El gobierno ha lanzado con bombos y platillos una nueva plataforma web “anticorrupción”, presentada como una medida para combatir irregularidades y promover la transparencia. Sin embargo, en un país donde los derechos fundamentales son muchas veces vulnerados y donde el sistema de justicia adolece de graves problemas de imparcialidad, una herramienta de este tipo presenta más riesgos que soluciones.
¿Garantías de justicia o caza de brujas encubierta?
El Vicepresidente ha elogiado esta plataforma, promovida por el Primer Ministro, y la Ley Anticorrupción del 2022. Pero los procedimientos “preventivos” empleados hasta ahora en supuestos casos de corrupción -como la prisión preventiva sin pruebas contundentes- pintan un panorama muy preocupante. ¿Quién garantiza que esta plataforma no se convertirá en un mecanismo de denuncia anónima sin control, ni respeto por la presunción de inocencia?
Ejemplos como el de Ndonguito -detenido por sospechas basadas en rumores y liberado un mes después sin cargos formales- ponen en evidencia lo frágil que es la línea entre justicia y abuso de poder. ¿Quién responderá por el daño moral y psicológico que estos procedimientos causan, tanto al acusado como a su familia? ¿Es que los afectados no merecen alguna forma de reparación cuando se demuestra que la acusación es infundada?
¿Y la transparencia en las investigaciones?

La Gendarmería, encargada de las investigaciones, ha demostrado su falta de preparación en procedimientos judiciales justos y transparentes. ¿No sería más razonable y seguro que los casos fueran investigados por abogados especializados en derecho anticorrupción? Una cosa es buscar justicia y otra muy distinta es destruir la reputación de personas en función de rumores o venganzas personales.
La nueva plataforma no es más que una invitación para que cualquier envidioso, sin más pruebas que sus sospechas o rencores, señale a cualquiera sin temor a las consecuencias.
Una herramienta de distracción y tomadura de pelo al pueblo
Si realmente se busca justicia y transparencia, primero debe garantizarse un sistema donde los derechos humanos de todos los ciudadanos estén protegidos, y donde cualquier acusación pase por filtros rigurosos y profesionales, sin que la mera denuncia sea sinónimo de culpa. Lamentablemente, esta plataforma no parece más que una cortina de humo para desviar la atención de los verdaderos problemas del país, una herramienta de distracción que además se convierte en una burla para el pueblo, que sigue esperando medidas reales para su bienestar.
Como bien dice el refrán criollo: “Eni man in corn de na water”, que en otras palabras nos recuerda: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.
El vicepresidente denunciará a él mismo en ese portal?