículos particulares encerrados en “Guantánamo” para que fueran puestos en libertad? ¿En qué bolsillos han terminado? ¿Cuántas semanas más debe durar este paro de la circulación de los taxis que afecta a las principales ciudades del país, Malabo y Bata, y a todos sus ciudadanos? ¿Cuándo el gobierno va a resolver este problema? ¿Qué deberían hacer los jóvenes del país ante tal situación? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos.