Buceando en la educación del régimen de la alegre memoria

 

Los que nacimos después del régimen de la triste memoria tenemos la peculiaridad de que no disponemos de la opción de comparar. Hemos evitado deliberadamente considerar esta peculiaridad como ventaja o desventaja. También hemos evitado igualmente adrede ponerle nombre al régimen en que vivimos. En condiciones normales, si el régimen pasado ha sido bautizado como el de la triste memoria, en contraposición, el actual sería el de la alegre memoria. Sin embargo, en esta nuestra Guinea las cosas no se mueven por el terreno de la lógica; de hecho, tenemos una provincia denominada Centro Sur sin haber otra homóloga que sea Centro Norte. Y dicha provincia de Centro Sur, geográficamente es una rebanada de nuestro mapa que abarca de norte a sur, limitando con Camerún y con Gabón, respectivamente.

Así que, como hijos de esta Guinea Ecuatorial que sólo hemos vivido en este régimen, únicamente podemos comparar el pasado y el presente dentro de este único marco. De modo que ahora que estamos camino del 2020 y de la emergencia, vamos a bucear en el campo de la educación pública para recordar de dónde venimos y dónde estamos a fin de arrojar luces hacia dónde vamos. Hemos dicho educación pública para que el artículo no sea tan pesado. Pero, para saciar la curiosidad, daremos algunas referencias con relación a los colegios e institutos privados.

Cuando íbamos a primaria, a comienzos de los 90, en Bata había los siguientes centros de enseñanza para este nivel: Padre Sialo, Nvo Okenve, África, Piloto y La Antorcha (que apareció bien entrados los años 90). Huelga señalar que de todos estos centros mencionados, sólo La Antorcha se había construido en el presente régimen. Todos los demás centros son herencia de la colonia (África y Nvo Okenve) y del régimen de triste memoria (Sialo y Piloto). Mientras que los centros educativos heredados son edificios en hormigón, de dos plantas, con servicios, oficinas, espacios para la práctica de deportes, etc.; La Antorcha era un cuchitril de madera, sin servicios ni nada que lo pudiera relacionar con un entorno de formación.

Los años en que pasamos por Nvo Okenve había cuatro alumnos por pupitre; un pupitre en el que dos ya eran más que suficientes. Y esa era la tónica general en todos los centros públicos. Las aulas de clase solían albergar unos 60 alumnos.

También cabe recordar que en aquellos tiempos Guinea Ecuatorial recibía  ayuda internacional, así que en las escuelas se repartía un vaso de leche por las mañanas con un pan de Elebiyo. Más adelante, como ayuda, se repartía bonito enlatado: el famoso Norway guif makerel; donde una lata correspondía a un mínimo de cuatro alumnos y la distribución era más bien esporádica.

A principios de los 90 había muy pocos centros de enseñanza primaria en Bata, entre ellos: La Resurrección, Santo Ángel, CIEP (Mbo). Por tanto, la mayoría de los niños acudía a la educación pública.

Del mismo modo, conviene destacar que en aquel entonces, a la salida de la educación primaria (5º de PEP) se contaba con dos opciones: el instituto; que culminaba en preu y el aprendizaje, que concluía en 3º de maestría. El instituto era la educación secundaria orientada a la universidad (de hecho preu significaba curso preuniversitario) y se desarrollaba en el INEM Carlos Lwanga, el único de Bata. El aprendizaje, en cambio, era una suerte de educación secundaria-profesional, donde los estudiantes aprendían una profesión. Contaba con dos niveles: oficialía y maestría. Al final de estos estudios, los jóvenes ya tenían una profesión y podían acceder al mercado laboral como oficiales o como maestros industriales. Esta modalidad de secundaria se desarrollaba en el Instituto Politécnico Modesto Gene I Roig. Esos dos centros educativos, dedicados a la enseñanza secundaria también son herencia de la colonia y del régimen de triste memoria.

