El régimen de la alegre memoria(OBIANG NGUEMA MBAZOGO) y la perversión

CAPÍTULO ¿XVI?  HECHURAS DEL RÉGIMEN 2: CONTESTANDO A LA RÉPLICA DE SERGIO ESONO ABESO TOMO.

 

Por Ángel-Obama OBIANG ESENG.

“¿Son los demócratas ecuatoguineanos adeptos del pensamiento único?”

De esta manera titulaba Sergio Abeso Tomo su estratégica respuesta a raíz de nuestro anteriormente publicado artículo, Hechuras del régimen, difundido por Asodegue. Dado que en este mismo hallamos oportuno hacer alusión, en unas sustanciosas líneas, al abogado defensor del vicepresidente en su función frente al Tribunal Correccional de París, Sergió, a su vez, consideró necesaria una réplica en forma de un muy bien trabajado ensayo.

El escritor, filósofo y abogado François-Maire Aouret, para muchos, Voltaire, una vez dijo “juzga a un hombre por sus preguntas en lugar de por sus respuestas”, y en efecto, las preguntas que planteamos ciertamente suelen reflejar la base de nuestros pensamientos. Es curioso que quien se permitiera citar a Me Jacques Vergès, presentando la contradicción como principal condición de la existencia de la sociedad, interpretase precisamente una opinión contraria a la suya, como partidaria del “pensamiento único”.

No podríamos continuar la presente contrarréplica sin haber ofrecido una respuesta a la interesante pregunta inicial, no sin antes realizar un breve repaso sobre la paradoja de la tolerancia introducida por Karl Raimund Popper en La sociedad abierta y sus enemigos. Según el filósofo “La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia.” En resumen, si la tolerancia ilimitada se amplía a quienes no son tolerantes, entonces los tolerantes acabarán siendo destruidos por los intolerantes, desapareciendo también la tolerancia. No obstante, Popper al mismo tiempo, puntualiza:  “…con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes. Mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, sino que, por el contrarío, comiencen por acusar a todo razonamiento…”  Halle usted, señor abogado, nuestra respuesta a su pregunta pretenciosa: No somos tolerantes con la tolerancia ilimitada, porque no somos partidarios de Gobierno con políticas abusivas. Contemplamos el debate como forma de poner en evidencia las consecuencias de la tolerancia ilimitada, pero si hay un pensamiento que consideramos, ha de ser unilateral en todo ser humano, es, precisamente, el de la no tolerancia respecto a esta ilimitación.

Una vez resuelto el interrogante, prosigamos la contrarréplica del ensayo centrándonos fundamentalmente en dos partes: (I) la forma, y (ii) el fondo.

I.- LA FORMA

Al título “¿Son los demócratas ecuatoguineanos adeptos del pensamiento único?”, le sucede el renglón siguiente: “Respuesta de un investigador del derecho al político Dn Ángel-Obama Obiang Nseng” (Agradeceríamos que en adelante se procediera a escribir correctamente nuestro segundo apellido, Eseng).

Llama la atención que una persona que se presente a sí misma como “investigador del derecho”, y que además exija cierto nivel de intelectualidad a la hora de debatir, utilice como sinónimos los términos político y demócrata. Estas palabras no son intercambiables, como puede deducirse fácilmente en su título y subtítulo. En vista de su desacertada observación, permítanos aclararle el origen y significado de dichos vocablos:

  • De origen griego, Política proviene- enunciándola- de politikós, -ou, y significa “de los ciudadanos” o “del Estado”. La política, para la cuestión que nos interesa, es la doctrina referente al gobierno de los Estados
  • Por otra parte, Democracia, también proveniente -en su enunciación- del griego, se compone por demos, -ou, que significa  pueblo;  y por kratos, -ou, cuyo significado es poder, siendo la acepción final “poder del pueblo”.

En este sentido, político sería la persona que profesionalmente se dedica a la actividad política, mientras que un demócrata, la persona partidaria de la forma de gobernar el Estado según los principios democráticos (libertad de voto, libertad de expresión, libertad de asociación, tolerancia…). De modo que si bien se puede ser demócrata político, no todos los políticos son necesariamente demócratas, pues los hay dictadores, como el caso de El fundador.

Obviando estas inoportunas puntualizaciones, su impecable ensayo habría quedado perfecto en un blog especializado en leyes, en una revista jurídica, o bien en un correo electrónico dirigido a nosotros, ya que, pese a sus insinuaciones malintencionadas, tenemos la condición de Licenciado en Derecho por la UNED y abogado colegiado nº 70 del Ilustre Colegio Nacional de Abogados. Sin embargo, señor Abeso, asumió responder a nuestro artículo elaborado para ser difundido en un medio de comunicación generalista, a través de otro medio de comunicación generalista, ¿pero acaso no entendió la inconsciencia que suponía utilizar la jerga jurídica, para hablar de su estrategia judicial sin ser posteriormente interpretada, en un contexto en que la mayoría receptora no es profesional de las leyes?

