La falta de filtro para la armada garantiza la inestabilidad de la paz.


El ingreso sin previo filtro en las fuerzas armadas asegura a corto y largo plazo una inestabilidad y débil garantía de paz en Guinea Ecuatorial, algo que permite la violación del artículo 17 de la Ley Fundamental. La adhesión a la armada sigue presentando graves retos, la aplicación de unos parámetros y requisitos a nivel social que deben cumplir las personas postulantes es deficiente, y verificar que las personas que ingresan no hayan incurrido en la violación de leyes o no hayan sido partícipes de actos delictivos, de violación de derechos humanos y/o delincuencia, deja mucha preocupación a la población civil.

Gonzalo Abaha Nguema Mikue,
12 de octubre, Día de la Independencia

La delincuencia organizada dentro de la armada está en alza, varios jóvenes muestran la inseguridad que se respira y la extremada violencia con la que sus antiguos contrincantes de bandas (gánster), ahora delincuentes armados, actúan: con impunidad y emprendiendo acciones para arremeter contra las vidas de otros jóvenes (supuestos enemigos), empleando la condición militar y de rango para saldar viejas cuentas que tuvieron en la calle antes de pertenecer a la armada.

Estos hacen uso de la bandera y el escudo nacional para actuar al margen de la ley, una costumbre legendaria para la milicia guineoecuatoriana. Estos gánsters, ahora militares, más conocidos por los jóvenes con el nombre de mimbere piratas, no han dejado de lado su actitud de agresión, delincuencia, violación y toda costumbre que rompe con los esquemas del imperio de la ley y la protección de las personas y sus derechos humanos. La labor suprema del servicio militar es la de salvaguardar y garantizar la estabilidad de la paz a todas las personas ciudadanas, muy contraria a la habitual actitud de intimidación, agresión, detenciones arbitrarias, maltrato, indefensión y falta de protección.

Varios jóvenes manifiestan no sentirse seguros con la presencia de un militar. Las academias militares, desde hace un largo periodo de tiempo hasta la actualidad, han sido lugares considerados como reformatorio o centros de reclusión de menores, algo que resaltan algunos informes elaborados por el colectivo Somos Parte del Mundo, donde señalan este hecho dentro de la comunidad LGTBIQA+. Utilizan el espacio como institución de primeros auxilios y lugar de captación en los procesos de trata. Las familias, actúan de manera contundente con cualquier miembro cuando consideran que está fuera de los cánones tradicionales y las enseñanzas bantúes (el caso de las personas gais, lesbianas, bisexuales, trans y demás orientaciones sexo -diversas), y de la Santa Madre Iglesia Católica, apostólica y romana (el caso de las personas consideradas vagas, maleantes, politoxicómanas, violentas, agresivas, delincuentes, homosexuales, etc.) recogido como viene señalado según la Ley de Vagos y Maleantes de 15 de julio de 1954 y su última reforma (Ley 16/1970, de 4 de agosto, sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social) del franquismo, aplicable y vigente en Guinea Ecuatorial.

Varias personas admiten haber ingresado en la armada por necesidad, por ser la única manera supuestamente garantizada de cobro, y, por resentimiento tras haber sido víctimas de violencia, intimidaciones, abusos a manos de algún militar de manera injusta. El ingreso en la armada no garantiza el fin de la violación de sus derechos, la situación persiste de forma deplorable, es frecuente que dos o tres años más tarde muchos tengan problemas de salud mental y física, causados por las secuelas, por los episodios vividos de violaciones y abusos sexuales, sobre todo a mujeres y jovencitas expuestas a ITS. En otros casos, aparecen reumas y enfermedades que degradan las condiciones físicas y psicológicas de salud; las agresiones sexuales son frecuentes sin mirar el sexo.

En ese clima de descontento, desde años atrás, varias personalidades conjuntamente con las bandas se han sumado a ingresar en la armada para actuar con impunidad, algo que crea inestabilidad para la seguridad de otros jóvenes y adolescentes. Destacar que esa delincuencia organizada incluye desde personas sin rango hasta el más alto nivel, todo bien estructurado, esperando cualquier oportunidad de desestabilidad. La garantía de la paz ante la sociedad resulta ser deficiente.

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