Al concluir los estudios secundarios, es decir, al terminar el preu, había un vacío. No existía ninguna universidad. El sistema consistía en becas ofrecidas por el Gobierno, la Cooperación Española u otras instituciones para ir a estudiar fuera del país: principalmente España, Cuba, Rusia, China. Subrayar que las becas disponibles eran clamorosamente insuficientes en relación a los alumnos que terminaban el instituto, y que se repartían de forma arbitraria. Muchas veces, estudiantes brillantes o desfavorecidos se quedaban sin  beca en tanto que las ganaban estudiantes obtusos o acomodados.

Otro aspecto a destacar es que en aquellos tiempos los docentes eran de los funcionarios peor remunerados. Los profesores de instituto tenían unos salarios entre los 18 000 y los 30 000 FCFA al mes. Como parámetros para poder estimar su poder adquisitivo vamos a aportar los precios de ciertos bienes de consumo de relevancia en aquellos tiempos: yuca (4 a 100), chicharro (kg a 500 – 600), pescado de Bome (kg a 200 – 500), taxi (100 – 200), alquiler de “casa de tablas” (mes a 7 000 – 10 000), cemento (saco a 2 500), televisor o congelador (80 000 – 120 000) coche (tipo carina, corolla, … 1 000 000 a 2 000 000), apenas se pagaba la luz porque apenas la había.

Esta situación de precariedad salarial y la total falta de interés por parte del Ministerio de Educación en la calidad y seriedad de los docentes llevó a la aparición del fenómeno de venta de notas. El tráfico de notas consistía en que el profesor de forma oficiosa, pero descarada hacía saber a los alumnos que se podía  pagar para aprobar. Y le ponía precio a las notas. Algunos profesores llevaron esta práctica hasta los límites de la mafia suspendiendo a estudiantes aplicados (y obligándoles a pagar) o cobrando a las estudiantes en especie si es que no tenían liquidez.

En los comienzos de los 90 no había centros de secundaria privados en Bata. Ya a mediados de los 90 aparecieron La Salle, Misión…

En la actualidad, con actualidad nos vamos a referir del 2010 en adelante, vamos a ver lo que ha sucedido o en qué situación se encuentra la educación.

Para empezar, vamos a señalar que, en primaria, seguimos teniendo los mismos centros que antes, con las siguientes novedades: Padre Sialo, ya no alberga la primaria (ya es para la secundaria), Nvo Okenve y África – Piloto están fuera de juego debido a unas rehabilitaciones que sólo Dios sabe cuándo van a concluir. El régimen no ha construido centros de educación primaria, en su lugar, a título personal, el Primer Hijo diseminó por la ciudad de Bata unos cuantos edificios de dos plantas con tres habitaciones en cada una. En estos edificios, que por tener no tienen ni servicios ni despachos, se desarrolla la educación primaria. Por su parte, la Primera Dama también ha construido un centro de educación primaria en Nkoa Ntoma. Este sí que es una infraestructura apta para la docencia. Estos Centros los vamos a incluir en el haber del régimen en tanto que sabemos que se construyeron y se mantienen con fondos públicos.

Desde finales de los 90 Guinea ya no recibe la ayuda alimenticia, por lo que los nuevos alumnos de primaria ni han oído hablar de comida suministrada por el colegio, es decir, no hay comedores.

En los últimos años, la población de Bata ha aumentado exponencialmente, por lo que si los centros existentes ya eran insuficientes a comienzos de este régimen, sobra decir que en la actualidad no dan abasto ni para absorber una quinta parte de los niños a escolarizar. De ahí que la mayoría de los alumnos estén en las escuelas privadas.

En cuanto a la educación secundaría, nos topamos con que la opción de aprendizaje está devaluada (apenas hay maquinaria ni herramientas para que los alumnos aprendan y practiquen) por lo que en la práctica, ahora sólo queda el instituto con vistas a la universidad. En este ámbito, el  régimen de la no triste memoria tampoco ha ejecutado infraestructuras. Seguimos teniendo sólo Carlos Lwanga, asistido de Padre Sialo. Como sucede en la educación primaría, aquí también la inmensa mayoría de los estudiantes está en los centros privados.