Si no lo entiende, encantado nos ofrecemos a hacerle unas analogías: en el momento que un médico o un abogado acude a un medio de comunicación no especializado, sino generalista, para transmitir un mensaje que desea sea difundido, y en sus respectivos  lenguajes recurren a sus jergas, sin las interpretaciones correspondientes,  simplemente están cometiendo un acto de desprecio y fanfarronería hacia los lectores no profesionales de la salud o de las leyes de dicho medio de comunicación. Pues explicando, por ejemplo, el estado de su paciente- par el caso del médico-, a la frase “el paciente sufre una contusión cerebral debido al traumatismo craneoencefálico provocado por el accidente…”; o en el caso del abogado, “la Sentencia dictada por el Tribunal para el caso se desestima la litisconsorcio pasiva planteada, aunque sigue siendo recurrible dicha Sentencia”.  Para los dos casos   deberían ser acompañadas sus correspondientes traducciones en el lenguaje estándar.

Concluyendo la parte formal de la contrarréplica, permítanos una observación, ya no como abogado, sino como politólogo (licenciado en la Universidad Complutense de Madrid). No nos aventuraríamos  a dudar de la titulación que usted presume sin tener prueba alguna de lo contrario, sería caer en una bajeza. No obstante, estamos convencidos de que sería mucho mejor abogado si además de manejar ampliamente todas esas doctrinas y leyes que tan bien manipula, fuera capaz de transmitirlas a quienes no las hubieran estudiado.

II.- EL FONDO

Si estuviéramos en un Estado de derecho y no donde los dirigentes no son más que despiadados depredadores de nuestras riquezas, déspotas (por abuso de autoridad, sin someterse a las Leyes) y nepotistas (por dar cargos a familiares y allegados sin más consideraciones) seríamos los primeros en defender que el juicio contra el vicepresidente se celebrase en nuestro país, y conforme a las leyes en él previstas. Estamos de acuerdo y seguimos manteniendo que no cabía la analogía (según lo establecido por nuestras normas) al intentar penalizar a un miembro del Gobierno como si fuera un funcionario, pero ¿por qué ignoró de forma tan olímpica, señor Abeso, nuestra puntualización sobre las circunstancias actuales del Estado de derecho en nuestro país? La exigencia de la legalidad de los delitos y sus correspondientes penas tienen una perspectiva histórica, la Revolución francesa, que abrió paso a la descentralización del poder en los Estados totalitarios. Sin embargo, actualmente en Guinea Ecuatorial, nuestro país de todos, el poder judicial, el poder legislativo, el poder ejecutivo, y el resto de instituciones superiores comulgan bajo el yugo del presidente Obiang Nguema, cuyo hijo “hecho” vicepresidente, se juzga en Francia; este hecho es el que merece más cábalas, y no quedarse en “…los pequeños procesos tropicales…”, como lo insinúa en la bravuconada observación “Como, al parecer, nuestro político no acaba de entender cómo se prepara y gestiona un proceso penal de verdad…”. Recuerde. Guinea Ecuatorial es un País tropical, cuyas Leyes exigen la no aplicación de la analogía que pretendió.

Por último nos gustaría aclararle al señor Abeso que no tenemos la condición de  periodista, una profesión muy digna; sí, la de político, que no solo forma parte de un partido político denominado Convergencia para la Democracia social (CPDS), que lucha por que haya un verdadero proceso de democratización en Guinea Ecuatorial, nuestro País de todos, sino tuvimos el privilegio de ser uno de los cofundadores del mismo. Solamente que han podido ser utilizas dichas profesiones aquí en términos despectivos para regodearse sobre el exquisito autoengaño disfrazado de complejo de superioridad.

Continuaría  abierto el debate, como así ya lo invitara en su día el señor abogado guineoecuatirano defensor de Teodorín ante  el Tribunal Correccional de París, por el caso de “bienes mal adquiridos,”  abierto contra este último.

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2 comentarios

  1. Buonos debates! Nos estais deleitanto con la replica y contra replica. Muy pertinente la contrareplica que percibe los puntos esenciales de la replica, sabiendo mantenerse en los limites razonables en cuanto a la extension del texto y el lenguaje, sin abusar de la paciencia del lector. Si hay que reprochar a nuestro politico es el haber caido en la vanagloria del que nos aburrio S.A.Tomo sacando en su armario todos sus titulos, para exibirlos, cuando bastaba presentarnos su replica. El guineano sufre la fiebre o el complejo de titulos, y no cree que puede bastar el peso de su pensamiento, de sus respuestas para reconocer su grandeza.

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