Con bombos, platillos y una buena dosis de papel mojado, el PDGE ha desmentido el documental de El País con un comunicado que pasará a la historia… de la comedia. Porque, señores, si algo deja claro este texto, es que el terrorismo de Estado es una institución en la Guinea Ecuatorial de Teodoro Obiang, y además, ¡se ejerce con orgullo!
¿Pruebas? No hacen falta. A estas alturas, todos sabemos que en Malabo solo existe paz, unidad y justicia… si no abres la boca, no piensas distinto y rezas por no acabar en una celda con más cucarachas que luz natural.
Vamos a desmontar los «argumentos» oficiales, pero con afecto:
- El documental presenta a familiares de opositores llorando y clamando por noticias de sus seres queridos. Para el PDGE, esto no es más que «teatro«. Y tienen razón: el único que actúa mejor que ellos es el mismísimo Chuck Norris, porque todos sabemos que si denuncias una desaparición, no solo te tachan de mentiroso, sino que corres el riesgo de «desaparecer» tú también. ¡Bravo!
- Luego tenemos el chiste del año: «La justicia española desestimó la denuncia«. No nos engañemos, si la justicia española fuera un personaje, sería Pilatos, lavándose las manos con agua bien calentita. Que un juez intente cierrar un caso por tecnicismos no significa que no exista un régimen secuestrador y torturador. Pero claro, para el PDGE, un papel archivado en Madrid es prueba irrefutable de que aquí no pasa nada. ¡Sigan circulando!
- La guinda del pastel: el «Examen Periódico del Consejo de Derechos Humanos de la ONU». Según el régimen, este examen los aprobó con honores. Lo que olvidan decir es que aprobar en la ONU en derechos humanos es más fácil que copiar en un examen de primaria, porque si nadie mira lo que escribes, sacas matrícula de honor.
Y ahora, vamos al plato fuerte del comunicado:
«Guinea Ecuatorial vive su época de mayor esplendor bajo el liderazgo ejemplar de S.E. Obiang Nguema Mbasogo».
Esplendor, dicen. Claro, porque nada grita «esplendor» como:
- El 85% de la población sumida en la pobreza extrema.
- Las cárceles llenas de opositores, disidentes y enemigos particulares de los jerifaltes.
- Un país sin libertad de prensa, donde ser crítico equivale a ser traidor.
¿Esplendor para quién? Para la familia dictatorial y su corte de privilegiados que acumulan mansiones, coches y cuentas en el extranjero. Para el resto, el esplendor se resume en: «Sobrevive si puedes y aguanta la continuidad en silencio».
Señores del PDGE, si van a escribir un comunicado para desmentir un documental que denuncia el terrorismo de Estado institucionalizado, por lo menos esfuércense en que suene realista. Porque negar secuestros y torturas mientras en Malabo llueven desapariciones, es como apagar un incendio echándole gasolina.
Y ya que estamos, si tanto les molesta El País, propongo que contraten a Disney para rodar un documental alternativo: «Obiang y la fábrica del esplendor». Incluir unicornios, arcoíris y, por supuesto, un dictador «ejemplar» que gobierna a golpe de amor, paz y tortura.
Pero cuidado, la fantasía tiene límites.