La actual dictadura imperante en Guinea Ecuatorial ha convertido el país en un estado hostil y estéril para sus ciudadanos, al no estar a la altura de producir nada necesario para el beneficio de la población, ni siquiera implementar gestiones útiles para que la nación sea considerada como verdadero territorio independiente. Ante esta hostilidad, caos y dolor, dependencia total, carencia de credibilidad y de todo como país, ¿cómo se puede entender que con la dictadura que conduce el país hacia una crisis aguda, a la ignorancia, al desorden y que no produce nada, las potencias occidentales, conscientes de la mala situación en que vive la población y conociendo el nivel de crueldad del dictador, continúan vendiendo material bélico al dictador? Frente a aquel horroroso y devastador incidente ocurrido durante la jornada del 7 de marzo de 2021 en las instalaciones militares de Nkoantoma, sito en la parte continental del país (en la ciudad de Bata), ¿no hay culpables? ¿Ha habido reparación de algún tipo para los damnificados? ¿El gobierno ha sido transparente con los hechos y ha pedido perdón a las víctimas?
Cabe resaltar que una dictadura no perjudica únicamente a la población vulnerable y oprimida, sino que, con el tiempo, si no se llega a combatir para eliminar sus tentáculos, puede contagiar su perversidad a otros países ya democráticos. Sí, es el pueblo débil quien al instante padece de las atrocidades de los verdugos, pero a la larga, el sufrimiento deja de distinguir la clase social y el entorno, transformándose en algo global donde nadie consigue escaparse a las tiranías. Para derrocar un régimen dictatorial no necesariamente hay que recurrir a las armas, porque pueden generar otros daños colaterales a la población. Para derrocar cualquier dictadura puede llegar a ser más eficaz y efectivo emplear métodos legales severos como bloqueos contra miembros del régimen dictatorial, recomendaciones democráticas para funcionar democráticamente, presión constante sobre el sistema y exigir transparencia de parte de estos gobiernos. Amparándose en tales principios, creemos que un verdadero y único sistema de gobierno democrático en el mundo puede ser más poderoso que todas las dictaduras juntas. Sin embargo, hay que reconocer que la mayoría de las representaciones diplomáticas cuyos países viven presumiblemente en democracia y que tienen acreditación en cualquier país dictatorial, hacen de sus embajadas una auténtica bombona de oxígeno para los dictadores, un bunker de blindaje para sus regímenes, con mayor protección para sus homólogos dictadores y los familiares de éstos, siempre y cuando les favorezcan en asuntos de intereses económicos de sus propios países, sin importar las graves consecuencias sociales que puedan provocar en el pais de acogida, ni las condiciones paupérrimas a que son sometidas las poblaciones de los países donde reinan férreas dictaduras a consecuencia de los beneficios económicos de las grandes potencias. Y aquí la razón por la cual muchos dictadores permanecen en el poder en todo el mundo.
Es el caso de la Guinea Ecuatorial independiente desde el 12 de octubre de 1968, pero que a partir de entonces viene funcionando como una mala fotocopia de lo que había sido aquel reino de venta de esclavos negros llamado España; aunque los españoles persisten hasta hoy día con tramas de corrupción y terrible flojedad en sus instituciones judiciales al no ser capaces de conducir, por ejemplo, a su recién abdicada majestad y jefe de estado para sentarle en el taburete de la justicia por múltiples irregularidades, entre ellas la trama de desvíos de capitales públicos. ¿La justicia debería distinguir color y escala social ante individuos deshonestos? Sin duda, al ser Guinea Ecuatorial una antigua colonia de España, único país del habla hispana en África, miembro de la CPLP, miembro de las Naciones Unidas, etc. y con el corrompido presidente Teodoro Obiang Nguema, formado en una academia militar de Zaragoza y hoy día al frente del país desde el 3 de agosto de 1979 cuando asesina a su tío Francisco Macías por ambición de poder, viene a ser un claro ejemplo de nepotismo por parte de algunos occidentales.
