Se acaba el año 2016 y se inicia el 2017 y, antes de formular sus deseos para el nuevo año, conviene hacer un breve balance de lo que ha deparado el año que termina.
2016 ha sido un año desastroso para los ecuatoguineanos en todos los planos. En lo político y social se ha asistido a un enorme retroceso en el proceso de democratización de Guinea Ecuatorial, con la celebración de unas elecciones presidenciales en las que, una vez más, se ha puesto de manifiesto el fraude electoral institucionalizado en el país en todas las fases del proceso electoral, con una flagrante violación del marco jurídico nacional e internacional que regula las elecciones; se ha acentuado la marginalización y persecución del opositor, llegando hasta la instrumentalización política de la justicia con acusaciones falsas, detenciones arbitrarias y torturas.
En el plano económico, la incapacidad del Gobierno, acompañada de una desastrosa gestión económica, está hundiendo cada día más al país en una recesión que no parece tener fondo, y cuyas consecuencias son: el cierre de empresas, despido de empleados, atrasos en el cobro de salarios y una miseria cada vez más generalizada en el país. Se ha puesto de manifiesto que el Gobierno ha sido incapaz de aprender la enseñanza bíblica del sueño de las siete vacas del Faraón, a pesar de haber bautizado la época de bonanza económica como la de las vacas gordas.
Efectivamente, por indicación de José, los egipcios aprovecharon los años de abundancia en hacer acopio de provisiones para los años de escasez, el Gobierno del PDGE hizo todo lo contrario: despilfarró los recursos del Estado, haciéndose ricos sus ministros, sin cimentar las bases para la sostenibilidad de la economía en tiempos difíciles como los que hoy se viven en Guinea Ecuatorial; como resultado el Estado se ha vuelto pobre y los nuevos ricos más ricos que el propio Estado. Es dentro de este estado de cosas que el PDGE practica la política engañosa de donación de víveres a sus militantes, como gesto de caridad, que no de solidaridad, incapaz de proponer soluciones estructurales que hagan posible que toda familia guineo-ecuatoriana sea capaz de alimentarse dignamente mediante su propio esfuerzo.
A pesar de las falsas promesas que se escuchan aquí y allá, los guineo-ecuatorianos deben ser conscientes de que no habrá solución a sus problemas, en todos los órdenes, si no hay un cambio político en este país.
Por eso, el ferviente deseo del FOD para el nuevo año que comienza, es que el guineo-ecuatoriano tome conciencia de que es el verdadero soberano de su país y que actúe en consecuencia. Que todos, sin distinción de credo político, origen o sexo, trabajen juntos para propiciar, mediante diálogo constructivo, un cambio político por la vía no violenta, un cambio que haga posible la construcción de una Guinea Ecuatorial en que quepan todos, con igualdad de oportunidades y en una convivencia moderada por la ley, igual para todos, donde los gestores de los bienes públicos estén obligados a rendir cuentas.
Malabo, 31 de diciembre de 2016
LA COMISIÓN POLÍTICA