Los pastores y las curanderías sacan provecho desmesurado de la situación caótica que atraviesa el país.
La suciedad guineana,perdón,”Sociedad” está desesperada; una desesperación que aprovechan los avispados curanderos y los pastores varios que crecen exponencialmente en el país.Tanto es así que personajes de dudosa credibilidad se han valido de dicha desesperación para encumbrarse políticos con militancia,cuando en realidad son pastores. Les conocerán por sus hechos.
Las curanderías se llevan la palma de hasta ser las posibles soluciones de todo tipo de problemas que el guineoecuatoriano tiene a fecha de hoy; desde los económicos,sentimentales, laborales, casos de asesinatos,políticos y sociales. Lo curioso es que , esas curanderías lo único con lo que no se atreven a solucionar es quitar a Teodoro Obiang y toda su cohorte de esquilmadores del bien público del poder, los verdaderos causantes de los males que dicen poder subsanar.
Una de de dos, o Teodoro es el jefe supremo a la vez de todos ellos, pastores incluidos, o en su caso no pueden solucionar ningún problema causado por él; por tanto mienten a la sociedad con mucha suciedad que les inyectan en las mentes.
Desde que llegó la crisis, se escucha a menudo «nada me va bien voy al curandero”;como si la situación no fuera mala para todos y creada por los que todos conocen y aplauden a raudales. La situación es mala para todos,no es cuestión personal, es fruto del estado de caos absoluto y generalizado.
A día de hoy, entre los pastores y las curanderías, no se sabe muy bien quienes más desorientan a la sociedad y por tanto la llevan a la perdición absoluta, a un estancamiento en el pensamiento, a una moral y ética propias de desalmados.
Todo lo arriba descrito hace que lleguemos a un conclusión que nos hará ganar más enemigos, como es habitual en casi todas las entregas nuestras, diciendo que, la suma de éxitos brujeriles personales y los espirituales conseguidos en las curanderías e iglesias varias, respectivamente no van a dar como resultado el éxito generalizado del país.Nunca ha sido así ,ni sera.
¡ «Jean mademoiselle concours» !
¿Y cual es la solución, entonces? Todos la conocen pero, esperan que sean otros los que lo digan públicamente para ser ellos los señalados.