La reciente cumbre de jefes de Estado de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central (CEMAC) ha dejado al descubierto una preocupante realidad: la devaluación del franco CFA parece inminente. La presencia de altos representantes internacionales, como la directora general del FMI y un ministro francés de finanzas, ha sellado lo que muchos consideran un anuncio implícito de esta medida. Este paso, que rompe con una regla fundamental de las devaluaciones —no anunciarse con antelación—, podría desencadenar una ola de especulación y un colapso económico en la subregión.
En un análisis crítico publicado en redes sociales, el economista Fernando Abaga Edjang explica las devastadoras consecuencias de esta situación. En términos prácticos, detalla cómo los ahorros de los ciudadanos se verán gravemente erosionados. Si alguien con 500,000 FCFA cambia esta suma en dólares antes de la devaluación, obtendría unos 1,000 dólares. Sin embargo, tras la devaluación, el mismo monto en FCFA apenas alcanzaría 500 dólares. Posteriormente, al reconvertir estos 1,000 dólares a FCFA, se obtendría el doble de la suma inicial, lo que deja claro un sistema especulativo que podría beneficiar enormemente a grandes empresas y actores con información privilegiada.
El impacto no solo afectará a los bolsillos de los ciudadanos comunes, sino también al tejido económico y social de los países de la zona. La depreciación inicial del CFA antes de la devaluación, combinada con el ajuste oficial, podría agravar la inflación, encarecer los bienes de primera necesidad y desestabilizar economías ya frágiles. “Adios fritambo y las mulatoides”, ironiza Abaga Edjang, sugiriendo un futuro donde incluso las tradiciones culinarias y al gusto de los pudientes africanos a las mujeres depigmentadas, podrían verse afectada.
El debate también gira en torno al propio concepto de devaluación. Desde la desaparición del franco francés y la adopción del euro, la paridad fija y la convertibilidad del CFA han quedado en una nebulosa de ambigüedades. En este contexto, el economista plantea una cuestión fundamental: «Y si éstos fuesen mínimamente serios, lo que deberían hacer es echar el F. CFA a la basura, crear sus monedas nacionales, y establecer una zona de libre comercio, por ahora. De momento olvidarse de Mundell-Flemming. No hay prisa. Hay que hacer las cosas bien«, sentencia Abaga Edjang.
La dependencia de las decisiones externas, combinada con la falta de acción contundente por parte de los dirrigentes de CEMAC, amenaza con perpetuar la subordinación económica y política. Sin un cambio estructural profundo, la subregión parece destinada a seguir atrapada en un ciclo de crisis recurrentes, agravando la pobreza y la desigualdad en una de las zonas más vulnerables del mundo.