Claves de ayer para entender el presente y el futuro(I)

Tomás Esono Ava Abuy , el padre que entregó a su hijo

Pidió a su hijo RAMÓN NSE ESONO EBALE (Hassan Nsé Obiang) que se suicidara y que pidiese perdón públicamente.

Año entre 2012. Carta literal encontrada en el grupo E.Guinean@s A Debate III de Bokung Ondo Akum

Las preguntas me vienen a la cabeza porque cuando mi padre dice «PIDE PERDÓN PÚBLICAMENTE», no encuentro dónde me pone a quiénes debo pedirles perdón. Y sobre todo, porqué debo pedirles públicamente perdón.

Mi padre, como miembro del gobierno (gracias a su amigo Milam Tang, y no gracias al dictador que lo mantuvo «de perfil bajo» porque sabe que a lo mejor no es uno de esos POBRES MENTALES QUE SE APROVECHAN DEL ESTADO COMO OPORTUNISTA…) debería poder explicar igualmente el porqué cree que debo pedir perdón, si tenemos en cuenta de que me habla de que «cometes un error con lo que haces» siendo también un abogado. Es que debería yo entender de que la formación de jurista de mi padre, le habría primero llevado a entender de que si en realidad estoy infringiendo una ley constitucional al emitir mis quejas públicas, lo que deben hacer esos que él quiera que pida perdón, es denunciarme a las autoridades competentes. Lo que ya sería más que bueno de cara a ese régimen que el asegura de que «NO SON VERDAD LAS COSAS QUE CUENTAS».

Sería bueno que mi padre supiese que yo soy tan decidido que si veo una denuncia a mi nombre en el que me llaman a declarar, acudiré con mi abogado (que tengo) y defenderé mis cosas ante la ley. Lo que no entiendo, es que mi padre, un ministro bien visto pese a que nada se ve bien en ese gobierno en el que trabaja, con su experiencia como jurista, y su amor de padre, me pida que pida perdón públicamente a una gente que no se de quiénes se trata, o si para ellos es delito grave tipificado por el que crean de que les debo disculpas. ¿O es que solo debo pedir perdón a Guinea Ecuatorial?. Si mal no recuerdo, yo jamás le hice daño alguno al pueblo de Guinea Ecuatorial. En cambio, como artista, he colaborado en parte en su «difusión moderna» en el mundo ya sea ganando varios premios internacionales en marcos bastante importantes. O ya sea como Joven Líder Africano que ha viajado con la UA dejando su granito de arena en lograr un continente mejor. Así que no le veo yo que haya delito entre Guinea Ecuatorial y Ramón Esono Ebalé amén de una colaboración en la que el país me da, y yo le devuelvo.

¿Entonces qué se supone que debo aceptar pedir perdón a una gente invisible cuya invisibilidad se debe a que no existen para el imaginario cuasi mundial gracias a que viven de no existir en la realidad del resto?

No dudo de que mi padre me quiera como querer quiere a todos sus hijos sin descriminacion, ni estigmas. Pero al pedirme ese favor por razones de respeto y amor, dudo mucho que esté pensando en mi a la hora de hacerlo.

Porque pensar en mi le habría dejado en el formato que ya tenía conmigo cuando decidí romper mi pasaporte. Un formato que consistía en «que haga con su vida lo que crea conveniente. Yo como estoy enfadado con él por sus publicaciones que me resultan incómodas porque no son verdad, dejaré de llamarlo un tiempo hasta que quiera él mismo retomar el camino…». De esa manera, todos habríamos salido ganando, o perdiendo. Pero mi padre, la verdad sea dicha, me quiere. y me quiere tanto que la fama que han adquirido mis publicaciones a nivel interno solo puede reflejarse en la cantidad de veces que ha tenido que sufrir «reuniones de dudosa cala profesional». El miedo ha perder a un hijo es la razón que todos los que desde mi familia me hablan esgrimen con precisión para decirme de que «le entienda». Y yo le entiendo. ¿Pero él, mi padre, me entiende a mi?. Ese es mi dilema. No se si mi padre me entiende cuando hasta llega a pedirme de que me suicide de esa manera

Vamos a ver querido padre:

Estamos hablando de que un hijo con un perfil como el mío que no entra en los parámetros de la delincuencia o de otros modos de ganarse la vida de mala manera se trata. Y un padre que goza de prestigio a nivel social en casa como fuera de ella. ¿Por qué cree usted de que uno debe pedirle al otro que deje de hacer lo que está haciendo, sin precisar si es un delito grave o no?. Se lo respondo, se le llama DICTADURA.

Las dictaduras suelen tener su mayor raíz en el fomento de «culpabilidad» en los miembros ya sean de familia, o no, de la sociedad. La gente suele pretender aceptar culpas que no son suyas. Bajo una presión asfixiante, o una tortura de calibre. Acaba uno metido en un mundo desconocido en donde hasta los miembros de su familia que le aseguran que le quieren y le respetan acaban por definir cobardemente de que «Él o ella misma se lo buscó». Así es que padre, usted sin darse cuenta, me está pidiendo con eso de que pida perdón a la dictadura que sabemos todos que hay. Y como sabemos todos de que hay, prueba de ello, yo estoy publicando ésta carta para «alejarlo a usted de mi como cuando rompí el pasaporte, para evitarle problemas…», entonces igual sabemos de que pedir perdón publicamente solo puede significar de que me pongo yo mismo, a petición de mi amado padre que quiere «salvarme» en boca de un lobo que no perdonaría mi atrevimiento público de ridiculizarle con unos dibujos. ¿Porque lo sabe usted, verdad?.

Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, no me perdonará jamás haberlo dibujado a él, a su esposa, y a sus hijos de esa manera. Escuchará el perdón, usted le hará verlo. Luego, se aprovechará de ello para que el pueblo vea que «soy una oveja descarriada que vuelve al matadero». Sola. Arrepentida. Sin más valor que el de las pobres ovejas que saben de que la naturaleza les reservó dos fines: Callarse y morir comidas o por el lobo. O por su amo.

¿En serio mi querido padre pensó en mi cuando me pidió aquella atroz manera de suicidarme?

Yo creo que no. Mi padre no midió bien sus palabras. Cosa que es normal en gente de su edad. Nacieron en la época colonial. Sufrieron las bestialidades de Macías Nguema Biyogo, bajo la férrea mano de su pupilo militar que a día de hoy, les mantiene creyendo de que «vuestros hijos deben de saber de que ustedes me deben la vida». Pero yo no he salido «ese tipo de hijos que sabe que mi padre le debe la vida a ese dictador». He salido otra cosa. No se si es buena o mala de cara a la galería. Pero me asegura siempre de que a Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, dictador, no le debo absolutamente nada. Y no se lo debo, porque hasta para dar su famoso golpe de libertad a esa cosa que él mismo ayudó a dotar de fama «de triste memoria», el pueblo compuesto por nuestros hermanos, hermanas mayores, padres y madres, confiaron en él pensando de que iba a cambiar. O que como nadie informaba de nadie como «ayudantes del macabro de Macías», algunos no supieron reconocer a uno de sus verdugos una vez muerto este dictador I. Así que no le debo nada a TONM. En cambio, él me debe a mi por las veces que ciegamente obediente, he actuado como él lo querría durante más de 25 años de mi joven vida.

(….)

 

Fuente: Nguema Emaga Eyui

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