Smartphones en Guinea Ecuatorial: Tecnología sofisticada, usos vergonzosos


La tecnología, que debería ser una aliada para el desarrollo, parece estar jugando un papel distinto en Guinea Ecuatorial. En lugar de fomentar el progreso, los smartphones se han convertido en el espejo de prácticas preocupantes y comportamientos que reflejan la crisis de valores en la sociedad. Así lo denuncia el economista Fernando Abaga Edjang Nchama en una publicación reciente en su perfil de Facebook, donde expone con crudeza cómo el mal uso de estos dispositivos ha sacado a relucir algunos de los aspectos más problemáticos de la cultura digital en el país.

Violaciones a la privacidad: Muchos utilizan sus teléfonos para grabar a otros sin su autorización y difundir esos contenidos. Esto, según el economista, muestra una «falta de lealtad y traición».

Exhibición de actos íntimos: Las grabaciones de actos sexuales, que luego circulan masivamente, reflejan, según él, una «incontrolable lujuria y falta de pudor».

Insultos y vulgaridad: Las redes sociales se han convertido en un campo de batalla para ataques personales y exhibición de comportamientos indecorosos.

Vanidad sin límites: El uso de smartphones para mostrar una imagen de lujo y ostentación sin sustancia evidencia, en sus palabras, «impresentabilidad e inconsciencia».

Baja capacidad intelectual: El economista no duda en calificar este fenómeno como una confirmación de «la falta de inteligencia» en la sociedad.

Dominio del instinto animal: Abaga Edjang va más allá, denunciando la progresiva desaparición de los valores que diferencian a los humanos de los animales.

La arrogancia digital: Finalmente, critica la proliferación de personas que se identifican como «influencers» y «creadores de contenido» sin entender siquiera el significado de esos conceptos.

    La publicación pasa desapercibida entre gran parte de la población, acostumbrada a contenidos con la vulgaridad que suele captar su interés. Sin embargo, cala hondo en las cabezas pensantes, que aplauden la franqueza del economista.

    La reflexión de Abaga Edjang concluye con una advertencia: «La cabeza vacía no se casa bien con la tecnología«. Este comentario no solo señala el problema, sino que llama a una profunda introspección sobre el papel de la educación y la cultura en la era digital.

    El uso responsable de la tecnología sigue siendo un desafío en Guinea Ecuatorial. La pregunta que queda en el aire es si la sociedad podrá adaptarse a estos cambios y emplear estas herramientas para el progreso en lugar de perpetuar comportamientos destructivos.

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