Estamos rodeados

En nuestro país, estamos rodeados de muchas cosas feas y peligrosas. Sin embargo, lo que más nos preocupa es la cantidad de idiotas que nos rodean. No solo son muchos, sino que son la inmensa mayoría, y su presencia es una amenaza para la salud mental colectiva.

Cada vez que alguien expresa su descontento con la forma en que se manejan las cosas, siempre aparece un idiota que responde con la clásica frase: “solo tenéis quejas”. Estos individuos, que parecen multiplicarse por metro cuadrado, son incapaces de entender que sus actitudes nos están llevando al precipicio.

En el fondo, muchos deseamos que uno de esos tontos tenga que llevar a su hijo biológico, con fiebre alta, a Urgencias del Hospital General, ya sea en Bata o Malabo. Que experimente en carne propia cómo se le ningunea al principio, cómo se le atiende de mala manera, y cómo el médico le receta dos medicamentos sin proporcionarle ni siquiera el Paracetamol, diciéndole que lo busque fuera del hospital. Es más de medianoche y, a pesar de todo el dinero del petróleo, la mayoría de las familias no tienen un vehículo propio para ir en busca de una farmacia.

También deseamos que ese mismo idiota termine en una farmacia de mala muerte, donde le inyecten a su hijo un calmante para bajar la fiebre, solo para descubrir que el Nolotil utilizado es un medicamento falsificado que llegó en patera desde Nigeria, Camerún o Benín. Esto ocurre a pesar de que se supone que el gobierno gasta una buena cantidad de dinero en CENTRAMED cada año para asegurarse de que tenemos medicamentos de calidad. Esperamos que, después de pasar por esta odisea, el tonto cambie de opinión y se dé cuenta de la gravedad de la situación. Pero la mala noticia es que los idiotas nunca cambian de opinión.

He intentado describir una situación que los guineoecuatorianos enfrentan todos los días en los hospitales del país, principalmente en Bata y Malabo, pero sé que ni siquiera leerán este artículo. Incluso el mismo Teodoro Obiang denunció públicamente el estado deplorable de nuestros hospitales y sus servicios de urgencias, pero nadie lo ha tomado en serio porque el país está lleno de idiotas. La idiotez es tal que ni un solo diputado ha cuestionado el dinero que el gobierno dice destinar a CENTRAMED cada mes durante años.

Además de los idiotas, estamos rodeados de cínicos e hipócritas que han hundido al país. Esta Guinea Ecuatorial que supuestamente “va tan bien en todo” y “es la envidia de los demás países” tiene pabellones en sus hospitales que ¡HUELEN MAL! ¿Qué malabeño no sabe que en Medicina Interna el hedor es insoportable? ¿Quién ignora que, en ese lugar, la única forma de hablar con un paciente es desde la ventana, debido al mal olor? ¿Qué malabeño no sabe que los médicos y las enfermeras más conscientes no se quitan la mascarilla por lo mal que huele el lugar?

Se dice que el ministro Mitoha Ondo Ayecaba ya tiene a sus “antenas” en los hospitales para identificar a quienes divulgan este secreto a voces: que el personal sanitario trabaja pero no es remunerado adecuadamente. En otras palabras, trabajan, pero no cobran. ¡Ay de ti si lo cuentas a alguien!

Para aquellos que conocen a Dámaso Mitoha Ondo Ayecaba, no es necesario que se baje tanto los pantalones. Los mismos sanitarios ya se encargan de hacernos saber que no cobran, por la manera en que nos tratan en los hospitales. Muchas enfermeras, por ejemplo, son reclutadas a dedo y, además, no cobran. ¿Qué esperáis? ¿Que os den las gracias por arruinarles la vida?

La hipocresía y el cinismo que dominan el ambiente, junto con la gran cantidad de idiotas que nos rodean, no permiten afrontar los problemas con dignidad. Por ahora, estos comportamientos son la “abrumadora mayoría”.

Para Radio Macuto,Tito Bomabá

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