¿Es el fin de régimen en Guinea Ecuatorial?

Por José Eugenio Nsue, filólogo

«Escribe al ángel de la iglesia de La odisea: esto dice el Amén, el testigo fidedigno y veraz, el que está en el origen de las cosas creadas por Dios:

– Conozco tus obras y no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero eres sólo tibio; ni caliente ni frío. Por eso voy a vomitarte de mi boca. Además, andas diciendo que eres rico, que tienes muchas riquezas y nada te falta. ¡Infeliz de ti! ¿No sabes que eres miserable, pobre, ciego y desnudo? Si quieres hacerte rico, te aconsejo que me compres oro acrisolado en el fuego, vestidos blancos con que cubrir la vergüenza de tu desnudez y colirio para que unjas tus ojos y puedas ver » (Apocalipsis 3, 14 – 18).

En la República de Guinea Ecuatorial parece que el fin del régimen está llegando. San Lucas dice que «el hombre bueno saca el bien del buen tesoro de su corazón, y el malo de su mal corazón saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla su boca«. Lc 6, 45.

Me he inspirado en la Biblia en estas reflexiones porque, en primer lugar me parece un preludio la situación que atraviesa actualmente mi país de origen, nuestra Guinea Ecuatorial; en segundo lugar porque las calamidades y desgracias que está padeciendo la población guineoecuatoriana ya han tomado dimensiones apocalípticas que sólo el Altísimo es capaz de frenarlas como pueblo suyo.

Estoy hablando de las pérdidas humanas evitables que de forma misteriosa, violenta o accidental están ocurriendo en este país cada vez más y más y de las que nadie, ni los gobernantes, ni la seguridad, ni los profesionales en la materia se ocupan ni investigan. Me refiero a los magistrados y jueces que tienen alguna formación académica seria; a los facultativos y sanitarios formados en las universidades de verdad; a algún que otro policía o militar digno de ese nombre que puede haber en ese ejército de Pancho Villa lleno de inútiles, ladrones, psicópatas, violadores y alcohólicos; y también al clero católico y apostólico nacional.

No hace mucho, de lo que va del año y contando sólo los casos de muertes y desapariciones aparecidas en estas redes sociales que no representan ni el 10% de todas las muertes violentas y extrañas que ocurren en el país:

– Una niña de 16 años, Mauricia Nchama López, muere por querer abortar ya que el ministro de la ¿educación? del Gobierno dictatorial prohíbe embarazarse si se quiere estudiar en este país;

– Otra joven se suicida ¿tirándose? de un piso porque su pareja o amante, hijo de los mandamases del régimen, quería irse con otra;

– Una niña de unos tres años es encontrada ¿ahogada? en un pozo a cientos de metros de la casa de sus padres en Buena Esperanza; un primer piso que jamás la niña podía ni abrir sola la puerta, ni bajarse las escaleras hasta llegar hasta el portal principal y llegar hasta el pozo que estaba en un lugar casi inaccesible;

– Una mujer de unos 60 años, Okomo ONDO, del poblado de Ayene – Niefang, es encontrada muerta y mutilada en su finca en Malabo. Al parecer, sus verdugos se ensañaron con ella sacándole los ojos, la lengua, los senos…; nadie se personó en el escenario del crimen para interesarse;

– Un joven ciudadano es acribillado reventándole la cabeza mientras circulaba con su vehículo por las calles de la capital del país, Malabo, por un militar del régimen sin motivo;

– Un individuo con un arma reglamentaria de su ¿tío? dispara a otro tío en la cocina de la mujer de ese a quemarropa volándole los sesos por una simple discusión; esto fue en Mongomo;

– Un joven es hallado ¿ahorcado? en una casa abandonada a las afueras de Bioko Sur. El joven llevaba días desaparecido porque los suyos andaban buscándole sin ni una respuesta por parte de la policía ni de nadie. Lo más curioso es que el ahorcado tenía las manos atadas por detrás; ¿cómo se puede ahorcarse con las manos atadas?

– Un súbdito guineano vestido de militar es hallado muerto en la carretera de Luba con una herida en la cabeza;

– Al menos una joven de unos 18 años pierde la vida en el intento de subir a un barco en Bata para Malabo para reincorporarse en sus estudios; ¿murió asfixiada, ahogada o golpeada por los esbirros del régimen con las porras eléctricas que se les han repartido entre esa manada de hienas que van atemorizando e hiriendo a todo lo que se mueve siempre que tienen la ocasión?

Podíamos seguir enumerando estos sucesos hasta llenar un libro de tropecientas páginas.

Yo tengo claro, clarísimo que la clase política que manda en el país: Obiang Nguema y familiares; los amigos y conocidos de Obiang Nguema y familiares; los cofrades de la asociación de malhechores del PDGE así como los amigos de los amigos de los parientes de la monarquía de Akoakam y familiares, No son personas humanas sino más bien, sin humanoides; por lo que, pedirles a estas alturas que sientan, que compadezcan, investiguen por qué muere tanta gente; que se preocupen, que empaticen o que intenten aliviar, paliar, solucionar los problemas y las necesidades de la población; población a la que se les llenan las bocas diciendo que les quieren, que están para mejorarles la calidad de vida y para hacerles la vida feliz, etc; es como pedirle a un chino que pronuncie correctamente la palabra ‘rareza’.

