Por Juan Tomás Ávila Laurel, escritor
Cuando se les achaca a los guineanos su pasividad, silencio y complicidad con los abusos que los dueños del poder cometen en Guinea, ellos, siendo mujeres y hombres adultos, dicen que se callan porque defienden su pan. Que no hablan ni denuncian porque si lo hicieran lo perderían todo, y sus hijos también pasarían a sufrir las escaseces que pasan los que están lejos del poder. Si hablan de pan y no de vida, dan a entender que si hablaran y se quejaran no perderían la vida, sólo el pan.
Queridos guineanos: sabemos que veis cómo militares maltratan a los ciudadanos en las barreras de los pueblos y en las ciudades y no decís nada porque defendéis vuestro pan. Sabemos que los que tienen poder, militares y civiles, entran en los negocios de los negroafricanos y cogen lo que quieren sin pagar por la amenaza de llevarlos a una cárcel donde se les sacará más dinero y no decís nada por defender vuestro pan. Sabemos que soléis estar informados de que muchos negros venidos de muchos países de África son llevados a las comisarias, desnudados y torturados porque alguien no ha firmado su permiso de residencia porque no tienen dinero y esto os lo calláis por la misma defensa del pan.
Guineanos, sabemos que en los pueblos remotos, en las barreras, muchas mujeres extranjeras, negras, son bajadas de los coches en que viajaban y luego llevadas a ser violadas porque eran pobres y viajaban sin documento, un papel que se puede hacer en poco tiempo, y no decís nada porque defendéis el pan. Incluso en las ciudades, muchos militares y civiles secuestran la voluntad de las mujeres que vinieron de otro sitio y las mantienen bajo el yugo de su apetito sexual y nadie dice nada porque la defensa del pan es prioridad. Guineanos, en la Guinea en la que ganáis este pan que os mantiene ciegos y mudos hay mucha gente encadenada en cárceles ocultas, o públicas, y sabemos que habéis oído de autoridades que estando enfermas de enfermedades crónicas, insisten en la práctica de su diseminación para purgar sus envenenadas conciencias.
Por este pan que tanto bien os hace, cerráis la boca y los ojos cuando veis que hay miles de personas que sólo viven de lo que roban a los comerciantes que vienen de otras zonas africanas con más precariedad. Sabemos que mujeres, hombres adultos y niños han aplaudido cuando ven molestar a los extranjeros. Todo lo que hemos contado y más ocurre ante vuestras caras y permanecéis en silencio porque defendéis vuestro pan.
Cientos de guineanos son detenidos y torturados ante vuestros ojos, y es común que sepáis que cualquier hombre o mujer de poder puede llevar a la persona con la que se enfrenta a los torturadores y de ello nadie dice nada, siempre imperante la defensa de este pan tan dulce. Hay un grupo de vosotros que cree que limpia su conciencia acudiendo a las prácticas religiosas, creyendo de esta manera que alguien les perdonará este silencio vil. Si creéis que Dios aprobará vuestro silencio con el recurso de estas prácticas religiosas, entonces el Dios en que creéis no es digno de adoración alguna. Que se sepa esto es muy importante para los juicios futuros.
Fuente : FonteraD