Sigue siendo muy frecuente, tanto en primaria, como en secundaria que en un aula de clase haya más de 50 alumnos y el Ministerio sigue sin velar por la calidad y la profesionalidad de los docentes.

En la actualidad los profesores de instituto cobran entre los 200 000 y los 400 000 FCFA y siguen siendo de los peor remunerados, basta con anotar que los soldados del ejército están a 208 000 FCA. Pero sí que han ganado poder adquisitivo con respecto a los inicios del presente régimen. Veamos el comportamiento de los precios en este tiempo: yuca (1 a 100 – 150), chicharro (kg a 2 000), pescado de Bome (kg a 1 500 – 2 000), taxi (300 – 500), alquiler de “casa de tablas” (mes a 50 000 – 80 000), cemento (saco a 6 500 – 5 500), televisor o congelador (a partir de 150 000) coche (tipo carina, corolla, … 3 000 000 a 4 000 000), luz (a partir de 10 000 Fcfa/mes).

El problema del tráfico de notas sigue vigente, cabe incluso la posibilidad que se haya agravado.

Después del instituto ya existe la UNGE (Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial). Una institución que sigue sin contar con infraestructuras propias, al menos en la mitad de sus campus de Bata.

La UNGE es una universidad donde de universidad tiene poco más que el nombre. Para ello, cabe señalar algunos detalles: no hay laboratorios, no hay programa ni temario para las asignaturas: cada profesor imparte en su asignatura lo que humanamente puede. Lo cual nos lleva a un caos de proporciones bíblicas, ya que los profesores, a su vez provienen de distintas universidades del mundo, de distintos sistemas de estudios y de distintos idiomas. En la UNGE imparten clases profesores procedentes de universidades de Camerún, Togo, Ghana, Cuba, Rusia, Ucrania, China, Marruecos, España, USA, Francia o la propia UNGE y cada uno enseña lo que aprendió o como aprendió.

El tema de la UNGE merece un ensayo y el artículo se nos hace eterno.

En Djibloho (un profundo bosque tropical con edificios y carreteras) se ha construido un mega campus universitario. Lo han llamado la Universidad Afroamericana de África Central. Un gran centro universitario con varias facultades, bibliotecas, rectorado, residencia de alumnos y de profesores, etc. Todo ello en construcción moderna y de calidad, está ahora en situación de abandono antes de ser ni siquiera inaugurado. Las paredes de los edificios ya están infestadas de moho, el bosque ya está recuperando su territorio en los patios interiores y exteriores de los edificios.

También se han creado una serie de escuelas profesionales públicas de las que no saben nada en el Ministerio de Educación y de las que no se sabe muy bien el nivel de formación profesional que imparten. Son las escuelas relacionadas con el Ministerio de Minas: ENEGE (Escuela Nacional de Electricidad) e ITNHGE (Instituto Tecnológico Nacional de Hidrocarburos).

A pesar de disponer de la UNGE y la Universidad Afroamericana de África Central (en hibernación), además de centros de formación profesional como la ENEGE, ITNHGE, la Escuela de Hostelería de Mongomo, etc. el régimen sigue manteniendo el sistema de becas para estudiar al extranjero. Estas becas las sigue ofreciendo directamente el gobierno o a través del Gran Movimiento de Masas, así como las empresas del petróleo y algunas embajadas. Los destinos siguen siendo variopintas: España, USA, Rusia, China, Ucrania, Swazilandia, Suráfrica, Cuba, Francia, Togo, Malasia, Filipinas, Portugal, etc. De vuelta al país, cada cual “trabaja” según el país en que ha estudiado, pues, seguimos sin tener normativa propia… de ahí la torre de Babel que es nuestra administración.

En definitiva, la educación es tan caótica que resulta harto difícil hablar de ella sin incurrir también en el caos y por eso vamos a terminar este artículo de este modo tan raro, confiando en que hayamos podido asomar al lector a la situación que padecemos.

 

 

Mene

Bata, a 03 de julio de 2017

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