Proyectos de infraestructuras aprobados en Guinea Ecuatorial: ¿espejismo de desarrollo o derroche de dinero?

Según informaciones transmitidas por la Oficina de Prensa e Información del régimen de Malabo, se acaba de aprobar en Malabo la construcción de la autopista Akoga – Bolondo y la rehabilitación de 44 escuelas. El acuerdo fue alcanzado el miércoles 16 de abril de 2025 entre el régimen corrupto de Malabo y las empresas Sogemac, Ecocsa, Arab Contactor y China Road, tras varios meses de negociación.

Por OLBIF

Este acuerdo, aunque se presenta como un avance social, plantea serias dudas sobre su alcance real y sus implicaciones a largo plazo para el país. En un contexto económico nacional frágil y con unas finanzas públicas aún opacas, estas iniciativas, confiadas a empresas extranjeras, podrían resultar ser espejismos de desarrollo con consecuencias potencialmente desastrosas.

La adjudicación de la construcción de la autopista Akoga-Bolondo, un trazado de 65 kilómetros que une Mbini y Kogo, a un consorcio de empresas extranjeras – Somagec, Ecocsa, Arab Contractors y China Road – plantea interrogantes sobre la estrategia económica del país. Si bien es innegable la necesidad urgente de mejorar las infraestructuras viarias, cruciales para la apertura del país y para los intercambios comerciales, el recurso sistemático a actores externos plantea interrogantes legítimos sobre la capacidad del tejido económico local para beneficiarse de tales inversiones. La insistencia del Vicepresidente de su padre en la calidad del hormigón y la durabilidad de las obras, aunque loable en apariencia, podría ocultar costes exorbitantes que se sumarán a una deuda pública ya preocupante. La experiencia pasada en el África subsahariana demuestra que este tipo de proyectos a gran escala, a menudo financiados con préstamos internacionales, pueden convertirse en considerables cargas financieras si no se garantiza rigurosamente la gestión y la transparencia.

Al mismo tiempo, el anuncio de la rehabilitación de 44 escuelas primarias y secundarias en Malabo y Bata, aunque esencial para el futuro de los jóvenes de Guinea Ecuatorial, también merece un examen crítico. El proceso de selección de las empresas, cuyos nombres no se revelaron inmediatamente, y las próximas negociaciones sobre sus respectivos costes, ponen en duda la transparencia y la competitividad de la adjudicación de estos contratos públicos. En un país donde la corrupción es un reto importante, es imperativo garantizar que estos fondos se utilicen de manera eficiente y que el trabajo realizado responda realmente a las necesidades educativas y a los niveles de calidad exigidos. No se puede descartar el riesgo de sobrefacturación y malversación, en detrimento de una educación de calidad para las generaciones futuras.

Por último, la referencia de «Teddy» a la necesidad de rehabilitar las carreteras de Bata, destacando su estado de deterioro debido al intenso uso, pone de manifiesto un problema recurrente de mantenimiento y planificación de infraestructuras a largo plazo. Si bien la urgencia de estas reparaciones es innegable, resulta cuestionable la ausencia de una política eficaz de mantenimiento preventivo, que podría haber evitado un deterioro tan rápido. Este enfoque reactivo, que consiste en reparar en lugar de prevenir, genera inevitablemente mayores costes a largo plazo y perturba la continuidad de las actividades económicas y sociales.

Aunque la aprobación de estos proyectos de infraestructuras puede considerarse una señal de la voluntad política de modernizar el país, un análisis más detallado revela algunas zonas grises preocupantes. El uso predominante de empresas extranjeras, la falta de detalles sobre costes y procesos de selección, y la ausencia de una estrategia proactiva de mantenimiento, hacen temer que estas iniciativas puedan convertirse en una carga financiera insostenible para Guinea Ecuatorial. Por lo tanto, es importante insistir en la urgente necesidad de una mayor transparencia, una gestión rigurosa y una visión a largo plazo para garantizar que estos proyectos sirvan realmente a los intereses del pueblo de Guinea Ecuatorial y no se conviertan en símbolos de un desarrollo ilusorio.