Comunicado de CPDS
Ha transcurrido un año de las múltiples explosiones que, al mediodía del domingo 7 de marzo de 2021, se produjeron en Bata, concretamente, en el cuartel militar de Nkoantoma, destruyendo completamente dicho complejo militar y edificios y viviendas particulares aledaños, y matando a un número desconocido de personas, entre ellas niños y mujeres. Los heridos y mutilados fueron trasladados a los hospitales en taxis, en vehículos militares y en carretillas. No había ambulancias.
Aquella tarde, el presidente de la República se limitó a enviar un comunicado a los medios de comunicación y, un día después, apareció por televisión lamentado los hechos y preguntándose, como si fuera un ciudadano cualquiera, “por qué se habían almacenado explosivos en medio de la población en lugar de guardarlos lejos de donde vive la gente y en naves subterráneas”.
Los días siguientes fueron la viva imagen de lo que es la dictadura guineana, con una caricatura de Gobierno, sin orden ni concierto, en un país que, pese a haber manejado ingentes recursos procedentes de la explotación de hidrocarburos, no posee infraestructura adecuada ni personal capacitado, ni estaba preparado para hacer frente a una emergencia de tal envergadura.
Mientras el vicepresidente de la República encargado de la Defensa y Seguridad del Estado pretendía presentarse como el salvador del pueblo sin asumir la responsabilidad de la catástrofe, la ayuda internacional llegó de inmediato, con la instalación de hospitales de campaña debidamente equipados, la donación de medicamentos y productos de primera necesidad; los heridos pudieron ser tratados, siendo operados de diversas lesiones y siéndoles extraídas trozos de metrallas. Un equipo de artificieros franceses limpió la zona de bombas y proyectiles no explotados que suponían un verdadero peligro para la población. La ayuda de España llegó pocos días después, así como las de otros muchos países, como Qatar, Camerún y Gabón.
En medio de esta importantísima ayuda internacional, cabe destacar la de la República del Gongo, cuyo gobierno envió un hospital de campaña, dotado de 17 camas, equipos para análisis, diagnóstico y operaciones de diversa índole. El equipo médico congolés, compuesto de oficiales de su sanidad militar, llegó al país para un periodo de dos semanas, pero tuvo que quedarse durante dos meses más debido a la excesiva demanda de una población enferma y necesitada de asistencia sanitaria. Congo es un país del África central, con una renta per cápita cinco veces inferior a la de Guinea Ecuatorial. Los ecuatoguineanos echaron en falta la presencia de un Ejército propio, capaz de dar la cara y defender a su pueblo en caso de necesidad; sólo se vio a oficiales incordiando a los ciudadanos que, masivamente, acudían, por diversas dolencias, a los sanitarios congoleños en busca de una solución que su propio Gobierno no podía darles.
CPDS, como siempre, desempeñó una función importante en la información de los hechos y exigencias al Gobierno. CPDS pidió la declaración de luto nacional y el recuento exhaustivo e identificación de las víctimas, cosa que no se hizo. Tanto es así, que, a día de hoy, no se sabe con certeza cuántas personas murieron por las explosiones de Bata, cuántos militares y cuántos civiles ni, mucho menos, la identidad de las víctimas.
CPDS pidió a las víctimas que se organizasen en una asociación para reivindicar sus derechos ante el Gobierno que, hace unos días, ha fijado, de forma unilateral, unas irrisorias indemnizaciones para las víctimas.
Convergencia para la Democracia Social de Guinea Ecuatorial, agradece a todos los países que acudieron a socorrer al pueblo de Bata, así como a las organizaciones de la sociedad civil y a las personas físicas que se dedicaron a ayudar a las víctimas y a ocuparse de los numerosos niños que perdieron a sus padres y madres a causa de aquellos fatídicos hechos.
CPDS agradece, asimismo, a todos los ciudadanos que, a través de las redes sociales, mantuvieron informado al mundo de lo pasaba en Guinea Ecuatorial y que los medios de comunicación del Estado no querían contar.
Una vez más, CPDS expresa su total solidaridad y apoyo moral a las víctimas, familiares y allegados, pues todos los ciudadanos son parte de esas víctimas: TODOS SOMOS BATA.
CPDS, que, junto con otros partidos y asociaciones, pidió una investigación internacional, no dejará de exigir al gobierno de Guinea Ecuatorial que diga la verdad de lo que pasó en Bata el día 7 de marzo de 2021, por qué pasó y quién es el responsable.
Bata, 7 de marzo de 2022

LA COMISIÓN EJECUTIVA NACIONAL DE CPDS