Una captura de pantalla de un documento emitido por el gobierno de transición de Gabón ha dejado al descubierto la verdadera naturaleza del régimen de Teodoro Obiang Nguema. En el documento, Guinea Ecuatorial, a través de su Ministerio de Salud y Protección Social, solicita a Gabón un préstamo de antirretrovirales (ARV) para combatir enfermedades como el VIH/SIDA, la tuberculosis (TB) y la hepatitis B (HB). Esta petición de ayuda a un país con el que mantiene una disputa territorial ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) no solo expone la fragilidad del sistema sanitario ecuatoguineano, sino que también demuestra la absoluta dependencia del régimen frente a sus vecinos.
El régimen que reprime, pero no gobierna
Este nuevo episodio pinta un cuadro devastador de la administración de Obiang: fuerte y despiadada para perseguir a disidentes y opositores dentro de las fronteras, pero completamente ineficaz cuando se trata de proporcionar servicios básicos a su población. En lugar de fortalecer su sistema sanitario, el régimen se ve obligado a pedir auxilio al gobierno de Gabón. Esta dependencia es una clara señal de la incapacidad del gobierno para gestionar sus propios recursos y cuidar a su gente, lo que deja a la vista lo descompuesto y putrefacto que está el sistema bajo Obiang.
No obstante, según fuentes consultadas en el Ministerio de Sanidad de Guinea Ecuatorial, se ha intentado minimizar la gravedad de la solicitud. Estas fuentes explican que se trató de una «petición preventiva en caso de necesitarse», y que finalmente «no fue ejecutada porque el riesgo desapareció». Aunque esta explicación busca suavizar el impacto, el simple hecho de haber considerado tal petición refleja la falta de preparación del régimen para enfrentar las crisis de salud pública sin ayuda externa. Teodoro Obiang es fuerte solo en la persecución de su propio pueblo; fuera de nuestras fronteras, su régimen es poco más que una pantomima que depende de la caridad de otros.
La disputa territorial: una fachada frente a la realidad de un régimen arrastrado
Guinea Ecuatorial mantiene una disputa con Gabón por los islotes Mbañé, Cocoteros y Conga, una cuestión que ha llevado a ambos países a La Haya. Sin embargo, la solicitud de ayuda sanitaria a Gabón hace que esta disputa parezca ridícula y pone en duda la verdadera fuerza del régimen de Obiang. Un gobierno que depende de su «enemigo» territorial para garantizar la salud de su pueblo no tiene la capacidad de defender sus fronteras ni mucho menos de proyectar poder. Esta situación revela que la disputa territorial, aunque legítima en términos de soberanía, es solo una fachada para un régimen que se arrastra fuera de sus fronteras, incapaz de sostenerse por sí mismo.
La fragilidad de Guinea Ecuatorial bajo Teodoro es evidente: mientras el régimen se enfrasca en disputas territoriales en la CPI, dentro del país la población carece de los recursos más básicos. Arroz, por ejemplo. El gobierno, que ha desviado enormes sumas de dinero a cuentas privadas en el extranjero, ahora pide ayuda a Gabón, exponiendo su incapacidad para gestionar el país.
Un régimen incapaz de cuidar a su gente
El sistema sanitario en Guinea Ecuatorial es una catástrofe. La mayor parte de la élite gobernante, incluido el propio Obiang y su familia, acude al extranjero para recibir atención médica. Mientras tanto, el pueblo se ve obligado a sobrevivir con un sistema colapsado y dependiente de la ayuda externa. La solicitud de antirretrovirales a Gabón no es más que un síntoma de un problema mucho mayor: un régimen que no puede proveer lo más básico para sus ciudadanos.
Este documento del gobierno de transición de Gabón pone de manifiesto lo que muchos en Guinea Ecuatorial ya saben: el régimen de Obiang es una estructura vacía que se sostiene solo a través de la represión y el saqueo de los recursos nacionales. No hay un plan para mejorar la vida de los ciudadanos, no hay voluntad de gobernar con visión o responsabilidad. Solo hay interés en mantenerse en el poder a cualquier costo.
Mientras el régimen se enorgullece de su «soberanía» en foros internacionales, en realidad, es un gobierno arrastrado, que se desmorona ante la menor presión externa. La disputa territorial con Gabón es un ejemplo más de la falta de rigor y seriedad con la que se gobierna Guinea Ecuatorial. Un país que pide ayuda a su «adversario» territorial está lejos de ser una potencia seria. Es solo una dictadura corrupta,(«dictadura lucrativa», Matías Prat dixit) que, tras más de cuatro décadas de poder, no tiene nada que ofrecer a su pueblo más que miseria y represión.