Akoga, la nueva víctima del expolio


Los habitantes de Akoga han recibido un ultimátum por parte de Hassan Obiang, mellizo del dictador Teodoro Obiang Nguema y director de la empresa Abayek, para que desalojen sus tierras bajo la amenaza de ser expulsados por la fuerza con maquinaria pesada. El motivo de esta expulsión no es otro que la explotación descontrolada de piedra para la fabricación de cemento, una actividad que Hassan lleva dirigiendo desde hace cinco años y que ahora pretende traspasar a empresarios indios.

Mientras tanto, el área está completamente cubierta por la piedra extraída, y los camiones no cesan de transportarla día y noche con destino desconocido. Pese a que este proyecto fue financiado con fondos del Estado y del Banco Africano de Desarrollo (BAD), su gestión y beneficios han pasado a ser de uso exclusivo de la familia Obiang, sin que aparezca en los presupuestos nacionales. Esta práctica se ha convertido en un modus operandi recurrente en el régimen de Malabo, que sistemáticamente desvía fondos públicos para negocios privados de la cúpula en el poder.

Según fuentes cercanas, el Gobierno ha expropiado toda la zona de Akoga, en el distrito de Kogo, dando a los oriundos un plazo de 45 días para abandonar sus hogares. La sospecha de la existencia de abundantes minerales en la región ha acelerado este proceso, que responde a la lógica extractiva del régimen. Este tipo de maniobras han sido la antesala de la llegada de empresas extranjeras y, según algunas informaciones, de mercenarios del grupo Wagner para asegurar el control de la zona y garantizar la extracción sin interferencias.

Este saqueo de los recursos del país no es un caso aislado. En Koro, Niefang, el régimen está explotando el oro de manera similar, sin control ni beneficio para la población. Según informes independientes, las exportaciones de oro de Guinea Ecuatorial han aumentado en los últimos años, sin que los ingresos derivados de esta actividad se reflejen en la economía nacional. Empresas extranjeras, con el respaldo de altos funcionarios del régimen, se benefician de estos recursos, mientras que las comunidades locales siguen sumidas en la pobreza extrema.

Próximamente, el mismo destino aguarda al aluminio y cobre recién descubiertos en el río Metemmele, en Evinayong, donde los planes de expolio avanzan con la complicidad del Gobierno. Se ha reportado que concesiones mineras ya han sido negociadas en la más absoluta opacidad, favoreciendo a intereses foráneos y a miembros de la familia dictatorial. Este modelo de explotación deja tras de sí devastación ambiental y desplazamientos forzosos de poblaciones enteras, que se ven despojadas de sus tierras sin compensación alguna.

La corrupción rampante del clan Obiang ha sido denunciada en numerosas ocasiones por organismos internacionales. En 2017, el Tribunal de París condenó a Teodorín Obiang Mangue, hijo del dictador y vicepresidente de su padre, por lavado de dinero y malversación de fondos públicos, confiscándole bienes por valor de cientos de millones de euros.

El clan Obiang, que ha convertido Guinea Ecuatorial en su feudo personal, continúa despojando a la nación de sus riquezas naturales sin que haya rendición de cuentas ni mecanismos de control. Mientras el pueblo vive en la miseria, los recursos son saqueados para el beneficio exclusivo de una familia cleptocrática que gobierna con puño de hierro y sin escrúpulos. La comunidad internacional sigue mirando hacia otro lado, permitiendo que esta casta continúe enriqueciéndose a costa del sufrimiento de su propio pueblo.

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