Tras la apertura del CCEG (Centro Cultural Ecuatoguineano) muchos de los empleados que contrajo Consuelo Obiang Mbulito cayeron en desgracia por la disputa personal de ésta, entonces directora, con Guillermina Mekuy por asuntos que nunca fueron de interés para nadie más, salvo a las susodichas.
Mekuy ganó la batalla, puso a su hermano como director gráfico y echó a todos los trabajadores que había contratado Obiang Mbulito.
El CCEG ya debía casi 3 meses de salario a todos los trabajadores; después de una lucha incesante, al final la Tesorería libró el dinero y Guillermina se lo quedó todo
El grueso de los trabajadores despedidos tuvo que ir deambulando de despacho en despacho del ministerio afin, el ministerio de cultura, con el único fin de cobrar los haberes, sin apenas mencionar la liquidación, sin resultado alguno. Despúes se le vino por dar el salto al ministerio de Justicia, donde fueron recibidos pero, tampoco tvieron solución. Definitivamente tocaron la puerta de la primatura.
Cabe señalar que, al encuentro con Julián Ondo Ncum cómo Ministro de justicia éste llamó a Guillermina y ella «le mandó a freír espárragos subrayando que, si quiere que lo vaya a acusar donde el presidente».
La maniobra de Guillermina en versión de una de las víctimas
“En aquel entonces, Mekuy ocupaba el cargo de Secretaria de Estado encargada de Centros culturales, bibliotecas y cines. Al echar a los trabajadores (animadores culturales, administrativos, mozas de limpieza y técnicos) debiendo tres meses de salario, lo que hicimos fue documentar todas las diligencias posibles para que nos pagara. Primero lo remitimos una carta exigiendo nuestro pago y ella, ni siquiera nos respondió; entonces enviamos una carta al parlamento explicando el problema, tampoco nos respondieron; enviamos otra carta al entonces Secretario General del PDGE y ese respondió diciendo que no podía hacer nada, fuimos unos cuantos a pedir audiencia y vernos con Salvador Ondo Ncum que era y es ministro de justicia; nos recibió, le explicamos el tema en su despacho, cogió su teléfono y llamó a Guillermina sobre el asunto, ella respondió diciéndole que recibía órdenes del presidente y sin más, colgó el teléfono al Ministro. Salvador nos dijo textualmente: ‘hermanitos míos yo ya no sé qué más puedo hacer’.
Nuestro siguiente paso fue remitir una carta al Primer Ministro, Pascual Obama Asue adjuntando la lista con la afiliación completa de todos los trabajadores y ése, a su vez ordenó a la tesorería hacer el pago.
Guillermina no tardó en aparecer en escena al saber que ya nos iban a pagar; llegó en su coche oficial con sus tres secretarias cargando dos maletas llenas de dinero;acto seguido, fueron los sus gritos de amenazas e intimidaciones para después decir: ‘he traído el dinero para pagaros pero primero voy a realizar una inspección para ver si falta algo en los despachos’. Mientras, realizaba su inspección sus secretarias llevaron las maletas otra vez al coche y al final de la inspección, tras darse cuenta que no faltaba nada en los despachos, se largó dejándonos esperando en la sala de reuniones, hasta hoy en día. Nadie de nosotros volvió a saber de Guillermina Mokuy, ni mucho menos de las dos maletas de nuestro sufrimiento, en dinero”.
Todo pueblo tiene al gobierno que se merece el guineano mira en otra parate ante cualquier atropello o injusticia
Así se las arregla para comprar sus vestidos de Dior, robando a unos pobres trabajadores, y dicen las malas lenguas que es un ejemplo a seguir Guillermina Mekuy? Que vergüenza mas grande.
Me gustaría seguir este asunto, es muy grave, esos trabajadores se merecen sus pagas, se lo han ganado, es injusto que el gobierno los deje con una mano delante y otra detrás.
Seguirlo dónde, si hace años que la Mokuy se largó a España. No existe acuerdo de extradición entre Guinea y España.