La cumbre de la CEMAC, la cumbre del sueño

La imagen captada durante la cumbre de la CEMAC en Yaundé no deja espacio para interpretaciones: dirigentes dormidos, cabezas inclinadas y ojos cerrados mientras el futuro de África Central se debatía —al menos, sobre el papel— en aquella sala. Los anfitriones cameruneses, fieles al guion, abrieron la senda del letargo, simbolizando sin quererlo lo que ha sido la gestión regional en las últimas décadas: un liderazgo ausente, cansado o simplemente indiferente.

La Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC), podría ser una potencia económica. CEMAC es rica en petróleo, recursos minerales y naturales, África Central tiene en sus manos los medios para despegar, pero en cambio, sus países permanecen dormidos como sus dirigentes en las cumbres. Gobiernos longevos, corrupción generalizada y falta de voluntad política han convertido esta región en una paradoja: abundancia de recursos y miseria endémica.

En Camerún, los discursos de modernización conviven con una economía anquilosada y elites que acaparan el poder desde hace más de cuatro décadas. Guinea Ecuatorial, pese a sus enormes ingresos petroleros, se queda sin servicios básicos mientras los beneficios del crudo van hacia cuentas privadas en el extranjero, sexo, drogas y caprichos varios. Chad y la República Centroafricana sobreviven entre conflictos, pobreza extrema y una administración casi inexistente. Gabón y Congo-Brazzaville, aunque menos agitados, tampoco han visto progreso real pese a décadas de promesas.

Así, mientras las llamadas élites duermen en las cumbres, los pueblos de África Central cargan con una realidad cada vez más difícil: inflación, desempleo, falta de infraestructura y servicios esenciales. La ironía es cruel pero evidente: duermen plácidamente en sus cumbres mientras millones no encuentran paz ni siquiera para soñar.

El letargo de los dirigentes no es solo físico; es una representación gráfica de la parálisis que arrastra a toda la región. África Central no puede aspirar a un futuro mejor si sus líderes prefieren dormirse en el presente. ¿Occidente tiene la culpa del sueño profundo de los dirigentes en sus cumbres?

El verdadero despertar de África Central solo será posible cuando sus dirigentes desaparezcan en el escenario político de sus respectivos países, incluido está el recien llegado y bailongo Oligui Nguema.

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Un comentario

  1. Ustedes no viviran como Mathusalem para que un dia puedan ver el desarrollo economico, social, cultural y intelectual de este continente maldito.
    Los que llamais lideres no son otra cosa que una pandilla de tontos que se han acomodado al poder.

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