Por José Eugenio Nsue
Estos son los días que no le apetece a uno reflexionar sobre nada tras tantos acontecimientos luctuosos y dramas humanos como la catástrofe de Valencia, Albacete y Cuenca, así como el terrible y absurdo incendio en Timbabe (Malabo) causado presuntamente por un camión de combustible de GEPETROL (vanitas vanitatis). Ante tantas pérdidas humanas de inocentes y tantos destrozos y devastación (inmuebles, vehículos, infraestructuras…), se puede fácilmente cuestionar la providencia divina; ¿dónde estaba Dios cuando pasó aquello? ¿Es cierto que la fuerza de la naturaleza es incontrolable e inevitable? ¿Es cierto que una vez que Dios creó el mundo, lo abandonó a su suerte para que se rigiera por sus leyes? ¿Dónde quedó la omnipotencia de Dios, cuándo la aplica? No entiendo nada.
Pero resulta que a diario se ve en vivo cómo se desmorona lo que quedaba de la sociedad guineoecuatoriana, y tan mucho que queramos obviarlo y hacer oídos sordos para no deprimirse, no podemos porque, además de llevar la sangre guineana por nuestras venas, tenemos en el país a seres queridos y pensábamos que aún se podía recuperar algo de lo que quedaba; por lo visto, parece que no hay ya arreglo, el país no hace más que empeorar. Cuando se pensaba que lo habíamos visto todo, cada día nos sorprenden con otra locura. ¿Qué hace un camión de combustible de la principal empresa petrolera nacional, GEPETROL, descargando el combustible fuera de las estaciones de servicio habilitadas para tales menesteres y en un barrio residencial? ¿Quién se hace cargo de los destrozos de las viviendas, enseres, vehículos y las pérdidas de vidas humanas si las hubieran? ¿Por qué no se quiere hablar de lo ocurrido en Timbabe, que parece que fue una tremenda negligencia? ¿Y si fuera otro intento de corrupción, robo como nos tienen acostumbrados este régimen cleptocrático de los Obiang?
Ahora resulta que además de todos los males que adolece el país: pobreza y miseria extrema a más de un tercio de la población, enfermos sin ninguna posibilidad de curarse en el país por falta de medicinas, familias que no pueden matricular a sus hijos en la escuela por falta de medios, 2/3 de la población está sin empleo, escasez de alimentos y los pocos que hay son carísimos, la inseguridad y los actos vandálicos están en el orden del día; Ebebiyín está conociendo actos criminales y profanaciones en las sedes religiosas sin que nadie hiciese o dijese nada, etc, etc; en cambio nos inundan los teléfonos con vídeos pornos del «Nacho Vidal» guineano, Baltasar EBANG EDJO (BELLO), montando a las furcias de turno como si eso fuera una novedad en un país en el que el primero en todo, el puto amo del país con su ejemplo, había dejado claro que en su país, ninguna mujer era de nadie; él las utilizó y usó como quiso ya sea para humillar a sus adversarios, colaboradores y compañeros de profesión, ya sea para su goce y obsesión lujuriosa. A día de hoy, nadie en el país puede calcular exactamente con cuántas mujeres se acostó el susodicho «único hombre» y cuántos bastardos ha tenido de esas relaciones extramatrimoniales y amorales en todo el país; se calcula que puede haber tenido unos 80 hijos y si se le conoce oficialmente con 3 ó 4 mujeres y todas juntas no tienen 10 hijos entonces, ¿con cuántas mujeres tuvo los 70 hijos restantes?
Todos sus hijos han salido a él especialmente el heredero, son verdaderos depredadores y depravados sexuales, nunca han tenido respeto hacia las mujeres, ni hacia las parejas de esas. Todo el mundo en Guinea lo sabe y lo vive; entonces, ¿dónde está la noticia o la novedad? Con ese régimen y con la familia de los Obiang, Guinea Ecuatorial se ha convertido en un pornoestado.