A los que me gustaría dirigirme esta vez son, a los colectivos que antes había hecho mención; a los que se supone que son profesionales en su materia. No logro entender ni comprender que, con todo lo que está cayendo en el país, con tantas muertes inocentes, crueles y sangrantes; con tantas familias abatidas y desesperadas por las muertes de familiares, torturas físicas, psíquicas y psicológicas que están padeciendo; con todo el pueblo gritando en silencio y clamando justicia; ¿cómo es que no tengan ni una mínima humanidad ni conmiseración para tratar de buscar, aunque sólo fuera eso, alguna explicación que dar a esos familiares a todas esas personas? Ya no digo que les resarcen de sus dolores porque, a una persona que le han arrebatado a un ser querido, o a uno que ha sido vilipendiado, vejado, humillado o torturado, no hay resarcimiento que valga.

¿Quién os ha dicho a ti, presidente de tribunal; licenciado en derecho por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria o de la Complutense o de La Sorbone de París; tú, director del hospital; licenciado en medicina por la Universidad de Navarra o de Alcalá de Henares o de la Universidad de Toulouse; y tú, párroco de la parroquia; licenciado en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca o de Comillas o de Granada; o tú, jefe de policías o Teniente o comandante por la academia militar de Zaragoza o de Bordeaux o de Oklahoma…; no podéis hacer uso de vuestra deontología profesional que se os presupone para atender a este pueblo sufriente? ¿Es realmente ‘conditio sine qua non ‘ que para poder trabajar en esta administración dirigida por marcianos, la primera norma es hacer dejación de tus funciones, vestirse de un chaleco anti sentimientos, ponerse las gafas opacas para no ver tantas injusticias ni ser visto y taponarse los oídos para no escuchar los gritos de auxilio de toda la población guineoecuatoriana? ¿Realmente es Obiang Nguema y los suyos los que os dicen a ti, juez; a ti, médico; a ti, administrativo; a ti, enfermera; a ti, profesora; o a ti, sacerdote, que seáis igual de insensibles e inhumanos que ellos? ¿Alguien conoce a un solo compatriota que fue apartado de su puesto de trabajo por los humanoides que mandan por haber obrado bien. Quién ha sido expulsado del trabajo en Guinea Ecuatorial por intentar hacer el bien o por haber ayudado a los más desfavorecidos? ¿Cómo es posible que en un país con tantos universitarios, no haya nadie al que le importen tantas muertes inocentes; alguien que ose a esclarecer algunas de las muertes que ocurren a diario en el país independientemente de su signo político? ¿Por qué hemos llegado a estar tan a gusto en una sociedad con tantas injusticias. Dónde ha quedado la conciencia que Dios dio al hombre a su imagen y semejanza?

Muchos de nuestros paisanos que habiéndose formado académicamente en las mejores universidades, al volver al país; en vez de obrar como los verdaderos hijos e hijas de ese país; es decir, considerarse como los verdaderos dueños, artífices de esta nación; se han subido en el carro de sus saqueadores.

Casi todos los que se han marchado a Guinea y han tenido la ¿suerte? de trabajar o, mejor dicho, de entrar en el selecto club del reino de Akoakam, han antepuesto sus propios intereses a los de la nación que les vio nacer; se han acogido a la cantinela de que «Obiang y los suyos son los primeros en robar»; «yo no he venido a arreglar esto»; «si todo el mundo lo hace y por qué yo no»; «es por culpa del régimen «; y con estas excusas, han matado sus conciencias y se han dedicado a llenarse los bolsillos; a construir casonas;a comprarse cochazos y a adquirir casas en España, Francia, EEUU, etc; pero, trabajar por el desarrollo y por una Guinea mejor lo que se dice trabajar, nada de nada.

Y en eso se han sumado hasta los sacerdotes y religiosos; hasta los hay que se niegan a ir a visitar a una pobre anciana que se estaba muriendo en Río Campo, Bata, no hace mucho; porque no le iban a dar nada, pero prefieren ir a casas de los jerifaltes del régimen para hacerles misas privadas y a cambio recibir abultados sobres y otras prebendas. Hay obispos que ya ni saben escribir cartas pastorales ni permiten a sus curas predicar el Evangelio para no herir la sensibilidad de sus mentores.

La paranoia ha llegado hasta el extremo de que aceptan ser considerados como «licenciados» todos los bachilleres en Teología y filosofía y cobrar como tales del Gobierno todos los sacerdotes guineanos como si un título universitario se obtiene por decreto ley.

Ahora que se está derrumbando este chollo de hace casi cincuenta años, ¿dónde van a pararse ahora?

¿A quién van a echar la culpa a partir de ahora de lo mal que se hacen las cosas en el país?

No estoy seguro que el presidente de un tribunal que hace caso omiso de sus atribuciones, o el médico que le niega la asistencia a un paciente, o un comisario de policías que ordena apalear a una mujer sin orden judicial, o un profesor que se acuesta con su alumna o cobra a un alumno para aprobarlos, o un cura que va a casas de los ministros diciendo misas nocturnas y en cambio se niega a ir a visitar a los enfermos en los hospitales o en sus chozas porque no tienen nada que darle, lo hacen porque el SABIO ORIENTADOR les ha orientado actuar así. No me lo creo.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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