Tragedia en Melilla, otra masacre de africanos en el intento por escaparse de la miseria y alcanzar «el dorado»

Por José Eugenio Nsue

Otra vez la desgracia ha vuelto a golpear a África, a cientos de familias que han perdido a sus hijos; miles de jóvenes africanos desesperados que huyen despavoridos de sus aldeas y pueblos de nacimiento por falta de espectativas, de esperanzas y futuro, arriesgan literalmente sus vidas atravesando países y desiertos hasta llegar a la frontera de Europa (España) con África (Marruecos) desde donde juegan la integridad física para saltar las vallas.

En la tarde del viernes 25 de junio, una avalancha de africanos subsaharianos irrumpió en las carreteras y caminos de Nador, norte de Marruecos, camino a las vallas de Melilla armados con palos, garfios, barrotes de hierro, tirachinas, piedras y con todo lo que se encontraban de contundente a su paso; en las vallas provocaron tal estampida y un encontronazo con los brutos gendarmes marroquíes que provocó en el acto más de 37 muertos, según las estimaciones de las ONGs mientras que las fuentes oficiales de la Gendarmería marroquí habla de una veintena solo de fallecidos. Las imágenes grabadas en los locales donde los hacinaron muestran el trato inhumano que fueron objeto los subsaharianos, atados de pies y manos, tumbados por el suelo junto con los cadáveres de sus compatriotas, heridos y contusionados mientras eran golpeados y pisoteados por los agentes de la Gendarmería. Dicen que del lado español, lograron asaltar las vallas unos 500 subsaharianos, resultando heridos leves unos 49 agentes de la Guardia civil y 57 inmigrantes.

Llueve sobre mojado; la vida de los africanos subsaharianos sobre todo no vale una mierda, no le importa a nadie ni a los gobernantes del continente africano, ni a las Instituciones y Organismos internacionales, ni a las potencias mundiales. África solo importa e interesa por sus materias primas, recursos naturales y por sus idílicos y paradisíacos paisajes, pero sus pobladores no son más que un estorbo.

Las desgracias que han perseguido a los negros a lo largo de la historia solo es comparable a la de los judíos que después del largo periodo de esclavitud que pasaron en Egipto, volvieron a caer en las fauces de los nazis de Hitler con la Shoá o el Holocausto. Los negros pasamos de la esclavitud entre los siglos XV y XIX (1440 – 1870), a la colonización por Occidente (Inglaterra, Francia, Portugal, Bélgica, Alemania, Italia y España, principalmente). Cuando se esperaba que tras las colonizaciones, el continente y sus habitantes por fin iban a empezar a vivir libres y con dignidad, y construir su propio destino sin ingerencias ni condicionamientos exógenos; 65 años después, sus condiciones de vida y su dignidad siguen siendo de esclavos; los africanos siguen siendo tratados como verdaderos esclavos por sus propios dirigentes africanos. Los africanos apestan y son odiados en los 6 continentes, el africano inclusive.

Que el Dr. Sánchez, Presidente del Gobierno de España, el adalid del socialismo ultramoderno y de todos los movimientos progres habidos y por haber, ‘defensor’ de las causas perdidas, de los extranjeros y de todos los marginados y excluidos sociales; aquel que tuvo que ir a recoger en las aguas internacionales italianas a inmigrantes rescatados por el barco Aquarius en 2018 cuando acaba de acceder en el poder por una moción de censura a Rajoy, y fueron recibidos en Valencia en loor de multitudes y ceremoniosamente mientras que en Ceuta y Melilla, como esta vez, se agolpaban miles de inmigrantes en las vallas pidiendo ser acogidos, y cientos de pateras llenas de inmigrantes que artibaban en las islas canarias, muchas veces tratados inhumanamente como en el puerto de Arguineguín (sur de Gran Canaria); felicite al Reino de Marruecos y a sus gendarmes por la ejemplar actuación en la estampida de las vallas de Melilla que ha dejado a más de una treintena de muertos, cientos de heridos, otros pisoteados y apaleados en el suelo como a insectos, y calificarlo como ejemplar; no le sorprende al que suscribe ni debe sorprender a nadie con sentido común; ese es Pedro Sánchez en estado puro, el creador de su propio verbo: sanchear que significa «decir una cosa y hacer exactamente la contraria sin fruncir el ceño; máxime ahora que anda como un zombi tras recibir tantos reveses como las derrotas electorales humillantes en Madrid, Castilla y León y Andalucía, y cuando nada funciona en el país: la inflación por las nubes, sobre el 10%, la economía ralentizada, las medidas tomadas anticrisis y para paliar las escandalosas subidas de precios de la luz, el gas, la gasolina,… son una broma porque los precios no paran de subir; las clases medias y bajas se están ahogando.