Somos conscientes de que ninguna de las personas que forman gobierno en los países del mundo, sean elegidos democráticamente en las urnas o peor todavía si suben al poder por medio de un golpe de estado como es el caso del dictador y asesino Teodoro Obiang, usan baritas mágicas para progresar en la construcción de un estado justo y creíble, sino que todo obedece al mero hecho de trabajar duro con lealtad, persistencia, honradez, esfuerzos de ambas partes, amor a la población y a la patria. Desgraciadamente sospechamos que constantemente los estadistas occidentales, homólogos íntimos del sátrapa Obiang, le han entado asesorando de cómo perpetuarse en el poder, oprimir y mitigar al pueblo con su sistema de gobierno hostil y cínico que provoca tanto dolor; hasta ha habido intentos fallidos de cientos de ciudadanos de usar principios no democráticos para procurar parar dicho rumbo incoherente. Pues ante tales maniobras incomprensibles, plagadas de cinismo e irregularidades provocadas con la ayuda de entes con inmunidad cuya mayor actividad tiende el objetivo de favorecer a un reducido número de personas, quienes desde hace décadas gozan de injustificados lujos y bloquean todo mientras que el peso del caos se hace cada vez más patente en la sociedad… Ninguna de las partes da tregua, aun por un momento, para paliar dichas consecuencias graves que ya sopesan a diario sobre la población indefensa por corrupción institucionalizada, miseria, hambre, falta de centros de formación profesional, pérdida de educación académica sostenible, delincuencia juvenil, desempleo, crisis, drogadicción, robo a mano armada, prostitución, embarazos precoces, y suma y sigue, gracias al complot mafioso establecido.
En este caso en Guinea Ecuatorial, un estado fallido y ruin por culpa de una reducida familia que a tiroteos secuestra el poder desde agosto del año 1979, acción que encabeza el cínico Teodoro Obiang, la población viene soportando situaciones vejatorias y condiciones paupérrimas que hacen perder la esperanza, teniendo al frente el mismo régimen y a la misma persona. ¿Cuándo llegará un cambio democrático donde cada uno pueda gozar de oportunidades, bienestar, libertad y la ansiada democratización del país? Por cuanto acontece, pensar a esas alturas que en un futuro el señor Obiang, quien durante su longevo imperio no ha sido capaz de unificar todos los pueblos de Guinea Ecuatorial en uno para hacer más creíble y fuerte el país ni capaz de obrar en función del bien común, llegará a cambiar su vil conducta y método anticuado de gobernar es perder el tiempo. Pues sí, estaríamos cometiendo un grave error si pensáramos que ese cambio podría venir de la mano de él, e ignorar los daños que viene causando Obiang con su sometimiento, actitud malévola, carácter cínico, promesas incumplidas y múltiples cualidades inhumanas que atentan contra las sensibilidades de los ciudadanos.
En cambio, las víctimas del verdugo sí estarían en total acierto si lograran aunar esfuerzos, abandonando el miedo para acabar con el sistema opresor. Sobran evidencias en torno a Obiang que afirman que el sujeto está bajo el abrigo de representantes occidentales y han sabido tejer dicho complot para mantener intacto su régimen. Un acto de mala fe que únicamente empuja a determinar el fracaso del país en manos de Teodoro Obiang Nguema y su familia por deliberada malversación de uso de bienes públicos.
Tal vez nuestra desgracia sea que todo cuanto venimos expresando y lamentando por escrito lo lean personas que sí tienen solución en sus manos, pero por deslealtad prefieren tirar a la basura o al retrete su dignidad para así continuar con su corrupción e inmoralidades sin atenuante. Pues, aunque no lo parezca, la población de ese pequeño país de África Central llamado Guinea Ecuatorial sufre lo indescriptible porque la corrupción y la mentira han ido ganando terreno al igual que las necesidades, prostitución, alfabetismo, maltrato infantil, nulidad de leyes y toda esa cadena de horror interminable ha sido producto de la mala gestión gubernamental del presidente Teodoro Obiang Nguema.
Alzamos la voz en busca de remolques, pidiendo socorro a entidades humanitarias creíbles para que, en base a sanciones rígidas contra el entorno dictatorial, se pueda poner coto a las vejaciones que nos han sometido desde hace algo más de cuatro décadas, siempre apoyándose a principios legales, democráticos y con el deseo de paliar nuestro inmerecido sufrimiento.
EL HAZAÑA AZUL.