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La felicidad y el guineano están reñidos,son incompatibles

El Estado que no educa, ahora también prohíbe celebrar

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Según relata la periodista cubana María Antonieta Colunga en una crónica publicada por Adelante.cu, el actor, percusionista y narrador guineoecuatoriano Gorsy Edú dejó una huella profunda en la edición 2025 del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León (FÀCYL), celebrado en Salamanca, España. Su espectáculo El Percusionista no fue simplemente una función: fue una experiencia vivida, compartida y sentida por el público como un viaje colectivo al corazón del ritmo africano.
Nacido en Ebibeyín, Gorsy Edú lleva casi dos décadas recorriendo el mundo con esta obra en la que combina música, palabra, danza y memoria. Sobre el escenario, no necesita más que su cuerpo, su voz y trece instrumentos tradicionales, entre ellos el nkúu, el mëndjang y el mbeiñ, para transmitir una sabiduría ancestral que no se enseña en libros, sino que se hereda por contacto, por vínculo, por sangre.
Durante hora y media de función, el artista llevó al público del llanto a la risa, del juego al silencio, de la memoria íntima al canto universal. En la historia que narra, un abuelo enseña a su nieto el ritmo como forma de vida, hasta que la enfermedad lo obliga a migrar en busca de una cura. Pero lo importante no es el argumento, sino la forma en que lo habita: cada instrumento es un compañero; cada palabra, una semilla.
En un tiempo dominado por la velocidad y la tecnología, Gorsy defiende otra manera de comunicarse: la del ritmo, la del cuerpo, la del encuentro humano. Y lo hace desde una raíz cultural que no reniega de lo propio. “Yo no concibo el arte como profesión, sino como modo de vida”, afirmó durante su encuentro con el público en el Rincón del FÀCYL. “En mi aldea, no puedes entender el canto sin el llanto, ni la danza sin la música, ni la música sin la poesía.”
Su presencia es la de un griot moderno, una figura tradicional africana encargada de guardar y transmitir la memoria de su pueblo. Pero Gorsy no se proclama sabio. Se define, con humildad, como alguien que “solo toca tambores”. Sin embargo, su forma de hablar, de moverse y de mirar revela algo más profundo: la conciencia de quien lleva sobre los hombros no solo su voz, sino la de una comunidad silenciada.
Desde esta página celebramos que su obra, hecha de raíces y tambor, siga abriéndose paso en los escenarios del mundo. En un momento en que Guinea Ecuatorial necesita más que nunca artistas que hablen desde la verdad, la memoria y el cuerpo, la voz de Gorsy Edú no es solo un eco del pasado, es una llamada al despertar.