GUINEA ECUATORIAL: “La represión envía un mensaje aleccionador a cualquiera que piense organizarse para reclamar derechos”


CIVICUS conversa sobre la represión en Guinea Ecuatorial con el activista de la sociedad civil Joaquín Elo. Tras haber estado detenido durante casi un año en 2019, Joaquín aboga por la liberación de otros activistas presos y por la apertura del espacio cívico y la transición a la democracia en Guinea Ecuatorial.

¿Existe algún espacio para la sociedad civil en Guinea Ecuatorial?

En Guinea Ecuatorial no hay espacio para otras voces, para formas diferentes de pensar o maneras distintas de ver la vida. Esto afecta no solamente a la sociedad civil sino también a las organizaciones políticas.

Los regímenes como el de Guinea Ecuatorial se basan en la ausencia total de libertad. El presidente Teodoro Obiang está en el poder desde el golpe de Estado de 1979, es decir, lleva 45 años en el poder. La privación de libertad logra anular a la gente, volviéndola pasiva y carente de solidaridad. Cuando algo le pasa a alguien, es común que los vecinos comenten que “se lo habrá buscado”.

La gente sabe que el régimen es bárbaro y criminal. No se involucra sabe cuáles pueden ser las consecuencias; han visto a mucha gente ser apaleada, pasar años en la cárcel en las peores condiciones, e incluso perder la vida.

¿Qué tácticas de represión utiliza el gobierno?

Las tácticas de represión son de manual: hostigamiento, cárcel, desapariciones. El régimen utiliza la manipulación legal y la violencia para mantener el control, empleando sus recursos económicos para perpetuar su poder y eliminar toda oposición.

El régimen tiene la sartén por el mango, ya que mantiene el control absoluto de todos los poderes, ejecutivo, legislativo y judicial. Criminaliza el activismo utilizando leyes que tienen otros propósitos, presumiblemente legítimos. Por ejemplo, yo actualmente no puedo salir del país porque se me acusa de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, lo cual es completamente absurdo.

Además, cuenta con todos los medios coercitivos a su disposición: la policía, la gendarmería y el ejército. Y por último, tiene mucho dinero, proveniente de la explotación del petróleo. Este recurso, en lugar de para mejorar la vida de la población, se utiliza para comprar voluntades, silenciar opositores e incluso secuestrar gente en el exterior.

En los últimos años, numerosos activistas han pasado por secuestros, encarcelamientos y torturas. Entre ellos se cuenta Anacleto Micha Ndong Nlang, que fue detenido bajo la acusación de iniciar unos incendios. Dos meses más tarde nos enteramos de que lo habían trasladado a otra cárcel por una supuesta denuncia de un agente de la gendarmería. Este agente, que trabaja en la cárcel donde estuvo Anacleto, lo torturó y Anacleto lo denunció al salir. Pero su denuncia nunca se tramitó.

Cabe destacar también la cantidad de jóvenes detenidos en el marco de la llamada “Operación Limpieza”, una campaña de detenciones arbitrarias lanzada por el vicepresidente en mayo de 2022 en respuesta al supuesto incremento de la cantidad de delitos cometidos por bandas juveniles. Ha habido centenares de jóvenes detenidos, pero nosotros tenemos documentados con nombre y apellido 55 casos. Todos ellos son residentes de la Isla de Bioko, pero el régimen los mantiene recluidos en la parte continental, lo que dificulta a sus familias trasladarse para verlos.

Las cárceles son auténticos mataderos. Tristemente hablo por experiencia directa. La famosa cárcel de Black Beach, construida para albergar a un máximo de 400 personas, hoy alberga a 1500. Los presos no pueden recibir visitas y dependen de la comida proporcionada por el gobierno, que crea serios problemas de salud. Imagínese el hacinamiento de 1500 reclusos, muchos de ellos con tuberculosis, sida y hepatitis, en un espacio para 400. Los enfermos graves son llevados al hospital más cercano solo para poder decir que no murieron en la cárcel de Black Beach.

Todo esto envía un mensaje aleccionador a cualquiera que tenga la idea de organizarse para reclamar derechos, mostrando adonde podrían llevarle esos esfuerzos.

¿Ha habido algún intento de organización política de la oposición?

En las últimas elecciones, realizadas en noviembre de 2022, en las cuales el presidente se adjudicó un inverosímil 99,7% de los votos, hubo una organización política opositora que intentó participar. El partido Ciudadanos por la Innovación, que había sido legalizado, convocó a sus adherentes a organizarse para presentar candidaturas, ya fuera como partido o como independientes, ya que el marco jurídico en principio lo permitía.

La reacción represiva del régimen fue desproporcionada. Dos meses antes de las elecciones, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo un asalto armado de las instalaciones del partido. El ataque fue de tal brutalidad que el edificio debió ser demolido, ya no existe. La organización asegura que hubo más de 20 muertos. El propio régimen reconoció cuatro, pero hasta el día de hoy no se sabe qué pasó con los cadáveres.

En junio de 2023, un tribunal militar condenó a casi 30 años de cárcel al líder de Ciudadanos por la Innovación, acusado de homicidio, “insultos a las Fuerzas Armadas” y “ejercicio abusivo de los derechos fundamentales”. Otros nueve seguidores del partido recibieron penas de entre nueve y 11 años de cárcel por los delitos de asociación ilícita, reuniones ilícitas, posesión ilegal de armas y municiones, atentado contra agentes de la autoridad, lesiones graves y homicidio.

El líder y otros integrantes del partido han sido recluidos en cárceles clandestinas y sus familiares no saben dónde están ni reciben noticias de ellos. A efectos prácticos, están desaparecidos. La intencionalidad es clara: se busca desalentar a cualquiera que intente o se atreva a desafiar al régimen, mostrando que este es el destino que le espera.

Entiendo que la gente a veces pueda sentirse culpable por no actuar, pero también comprendo su miedo. Si una organización política legalizada es tratada de ese modo con total impunidad, ¿qué puede esperar el resto de la gente?

¿Cómo podría la comunidad internacional apoyar una transición a la democracia en Guinea Ecuatorial?

Esa es la gran pregunta. Los países democráticos deben actuar. Los regímenes totalitarios generan descontento y manipulan discursos para culpar a las potencias coloniales u occidentales de empobrecer continentes como África y países como Guinea Ecuatorial. En este contexto, los países democráticos y la comunidad internacional deberían replantear la lucha contra las dictaduras, de modo similar a lo que se hizo con la descolonización.

Pedimos encarecidamente que se hable de Guinea Ecuatorial para que el mundo sepa lo que realmente está pasando. El problema, en el actual contexto global, es que siempre se priorizan crisis más visibles, como las de Gaza, Siria y Ucrania, mientras que otras se ignoran.

Aquí la separación de poderes no existe. Hay un solo hombre que tiene poder absoluto. Es el repartidor de oportunidades y el tesorero pagador. Nadie puede salirse del molde. Quien lo hace, como mi compañero Anacleto y tantos otros, termina en la cárcel.

Necesitamos que nuestra situación se visibilice para que la comunidad internacional actúe y nos ayude a poner fin a estas injusticias.


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