Que Europa prefiera los refugiados blancos, rubios y con ojos azules ucranianos, mientras repele como apestados a los curdos, sirios (musulmanes), a los negros africanos y magrebíes; no debe de extrañar ya que, a pesar de los discursos grandilocuentes, llenos de buenas intenciones, gestos y postureos cosméticos cuando por un lado apoyan y defienden a los corruptos, criminales y dictadores gobernantes africanos y les consienten todo hasta para venir a despilfarrar y ocultar en sus países la riqueza robada; por otro lado rechazan, expulsan y maltratan a los inmigrantes que huyen igualmente de las guerras (Sudán), del terrorismo yihadista que masacra, viola y siembra el pánico en muchos países (Nigeria, Mali, Camerún, Níger, Kenia, Etiopía, Somalia, Tchad…), o del terrorismo de Estado, ese que utilizan los mismos Gobiernos contra sus pueblos para atosigar, torturar hasta matar; además de la miseria, hambre, falta de educación, sanidad… (Guinea Ecuatorial, República Democrática del Congo, etc, etc). Esto se llama RACISMO institucionalizado y CINISMO patológico característico de la prepotencia y supremacía de Europa.

Todos esos extremos se sabía, pero eso no puede eximir la responsabilidad y la culpabilidad de los verdaderos responsables de las calamidades y desgracias de los africanos que son los gobernantes y dirigentes africanos. Con las independencias, los africanos creímos que se acababan las miserias, las humillaciones, la discriminación, las torturas; nuestra propia gente iba a luchar para el desarrollo del continente, ser sensible con sus semejantes; pero ha resultado todo lo contrario. Los dirigentes africanos ni trabajan por la prosperidad de sus conciudadanos, ni procuran que haya progreso y bienestar entre todos, ni siquiera se ocupan de los suyos; sus jóvenes, futuro de todas las naciones, huyen en estampida de sus países en busca de oportunidades y para hacer realidad sus sueños; en cambio por el camino son maltratados, humillados por otros gobernantes africanos (Libia, que trata a los negros como esclavos, violan a las mujeres negras, encadenan a los varones y los venden a los mejores postores; Argelia los aparta en el desierto y los abandona en la tierra de nadie, y Marruecos los utiliza como moneda de cambio en su lucha contra España y el resto de Europa para materializar su idea megalómana, utópica y absurda de reconquistar toda la región del Al-Ándalus, el archipiélago canario y sobre todo Ceuta y Melilla, y sacar más dinero para frenar la entrada a Europa de los africanos; los asesinan y maltratan como quiere; los otros ni se inmutan, ni una sola protesta ni muestra de solidaridad. Y los africanos que vivimos entre europeos en Europa nos rasgamos las vestimentas contra los europeos dejando tranquilos a los gobernantes africanos; los que viven en África atacando y culpando también a Occidente de las desgracias africanas pero ni una manifestación solidaria con sus hermanos maltratados, ni una condena a la inacción y cobardía de sus propios gobernantes.

¿Cuándo los dirigentes africanos van a ocuparse de sus conciudadanos alguna vez? ¡Mil leches, caramba!

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?