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La mujer, de Guinea Ecuatorial, fue expulsada del autobús por la Policía Local de Móstoles a petición del conductor a pesar de que ella poseía su billete. Los agentes llegaron a separarla de su hijo de cuatro años años para obligarla a bajar.
Jennifer es de Guinea Ecuatorial, pero vive en Camarena, un municipio de la provincia de Toledo. Ayer en la mañana compró un billete de ida y vuelta a Madrid junto a su hijo de cuatro años, aconsejada por otras personas, porque el autobús en el trayecto de vuelta sale de Méndez Álvaro y pasa por Alcorcón, Móstoles y otros pueblos recogiendo a numerosos viajeros.
Sin embargo, a pesar de disponer del billete de vuelta al ir a subir en el último de las 20:15 en Móstoles se encontró que el autobús estaba lleno. Independientemente de los billetes que se venden se encuentran los usuarios que utilizan el abono trasportes que les permite viajar de Madrid a Toledo. “Me dijeron que si compras el billete te garantizan una plaza sea como sea, pues el asiento ya lo tienes comprado”, explica Jennifer en conversación telefónica con Es Racismo.
“Compre ida y vuelta porque en Madrid no tengo a nadie”. En Méndez Álvaro, salida inicial del autobús los viajeros con billete suben antes que los que poseen abono transporte, “estos últimos tienen que pedir un ticket de plaza en ventanilla, pero al final hacen lo que le ha dado la gana”, continúa, “el conductor dijo que ya estaba lleno y no podía hacer nada”, a pesar de que una viajera se había ofrecido a ir de pie para que la joven pudiera sentarse con su hijo.
“El conductor se limitó a amenazarme con llamar a la policía”
Jennifer subió y se quedó dentro del autobús esperando que se les ofreciera una alternativa, también por la cantidad de gente que esperaba en la parada y que habían pagado su billete. Ella comenta que solicitó que al menos se avisara a la empresa para que enviaran otro, “el conductor se limitó a amenazarme con llamar a la policía”. Tampoco disponía de dinero para pagar un taxi hasta Camarena.
Un rato después llegó la Policía Local de Móstoles. “Los agentes de policía querían bajarme a la fuerza, me decían bájate, bájate, al negarme trataron de coger a mi hijo para que me viera obligada a seguirle”, denuncia. Sin embargo, un agente llega a coger al niño de cuatro años de edad e intenta pasárselo a otro agente para sacarlo fuera. “El niño estaba llorando por como lo estaban arrastrando, lo soltaron al ver que todo el mundo les estaba recriminando su actuación”.
Acto seguido, vemos las imágenes que otra chica de Guinea Ecuatorial ya sentada en el autobús grabó con su teléfono móvil. En una de las partes del video se puede oír como uno de los agente amenaza a la testigo con bajarla del autobús si no para de grabar: “te juegas algo a que te bajas”, le dice.
“Empiezo a grabar cuando veo que van a agredir a la mujer y le quitan al niño de los brazos dentro del autobús”.
Esta testigo que prefiere guardar el anonimato ya que la policía subió a buscarla por grabar las imágenes, denuncia que también fue agredida mientras trataban de arrancarle de la mano su terminal. “Empiezo a grabar cuando veo que van a agredir a la mujer y le quitan al niño de los brazos dentro del autobús, también le quitaron las bolsas de compra que llevaba”. Señala que toda la gente del autobús se levantó contra el conductor pero no hizo ningún caso.
Se muestra indignada ante la agresión que ha sufrido Jennifer delante de su hijo. “La chica luchó porque veía como le arrancaban al niño de sus brazos y la policía no tuvo ningún reparo en quitárselo para que se bajara”. Contó un total de 8 agentes de policía por una mujer y su hijo menor, “fue horrible y desagradable”.
“Hubo un momento en el que quería ir a por mi hijo pero no me soltaban”, comenta Jennifer. Por medio, (se puede ver en el video) aparece el hermano, que intenta defender a su hermana del forcejeo y la brutalidad con la que los agentes expulsan y separan a esta mujer negra de su hijo. El hermano es empujado y apartado varias veces. Los agentes no se lo llevaron detenido, pero Jennifer comenta que tanto ella como él han sido identificados por la policía.
Perder el autobús suponía quedarse en la calle toda la noche. De hecho, cuando llegó la policía le prometieron que buscarían una solución. Al final, se marcharon tanto la policía como el autobús dejando a madre e hijo en la parada. Afortunadamente, uno de los chicos que estaba en el autobús y que también reside en Camarena reconoció a Jennifer y le comentó que al llegar a su casa cogería el coche para venir por ella. Así fue cómo madre e hijo consiguieron pasar la noche en su hogar.
Jennifer está pensando denunciar a la policía por la brutalidad “quiero ir a denunciar y dejar constancia porque estoy indignada ante este trato”. Sin embargo se pregunta qué efecto puede tener ir a la policía a denunciar a la policía.
Las secuelas de esta situación que duró cerca de 90 minutos son dolores musculares para ella, mientras que el menor “pasó un susto aunque ahora guarda en su cabeza otra imagen, ya que está disfrutando de los juguetes de reyes”, nos comenta su madre. En las imágenes se puede ver cómo la policía la separa de su hijo y utiliza la fuerza para expulsarla del autobús llegando a tirarla al suelo. ¿Habría actuado así si la viajera fuera una mujer blanca con su hijo?
Fuente :es racismo
para mí ese incidente parte de una mala educación de parte de esa guineana.
cualquiera que haya viajado a europa sabe muy que la preferencia de los asientos está relacionada con el orden de llegada. que te digan en la ventanilla que tienes preferencia no deja de ser pura publicidad o en su caso un gran engaño. lo que debió haber hecho la chica es acercarse a la empresa de transporte junto a los demás viajeros que se han quedado sin espacio y pedir una alternativa, sino esxiste esa alternativa pedir la devolución de lo que ha pagodo por el billete de vuelta y, además, solicitar y rellenar una hoja de reclamación.