La ong sonage organiza desde hace diez años la acogida de niños guineanos en hogares navarros
Un reportaje de Unai Yoldi Hualde
El verano ha sido siempre la estación por excelencia de la infancia, una época que los niños y niñas esperan con ansia, pues implica guardar los libros, dejar de madrugar y centrarse únicamente en disfrutar al lado de los amigos. Pero no en todos los lugares del planeta los más pequeños pueden disfrutar de la temporada estival en la piscina, la playa o el parque. Es el caso de los 250 niños que viven en los orfanatos de Malabo y Nkué (en Guinea Ecuatorial) para ellos el verano tan solo sería una de las cuatro estaciones del año de no ser por la labor de la ONG Solidaridad Navarra con Guinea Ecuatorial, Sonage, que desde hace diez años organiza la acogida de estos menores en familias de la Comunidad Foral.
“Lo que queremos es que estos niños pasen unas vacaciones en un ambiente familiar y que sientan el cariño y el afecto de otros”, explica Paula Vigor, secretaria de la ONG y madre de acogida. La estancia de los menores se alarga desde finales de junio o principios de julio hasta finales de agosto, con el objetivo de que convivan con una familia “y salgan de la rutina de vivir en una institución como es un orfanato”. “También les viene muy bien para acceder a los servicios sociosanitarios. Una vez que vienen aquí les cubre todo la Seguridad Social, por lo que se hacen revisiones completas por si necesitan gafas, empastes o cualquier otra cosa”, comenta Paula, que también destaca que “suelen engordar”, ya que reciben una alimentación variada de la que carecen en el país africano.
La miembro de Sonage todavía no conoce el número exacto de menores que vendrán el próximo verano, ya que tienen un límite de niños a los que se les puede facilitar una documentación para salir del país. “Por ahora ya tenemos a diez niños documentados por lo que necesitaríamos un mínimo de diez familias de acogida, para que ninguno se quede sin venir”, señala.
Estos niños tienen entre ocho y catorce años, y la idea es que las familias se comprometan a largo plazo, es decir, que haya una continuidad de unos tres o cuatro años para que los niños y niñas guineanas puedan viajar en varias ocasiones a hogares en los que ya han establecido un clima de confianza. “El mayor número de niños acogidos en un verano ha sido de 57, pero con la crisis ha ido bajando y el año pasado fueron 20”, apunta Paula.
Llamamiento a las familias
Las familias que quieran comprometerse a acoger a un menor guineano deben ponerse en contacto con la ONG a través del correo electrónico sonage@hotmail.es o llamando al teléfono 629 55 73 01. “Hacemos un llamamiento a la sociedad navarra para que se implique en este proyecto. Los niños necesitan sentir que hay gente que les quiere, pero también es una gran experiencia para la familia que con muy poco contribuyen a la felicidad de muchos pequeños”, destaca.
En concreto, son niños cuyos padres y madres han fallecido o no han podido hacerse cargo de ellos, al tener otros matrimonios con más hijos o pasar por una mala situación económica, situaciones habituales en el país africano. La secretaria de la ONG comenta que “tienen muy claro que vienen a una especie de vacaciones y vuelven encantados año tras año”.
Por otro lado, Sonage, además de facilitar la acogida de estos niños en verano, también trabaja en los dos orfanatos con programas de educación y de salud y, anualmente, envía contenedores de ayuda humanitaria con comida, ropa, material escolar e infraestructura sanitaria. “En verano también suelen ir voluntarios y organizan talleres y excursiones. Los de la Junta Directiva intentamos ir cuando podemos para hacer un seguimiento de cómo van los proyectos”, comenta Paula.
Fuente: Noticias de Navarra