El juicio sobre la controvertida venta de la chatarra del ATR de la aerolínea estatal Ceiba Intercontinental ha dado un giro inesperado que ha incrementado la preocupación entre los defensores y observadores. Bienvenido Ateba, exdirector financiero de Ceiba, testificó en la sesión de hoy que se prolongó entre dos y tres horas, abordando puntos críticos de la transacción bajo sospecha de irregularidades.
A pesar de la duración y el detalle de su testimonio, la defensa se vio limitada por el tribunal, que solo permitió la formulación de dos preguntas. Esta restricción, inesperada y severa, generó malestar entre los abogados defensores, quienes habían preparado un conjunto de preguntas clave para aclarar los aspectos financieros de la venta.
Hoy, la defensa intentó solicitar un careo entre su defendido y Ateba, similar al realizado anteriormente entre los exdirectores y el representante de la auditoría. Sin embargo, la solicitud fue desestimada tanto por los abogados del Estado como por el tribunal, lo que ha levantado sospechas de favoritismo, especialmente dado que el presidente del tribunal es primo de Ateba.
El testimonio de Ateba estuvo marcado por detalles llamativos: llegó preparado con un guion escrito, lo que sugiere que ya conocía las preguntas que le serían formuladas. Sin embargo, omitió mencionar el estado en que dejó las cuentas de Ceiba al salir de la compañía, un punto crucial en un caso donde se habla de una presunta falta de entre cuatro y cinco mil millones de francos, muy lejos del monto inicial de 92 mil millones.
A diferencia de Ateba, otros testigos, como el director de la Gendarmería y el representante de la auditoría, pudieron aclarar sus respectivas posiciones sin inconvenientes. El Ministerio Público organizó un careo sin problemas entre los exdirectores y el auditor, pero el turno de Ateba fue tratado de manera distinta, lo que ha incrementado las sospechas sobre la imparcialidad del proceso.
Aunque la defensa solicitó un careo similar con Ateba, fue desestimado. Este rechazo, sumado a la libertad con la que Ateba pudo exponer su guion mientras la defensa era silenciada, ha sembrado dudas sobre la transparencia del juicio. La conexión personal entre Ateba y el presidente del tribunal ha añadido más leña al fuego sugiriendo que, las decisiones podrían estar influenciadas por intereses particulares.
Desde esta página, ya se han hecho las matemáticas y el cálculo es claro: saben quién es el enemigo más débil a batir. Ateba, quien en su momento jugó un papel similar en la Vicepresidencia, ha vuelto a repetir la jugada en el estrado hoy, y nadie ha podido decir ni «mú».
La estrategia está clara, y los movimientos en el juicio parecen estar orquestados para proteger a Ateba; dejando a la defensa con las manos atadas y al público con más preguntas que respuestas.
