Otra noche más en la Gendarmería, otro episodio que pone de manifiesto el podrido sistema de nepotismo y favoritismo en Guinea Ecuatorial. Los implicados en esta ocasión: la hija del dictador Obiang y Ndonguito, ambos atrapados en una compleja red de influencias y beneficios irregulares.
Este escándalo surgió cuando el Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Honorato Evita, decretó que Karina, la hija de Gema y del dictador, fuera enviada a Bata como Directora Adjunta, a pesar de que ya había sido sustituida en los nuevos nombramientos. Para empeorar la situación, Evita decidió mantenerle su salario anterior, violando los procedimientos establecidos por la ley, que otorgan únicamente al «jefe de Estado» la potestad de nombrar a funcionarios de ese nivel.
El Director General de Ortel, el hijo del considerado cerebro de la dictadura de Malabo, Agustín Nze Nfumu, no tardó en levantar la voz enviando un escrito al ministro señalando la ilegalidad del decreto. Según las normativas, Karina solo podía haberse reincorporado como funcionaria del Ministerio, pero no ocupar un cargo de responsabilidad en Ortel ni seguir percibiendo un salario inflado.
Ndonguito, otro implicado en esta trama, tampoco escapa de las irregularidades. Aunque fue nombrado asesor del Ministerio, sigue apareciendo que cobra su salario de Ortel, algo que está fuera de la legalidad. Estas maniobras no solo reflejan la corrupción, sino el arraigado sistema de favoritismo que sigue imperando en el país.
Para sumar más leña al fuego, se ha sabido que un primo del propio Honorato Evita ha sido nombrado coordinador de la parte continental, con un salario desorbitado de un millón de francos, superior al del delegado de Ortel en esa región. Nuevamente, el nepotismo y la falta de control legal se hacen evidentes.
La reacción del vicepresidente de su padre, con eso de la rivalidad entre las madres fue contundente. Desde donde sigue sus días de gloria aprovechando que representó a su padre en Newy York, tras ser informado del escándalo, ordenó que la Gendarmería iniciara una «investigación» que implicó la toma de declaraciones a altos cargos, incluido el director de Ortel, Karina y Ndonguito.
Una fuente cercana al caso lo resume todo con una frase lapidaria: «A este paso, todos iremos a la cárcel por nombrar a familiares.»
Los casos de Karina y Ndonguito son solo la punta del iceberg en una administración dominada por la corrupción, el nepotismo y el abuso de poder. En lugar de ofrecer un gobierno basado en la justicia, la familia del dictador utiliza su influencia para garantizar puestos y salarios exorbitantes a amigos y familiares, sin importar la legalidad.
El vicepresidente, que desde el extranjero mueve los hilos del poder, debería examinar su propio rol: ¿Qué mérito tiene para el puesto que ocupa, más allá de ser hijo del dictador?
Este episodio de Karina y Ndonguito no es más que otra muestra de cómo el régimen de Guinea Ecuatorial se hunde en su propia red de corrupción y nepotismo.