Seguro que el alboroto o el escándalo viene porque por primera vez desde hace más de 46 años, la familia de los Obiang no es noticia, ni los actores principales del vodevil (vaudeville) nacional. El heredero nacional que se creía el macho alfa, el más viril de toda la República, al constatar que en el país los había más dotados que su familia; el Óscar se lo ha llevado el tal BELLO, ha cogido un berrinche morrocotudo y todo el país está subiendo por las paredes no tanto porque las imágenes compartidas en las redes sociales molestasen a nadie de los que viven en el país porque es el pan nuestro de cada día, simplemente porque muchos de los que se creían machotes, súper-hombres y tenían licencias para cepillar a las mujeres, esposas, hermanas e hijas de los demás, se han visto humillados. La otra realidad es que con la aparición de los teléfonos móviles Android y I Phone, todo lo que estaba oculto, lo que estaba en boca de todos pero no se veía, al no haber imágenes explícitas, los autores lo negaban y decían que todo era mentiras y rumores. Ahora ya no hay excusas, todo se graba; por eso el afán de cerrar las redes sociales para volver a silenciar las atrocidades que se cometen.
Lo que estamos viendo toda esta semana, cómo el hijo de uno de los sobrinísimos del sátrapa, Baltasar ENGONGA EDJO, está cepillando a casadas y solteras y grabar sus ‘hazañas’ y orgías para luego aparecer en las redes sociales, es otra demostración de lo podrido que está el régimen y de los métodos mafiosos que se utilizan los unos contra los otros para amedrentar. Nada que comentar; todos los que están colaborando con el régimen saben perfectamente cómo se las gasta la diabólica familia presidencial. Quizás, la reflexión debería enfocarse hacia las mujeres: ¿estáis orgullosas de veros en esos videos pornos siendo utilizadas como muñecas por la mañana esposas, a mediodía amantes y por la noche putas? Las que sois madres, hijas o hermanas; ¿os gusta que vuestros hijos, padres o hermanos os vean practicando sexo salvaje con fulanos y sin preservativos en las oficinas o despachos, en los baños, coches, calles o en hoteles?
Lo que faltaba era la metedura de pata del llamado el Fiscal General del Estado, quien a pesar de los delitos que el régimen comete a diario, muchos de lesa humanidad y es incapaz de decir ni mu, en cambio en una cuestión de adultos y sin que medie una denuncia de por medio, dice que «se trata de una situación que ha superado a todos los sucesos de esta naturaleza anteriormente vividos en la sociedad… ante esta ligera presión social, la Fiscalía General de la República ha abierto una investigación contra Baltasar EBANG ENGONGA «BELLO». El Fiscal General recalca que las diligencias abiertas son para verificar si «BELLO» tiene alguna enfermedad contagiosa, y que ha utilizado la vía sexual para propagarla en la población ecuatorguineana…«.
Cada vez este país se está convirtiendo en un manicomio; ¿hay algo más privado como un historial clínico de los pacientes? ¿Qué ley le faculta al Fiscal hacerse con el informe médico de un ciudadano para ver si le imputan un delito?
Esto es un desastre; lo más inquietante es que no hay quien lo pare.
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?
Sólo por ley se podría obligar a todos los Guineanos a hacerse las pruebas de las enfermedades de transmisión sexual y, en ningún caso, solo a Bello.
Además, al menos, aparentemente, no se ve a ninguna mujer forzada a practicar sexo; al contrario parece que todas( al menos las que he visto en los videos)parecen disfrutar de lo que hacen, por lo que inventarse cuentos para violar la intimidad de Bello sin mediar denuncia de ninguna de las partes implicadas constituye un delito de prevaricación en toda regla, amen de otros delitos que se le podía imputar al señor fiscal.
Al tiempo!
El caso Bello es solo la punta del iceberg en Guinea Ecuatorial. La sociedad está perdiendo sus valores fundamentales: la decencia y el modelo familiar están por los suelos, y el incesto y otras conductas abominables se están normalizando. Es urgente una respuesta integral que incluya educación en valores, apoyo psicológico, campañas de concientización y un sistema de justicia fuerte que proteja a los más vulnerables.
No podemos seguir ignorando esta crisis moral y social.